- Se presentaba la temporada alta -cumpleaños, excursiones de fin de curso...- con cientos de niños deseosos de festejar la proximidad del verano deslizándose por la tirolina o arrojándose a la piscina de bolas. La declaración del estado de alarma dio al traste con las previsiones trazadas para Bizkaia Park Abentura de Güeñes, que regresa después de meses de incertidumbre. Los socios de Goaxen, que gestiona las instalaciones de 2.800 metros cuadrados en el polígono de Arangoiti en las que cabrían 700 personas en condiciones normales, agradecen "las muestras de apoyo recibidas en Enkarterri, también de las instituciones". Así lo expresa Adrián López, administrador de la cooperativa, que aparece a la izquierda de la fotografía acompañado por Jurgi Gardeazabal, socio gerente.

¿En qué situación les sorprendió la pandemia aquella semana del 14 de marzo?

—El lunes teníamos unas cincuenta reservas de cumpleaños ya confirmadas y empezamos la rutina con normalidad. El martes vimos que alguna reserva iba cayendo, pero seguíamos adelante con los pedidos necesarios para poder abrir, todavía confiados. El jueves ya cancelaron prácticamente todo y el viernes no pudimos abrir. Para ese sábado solo había un valiente que quería venir y cancelamos la reserva. Y a partir del 14 de marzo cerramos todo.

¿Cómo marchaba el ejercicio hasta entonces?

—Venían los mejores meses: abril, mayo y junio. De cara a junio contábamos con reservas de colegios completas, con una media de 250 niños por día a diario y esperábamos la mayor facturación del año. Íbamos a organizar campamentos de verano con unos sesenta niños por semana y los hemos sacado de máximo doce por semana con cuatro personas al cargo entre monitores, cocineros y transporte. Tardamos un día en cubrir todas las plazas. Hay familias que han reservado solo una semana y otras optan por varias. Preferimos hacer un campamento sencillo en el que podamos mantener las medidas de seguridad el máximo posible. Con menos ingresos es complicado porque perdimos muchos clientes que ahora nos están llamando para ver si se pueden apuntar y no podemos coger más. Nos llevamos un susto cuando la Diputación dijo que no iban a sacarse las colonias infantiles de verano, así que pedimos a las familias que no realizaran transferencia del dinero hasta estar seguros de si se iba a poder hacer.

¿Qué horarios se van a establecer?

—Desde ayer hasta el 17 de julio, el campamento se desarrolla de lunes a viernes, de 8.00 a 15.00 horas, y el jueves, si nos lo permiten, se quedarán a dormir en la instalación con el obligado distanciamiento social. Además, hemos comprado pistolas de infrarrojos para medir la temperatura y les pedimos a las familias que también se la tomen en casa antes de venir.

¿Hay alguna atracción que no se pueda utilizar por precaución?

—De momento, vamos a dejar que jueguen libremente, bien separados, sobre todo a la hora de comer. Hemos abierto una terraza que gestionamos los socios y esperamos que se puedan dar comidas y cenas, aunque de momento solo es bar. También habrá personal de limpieza durante todo el día.

Y, ¿qué sucederá en septiembre a la vuelta del curso escolar y con el otoño en perspectiva? ¿Hay algún proyecto que hubieran previsto y habrá que aplazar?

—No sabemos lo que puede pasar con los rebrotes. Compartimos grupo de Facebook con más parques como nosotros, estamos valorando sensores u ozono desinfectante... Aquí pueden entrar hasta 350 niños y 700 personas. Si lo reducimos al 50% del aforo, nuestra mitad sigue representando mucha gente y tampoco podríamos abrir así. Habrá que aguardar a que pase agosto y ver qué ocurre con la vuelta al colegio. Teníamos una idea de I+D de una pulsera que ubicara a los niños por el parque, aunque sí que nos gustaría sacarlo adelante, mejorando la idea con Tecnalia ahora que tenemos más tiempo. En estas semanas nos está dando tiempo a reflexionar y mejorar la instalación.

¿Da vértigo no saber durante cuánto tiempo se prolongará la pandemia?

—Confiamos en que saquen una vacuna rápido. Al igual que nosotros, la hostelería y otros sectores estamos pensando en qué podría pasar en caso de que se produzca un rebrote. Pero hay que seguir adelante y abrir con todas las medidas de seguridad. Que los niños y la gente que está en su casa puedan venir y disfrutar. Estamos viendo en los bares que hay ganas de salir y gastar. No nos da miedo que puedan pensar en el parque como un gasto superfluo en estas circunstancias. Habrá quien necesite apretarse el cinturón, pero otros quieren salir. Los niños llevaban mucho tiempo encerrados, desean jugar y divertirse y nos gustaría que cojan el parque con ganas. ¿Cómo les explicas con 3, 4 o 5 años por qué no van al colegio ni están con sus amigos?

¿Cómo han vivido el confinamiento?

—Yo dormía muy poco, bastante mal. Nos despertábamos y enseguida compartíamos cualquier idea, sabiendo que no podríamos abrir, pero conservando la fe en que podríamos hacerlo cuanto antes. Para animarnos, al principio decíamos un mes, luego dos€ Luego se va imponiendo la realidad.

¿Llegaron a pensar que el covid-19, por el miedo al contagio en un espacio cerrado, supondría el fin del parque?

—Queremos reinventarnos, reducir gastos de donde se pueda manteniendo el negocio vivo. Hay un ERTE en marcha que se está cobrando desde el principio, pero nunca hemos pensado que podría cerrar definitivamente. Tenemos 17 personas fijas de un total de 31, entre animadores, socios y trabajadores temporales. Vamos a seguir peleando y pidiendo que las entidades nos apoyen en un proyecto tractor en la comarca.

¿Cuánto tiempo llevaba abierto Bizkaia Park Abentura?

—Desde diciembre de 2016. Hacíamos una media de cincuenta cumpleaños y recibíamos la visita de 1.500 personas a la semana procedentes de Enkarterri, Castro Urdiales o Bilbao, así como otros puntos de Euskadi. Somos una referencia. Tan solo en 2019 se acercaron 60.000 personas. De alguna forma hemos puesto Güeñes en el mapa. El proyecto requiere una inversión muy grande y va a salir adelante. Todos los días luchamos por nuestro puesto de trabajo.

¿Pensaron que enfrentarían una pandemia?

—Para nada, nos ha pillado así. Cuando se hablaba de que el virus estaba en China, creíamos que no nos iba a alcanzar. Vaya si ha llegado, muy fuerte. La semana del estado de alarma ya intuimos que esto iba para largo.

"Antes de la alarma hacíamos cincuenta cumpleaños y recibíamos a 1.500 personas al cabo de siete días"

"Las plazas de todo el mes se agotaron en un día, preferimos una actividad sencilla y con seguridad"