“El disc golf es un deporte que se puede jugar incluso aunque haga bueno”, sentenciaba el presidente del Disc Golf Club de Trapagaran, Andoni Zenarruzabeitia, uno de los nueve jugadores que ayer tomaron parte -por momentos bajo una intensa lluvia- en una jornada de exhibición de este incipiente deporte en el campo existente en la zona de El Barranco de Trapagaran, el primero implantado en Euskadi. El mal tiempo reinante durante buena parte de la mañana dominical hizo mella en la asistencia de público a esta exhibición programada como antesala del primer campeonato de Euskadi de este deporte organizado por el Ayuntamiento de Trapagaran, el Disc Golf Club local y la empresa Euskadisc Golf.

“Hasta el momento se han apuntado un total de 44 jugadores lo que representa un gran éxito de participación, sobre todo si tenemos en cuenta que en el último campeonato de España, celebrado en Asturias, tomaron parte 64 jugadores”, valoró Zenarruzabeitia, quien aseguraba que este primer campeonato oficioso pondrá a Trapagaran en el punto de mira de los aficionados a este deporte que, por otra parte, goza de un gran numero de seguidores en lo países nórdicos, Lituania o Alemania, además de EE.UU., donde surgió en los años 70 del pasado siglo.

“El éxito de este deporte tiene mucho que ver con el hecho de que es apto para todas las personas, independientemente de su sexo o edad, y muy asequible. Además es un deporte en el que prima el fair play y favorece la socialización ya que la competitividad siempre es un valor secundario. Claro que gusta ganar pero sobre todo es un deporte que fomenta la superación personal. Puedes quedar tercero en una prueba pero si lo has hecho con menos lanzamientos que en la prueba anterior, ya has ganado”, señaló Jon Edreida, un joven natural de Trapagaran pero vecino de Eibar desde hace 3 años, quien no duda en acudir regularmente a su pueblo para seguir creciendo en esta modalidad deportiva que tiene en el golf su referente en cuanto a las normas básicas de funcionamiento.

Así, aunque aquí los palos y las pelotas de golf se han sustituido por los discos voladores, tipo frisbee, y los “hoyos” del campo sean en realidad canastas metálicas que se elevan cerca de 1,5 metros sobre el suelo, conservan términos como tee o par,para designar el punto de salida del juego y el número de tiradas fijadas para culminar cada uno de los hoyos. En el caso de la exhibición llevada a cabo ayer en Trapagaran, en una campa donde es habitual que paseen muchos vecinos con su mascotas caninas que por momentos se veían tentados de ir a por los discos, el recorrido constaba de nueve canastas que debieron completarse en dos rondas consecutivas con un par tres en todas ellas. “Este es un campo muy asequible, porque es bastante plano aunque en el diseño de los recorridos de las nueve canastas se han tenido en cuenta la existencia del arbolado, del arboreto creado en el borde del río Granada o el propio río ya que hay canastas en ambas márgenes”, explicaba Arkaitz Orduña, un joven aficionado de Durango que lleva poco más de un año practicando este deporte.

“Con el confinamiento me hice una canasta casera para poder entrenar aunque las que más han sufrido han sido las paredes”, comentó este joven que ayer con su camiseta naranja puso la nota de color al vestuario más neutro de su compañeros de exhibición. “Este es un deporte en el que prima el compañerismo. Todo el mundo te ayuda a progresar y eso fue uno de los puntos, junto con el hecho de que se practica al aire libre, que me engancharon”, reseñó el durangarra que formará parte del elenco de participantes del torneo de septiembre que colaborará con la fundación Aspanovas para la investigación del cáncer infantil.