BALMASEDA. En Balmaseda se decantan por la cocción a fuego lento que todo lo que invierte en tiempo lo gana en “conversaciones mientras la preparamos”, confesaba Miguel Ángel Álvarez, de la Cofradía de la Putxera, que ejerció de anfitriona en el primer encuentro de municipios del tren de La Robla que tuvo lugar ayer en la villa. Enmarcado también en las Jornadas Europeas del Patrimonio por el arraigo cultural de este utensilio gastronómico, da el pistoletazo de salida al mes de San Severino con el objetivo de sentar las bases para que la cita rote en lo sucesivo por otros puntos del trazado.

Bajo el sirimiri ofrecieron una degustación de sus respectivos platos típicos. Antonio Cidoncha, José Félix Díez y Carlos Seco llegaron desde Mataporquera para elaborar “patatas con carne, que aderezaron con langostinos con patatas y mejillones”. Aseguran que su certamen de putxera va camino de cumplir el medio siglo, aunque en Balmaseda no están muy conformes con la cifra... Un cartel dentro de la exposición que ya visitó Enkarterri en 2017 por el 125 aniversario del tren da cuenta de la primera edición del certamen de San Severino allá por 1971. Más allá del debate, “la olla ferroviaria es patrimonio del tren La Robla-Balmaseda”, zanjaron. “Alubias blancas con panceta, costilla y chorizo” reinan en el concurso que Cistierna programa por San Fernando, el último fin de semana de mayo”, detallaron Máximo García, Eva Bandera, Lourdes Ruiz y Manuel Suárez, presidente de los Amigos de la Asociación del Ferrocarril de Cistierna. Y completaron el menú las alubias rojas con todos los sacramentos de la villa encartada que el 23 de octubre congregarán a cientos de cuadrillas en el casco histórico. También acudió representación de Guardo y los Carabeos.

Localidades hermanadas por el tren desde que la línea entre La Robla y Balmaseda -posteriormente prolongada hasta Lutxana hasta sumar un total de 311 kilómetros y 61 estaciones y apeaderos- se completó el 14 de septiembre de 1894. “Las grandes siderúrgicas vizcainas de la época se dieron cuenta de que teniendo las industrias cerca de las explotaciones hulleras se ahorraban las importaciones de carbón, pero necesitaban el ferrocarril para portarlo”, explicó Miguel Ángel Álvarez. Aquellos viajes desde León “podían durar un día y los trabajadores necesitaban comer caliente, sano y económico”, así que dieron forma a una putxera “de doble fondo, calentado por una espita que se conectaba con la caldera”. Más adelante perfeccionaron el invento “para los guardafrenos que viajaban en casetas que no podían acceder al vapor, sino que cogían carbón de la máquina”. El declive de la industria unido a la generalización de otros medios de transporte, como los coches particulares, motivaron que FEVE se hiciera cargo del trayecto.

Nieves Cabrejas y sus amigas, procedentes de “Las Arenas y Bilbao”, asiduas a las excursiones que promueve la Diputación a través de las Jornadas Europeas del Patrimonio, escucharon atentamente el relato. “Todos los años pedimos el catálogo de actividades y nos apuntamos con tiempo a las que más nos gustan”, ya que las plazas suelen ser limitadas. En Balmaseda “ya habíamos estado en el museo Boinas La Encartada” y, fuera de este ciclo cultural, “nos encanta venir a la Pasión Viviente y el mercado medieval”.

REPRODUCCIONES A ESCALA

Sin embargo, no conocían el interior del palacio Horkasitas tras su reciente rehabilitación. En el patio, Pepe Martín enseñó al público y puso en marcha tres de las reproducciones de trenes emblemáticos que ha elaborado en perfecta escala tomando como referencia los planos antiguos. “Conocí a muchas de las personas que salen en esta fotografía”, desveló al público mientras giraba hacia la cámara una instantánea en blanco y negro “de cuando trajeron a los talleres de Balmaseda la locomotora 93, fabricada en 1951”. Muy diferentes de los convoyes en los que muchos llegaron ayer.