Mientras estas líneas son leídas, la asociación getxotarra Ibilki afronta otro de sus retos admirables. Se encuentra en Marruecos para ascender el Monte Toubkal y finalizar así un proyecto de montaña inclusiva con personas con discapacidad visual vascas y marroquíes, acompañadas de guías de montaña residentes en Euskadi, tanto locales como inmigrantes de países como Guatemala, Rumania, Paraguay, Colombia, Nicaragua, Perú y el mismo Marruecos. En esta expedición también está Ana Zamorano, más que un testigo de excepción, ya que con su cámara va grabando los detalles de esta aventura sin límites.

Ibilki es una asociación de montañismo inclusivo que abre sus brazos a la discapacidad, multiculturalidad, inmigración, empoderamiento de las mujeres, personas sin hogar... “Porque todas las personas cabemos en la montaña”, proclaman. Lleva más de cinco años demostrándolo y superando barreras, formando una familia y generando alegrías. Una de sus últimas iniciativas comenzó hace un año con la ascensión a cimas significativas vascas junto a personas con discapacidad física, intelectual y sensorial. “Subimos a la montaña más alta de Bizkaia, es decir, el Gorbeia, y a la más alta de Euskal Herria: Hiru Erregeen Mahaia (La Mesa de los Tres Reyes). Y como en el grupo teníamos gente también de Marruecos, decidimos hacer la cumbre del Monte Toubkal”, explicaba Asier Mentxaka, de Ibilki. Así que el pasado viernes pusieron rumbo hacia la última parte de esta expedición, que terminará el próximo viernes. “Vamos dos cámaras y seis personas. Va Bego, una chica de Ondarroa que tiene poca visión; y Ridouane, un chico marroquí que lleva muchos años viviendo en Algorta, que también tiene un pequeño resto de visión”, apuntaba Asier, poco antes de partir él mismo también hacia Marruecos. Ellos son las dos personas que sufren retinosis pigmentaria, pero que desean sentir el latido de la montaña.

“Las personas que no ven bien van acompañadas por dos guías, y a veces, hasta tres. Utilizamos una barra direccional que tiene tres metros en la que la persona con poca visión va en el centro agarrado a ella, como si fuese una barandilla, y detrás va un guía y delante otro”, ilustraba Asier. Y claro, cuando las personas que quizás jamás hubieran imaginado alcanzar una cumbre lo consiguen, el resultado es de lo más emocionante. “Se sienten muy satisfechos y les empodera mucho. Muchos de ellos están desahuciados por la sociedad y por la familia y piensan que no pueden hacer nada y no es así: está en su mano hacer muchísimas cosas y a veces no lo saben”, destacaba este integrante de Ibilki, la asociación que, precisamente, les aúpa y hace posible cruzar metas tan significativas.

Para siempre

Toda esta expedición quedará inmortalizada gracias a la cámara de Ana Zamorano, una joven de Güeñes “amante de la montaña” que siempre trata de involucrarse “en causas sociales donde resalta el lado humano por encima de todo”. Ella sigue los pasos de gigante de los protagonistas. “La experiencia está siendo muy enriquecedora. Como cámara, trato de mantenerme siempre al margen y no hablo ni participo en el guiado ni conversaciones del grupo. De esta forma soy toda una espectadora, y presto atención a todos los detalles. Por ejemplo, cuando intuyen que viene un río o las texturas de las flores, es algo increíble y que tú con visión no aprecias”, aseguraba Ana.

Esta profesional de la imagen busca recoger todo eso en el documental que está preparando. Un libro también dejará constancia de esta proeza que comenzó en Bizkaia y concluirá en Marruecos y que cuenta con el apoyo de Retinosis Retina Begisare y la Federación Vizcaina de Montaña. Este proyecto, además, incluye un taller para mujeres guías de montaña locales de Marrakech, para que repliquen las técnicas de guiado de personas con discapacidad, y una visita al desierto de Merzouga. Inclusión a la máxima potencia, de la mano de Ibilki.

“Grabar esta historia o situaciones como estas me inspiran y dan esperanza en un mundo cada vez menos empático”, consideraba Ana.