El Ayuntamiento de Getxo realizará por segundo año consecutivo un control de la población de la gaviota patiamarilla para frenar su proliferación. Para ello, revisará y controlará el número de ejemplares que nidifican en el interior de la zona urbana para evitar el nacimiento de nuevos pollos. Así que el Consistorio solicita a aquellas personas o representantes de comunidades de propietarios que informen a la propia institución local, a través del 94 466 01 91 o del correo electrónico ingurugiroa@getxo.eus. si detectan la presencia de un nido de gaviota patiamarilla en su tejado, así como la presencia anormal de estas aves entre calles.

En concreto, esta campaña se realizará durante esta primavera (periodo reproductor de esta especie) y durará hasta el mes de julio. En este tiempo, se buscarán los nidos y se retirarán con los huevos que pudieran contener (cada hembra pone de 2 a 3 huevos que incuba durante 25 a 33 días). En el caso de que se encontraran polluelos en su interior, estos se desplazarán al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Bizkaia. Una vez transcurridas tres semanas desde la primera revisión, se llevará a cabo una segunda por las posibles puestas de reposición que pudieran tener lugar por parte de estas aves.

En la primera campaña de estas características, en 2020, se actuó en un total de 22 nidos y 48 huevos y no se encontraron pollos nacidos en el medio centenar de tejados que fueron revisados en las dos inspecciones realizadas.

La especie

La patiamarilla (Larus michahellis) es la más abundante de las cerca de 20 especies diferentes de gaviota inventariadas en Getxo, donde se pueden observar, sobre todo, en los barrios de Romo, Las Arenas y Algorta. Este tipo de ave asociada al ecosistema marino, se comporta como sedentaria, y está ligada mayormente al tramo costero, aunque realiza desplazamientos hacia campas del interior del municipio para alimentarse. "Esto está creando ciertos problemas debido principalmente a su creciente agresividad hacia las personas y hacia otras especies animales, además de atascos en canalones y bajantes pluviales, deterioros en tejados, suciedad por sus deyecciones y el ruido que generan con sus graznidos antes del amanecer (su voz más característica es la denominada llamada larga)", apunta el concejal de Servicios Urbanos Ambientales y Calidad Ambiental, Joseba Arregi.