A estampa de la porquería acumulada es devastadora. El alma se cae a los pies. Sin embargo, entre toda la suciedad, se visualizan ilusiones y esperanzas, que no son otras más que las que proyectan las manos, en especial de jóvenes y niños, que recogen desperdicios con las voces de: "¡Ya basta!". Las nuevas generaciones no quieren unos mares contaminados, las personas del hoy que llegarán al futuro más lejano están concienciadas y sensibilizadas. "No al plástico".

Estas líneas resumen parte de lo que se vivió el domingo en la getxotarra playa de Ereaga, donde la asociación Ola Sin Plástico organizó una limpieza del arenal, a la que acudieron cerca de 40 personas. Y pudieron ser más pero Laura, Majo y Raquel, las chicas que están tras este colectivo ecologista, limitaron la participación en estos tiempos pandémicos para garantizar la seguridad sanitaria. Pero sí que había más gente interesada, como lo demuestra la lista de espera que se formó por si a alguien le surgía algún imprevisto. Hay una gran parte de la población, por lo tanto, que escucha los gritos de desesperación de la Madre Tierra y se involucra en iniciativas de este tipo y actúa en consecuencia en su día a día. Otra parte sigue tirando las colillas del cigarro a la arena y los bastoncillos de las orejas y el aplicador de tampones por el retrete. Por eso, lo que uno se puede encontrar cuando realiza la limpieza de una playa es de lo más insospechado.

Fueron unas tres horas de retirada de basura en Ereaga y una cantidad ingente de desperdicios recopilados. "En la zona de rocas, han encontrado muchas redes y luego también han recogido mascarillas, guantes, bastoncillos, un montón de plásticos de todo tipo y tamaño, desde muy pequeños a envoltorios, cubos, juguetes€ También muchas colillas, telas, aplicadores de tampones, que se tiran por el váter, más de cien bastoncillos, poliespan, que también es otro de los problemas, porque encima se va desgastando e invade todo€", repasaba Raquel Clemente, una de las fundadoras de Ola Sin Plástico, la asociación verde con sede en Sestao. Todos esos materiales fueron clasificados allí mismo. "Es un curro descomunal", admitió Raquel. "Vamos a volcar los datos para Surfrider, una organización internacional dedicada a la protección y puesta en valor del océano, las olas y el litoral, porque ellos hacen su análisis anual con información de este tipo de distintos puntos del mundo para que se sepa qué es lo que más se recoge en cada parte del planeta. Es algo importante porque así se pone la solución en la raíz", apuntó la integrante de Ola Sin Plástico.

Concienciación

Entre las personas que asistieron a esta jornada se encontraban Lorea y Aitana Segovia, Irati Pérez y Ainhoa Martínez, unas jóvenes que demuestran que este sector de la población también se merece otro tipo de titulares. Ellas se enteraron "por Instagram" de esta "interesante" iniciativa y, ni cortas ni perezosas, llegaron desde Durango a Getxo para limpiar la playa, exclusivamente. La juventud tiene valores y ganas de cambiar el mundo. Hay motivos para la esperanza, para salvar la situación, porque ya se sabe que no hay un planeta B. "Vemos que hay mogollón de plástico en la playa y en los mares y si no lo recogemos nosotros, a ver quién lo va a hacer", comentaron. "A simple vista, parece que no hay plásticos, pero luego te vas fijando y hay una pasada: están escondidos por la arena. Hemos sacado un montón y lo peor es que son casi todo microplásticos", desvelaron tras poner en valor que "poco a poco, los jóvenes nos vamos concienciando".

En efecto, los plásticos enanos son uno de los grandes enemigos. "Yo vengo a coger olas a Ereaga y veo que siempre hay plásticos pequeños. Es uno de los principales problemas que tiene esta playa, por la cercanía del puerto, de la salida de la ría...", constató Raquel.

A Marta y su familia, con dos peques aprendiendo esta lección de vida en Ereaga, les ocurrió lo mismo: se toparon con muchísimos microplásticos. "También hemos recogido colillas o palos de Chupachups, que son cosas que se pueden evitar perfectamente", destacó esta vecina de Getxo, una de las 40 personas que ayer, en una lluviosa mañana, decidió formar parte de esta acción de fuerza, sensibilización y significado. "La gente ha respondido muy bien. Nos ha sorprendido. Hemos tenido que decir que no a varias personas con mucha pena porque la gente tiene ilusión y ganas de colaborar. Cada cual quiere aportar su granito de arena, que es con lo que conseguimos el cambio", aseguró Raquel. Habrá más oportunidades porque Ola Sin Plástico lleva a cabo una limpieza al mes por las distintas playas vizcainas.

"Yo vengo a coger olas a Ereaga y siempre veo microplásticos; es uno de los problemas de esta playa", comenta Raquel Clemente

"A simple vista, parece que no hay plásticos, pero luego te vas fijando y hay una pasada", aseguran las jóvenes que llegaron desde Durango