Las obras de remodelación de la residencia municipal Sagrado Corazón de Getxo ya están en marcha. El Ayuntamiento ha iniciado los trabajos de remodelación del hall, acceso por la planta baja y la capilla. El objetivo de esta intervención es adecuar el centro “a las nuevas necesidades” surgidas con motivo del covid-19 y por la instalación de los ascensores públicos que comunican la residencia con el metro.

En este sentido, el importe total de los trabajos es de 141.570 euros y se prevé que tengan una duración de tres meses. “Con la pandemia se ha constatado la necesidad de reubicar la recepción y la de aprovechar el espacio que proporciona la capilla para posibles visitas y actividades, además de facilitar la entrada por el acceso de la planta baja”, explica la concejala responsable, Keltse Eiguren.

En concreto, las obras consisten en el traslado de la recepción a una zona más próxima a la entrada, de cara a regular el acceso de las personas, ya que en un futuro próximo, en una situación más normalizada, se prevé aumente el flujo de las mismas.

Por otra parte, se realizarán los trabajos necesarios para eliminar el eco existente en la capilla, para poder utilizar dicho espacio para “reuniones, visitas u otras actividades”, además de pintarla y cambiar el suelo.

Finalmente, se instalará una puerta con apertura automática en el acceso al edificio por la planta baja, para facilitar la entrada al mismo, ya que tras la instalación a principios del año pasado de los ascensores que comunican la residencia con el metro, dicha vía de acceso pasó a estar muy concurrida, lo que obligó “a cerrarla durante la pandemia para cumplir las medidas sanitarias vigentes”, indican.

Trayectoria

Desde hace ya más de cuatro décadas, concretamente desde 1978, la residencia se encuentra situada en el barrio getxotarra de Aiboa y se dedica a la atención residencial de personas mayores. No obstante, sus orígenes datan de 1897, con la apertura del hospital Hospicio Sagrado Corazón de Jesús en el barrio de Alangos, espacio en el que estuvo ubicada la residencia hasta la inauguración del nuevo edificio en Aiboa.

Durante este tiempo, las diferentes políticas sociales y asistenciales han ido conformando los diferentes clientes de la entidad. En sus inicios, además de personas mayores, también se prestaba atención a menores y personas aquejadas de enfermedades. Sin embargo, el traslado al nuevo espacio supuso la dedicación plena a las personas mayores.

Por su parte, el Ayuntamiento ha participado tanto en la junta de gobierno, como dotando de presupuesto a la entidad. Asimismo, desde su inauguración hasta 1995, la comunidad religiosa de la Hijas de la Caridad gestionaron con gran dedicación la institución.