A mayor desgracia de la juventud actual es ya no pertenecer a ella". Salvador Dalí, genio con sus manos surrealistas, dejó esa frase retumbando, e incluso, escociendo. Saludar a la jungla adulta y despedirse de los tiernos tiempos es un proceso de sensaciones infinitas que afrontan ahora Albar Cirarda y Paula Prol en su vida real y en la imaginaria. Superando por poco los 20 años, estos dos artistas, creadores de la compañía getxotarra La brecha, dan forma a su nueva obra teatral, que aborda "el paso de la juventud al mundo adulto y todos los conflictos que ello conlleva", tal y como explican. Y para ello, se inspiran en la célebre pieza La gaviota, de Chéjov. Pero es una interpretación sin ataduras, sin corsé, íntima, "es una versión muy libre", admiten.

Y, en efecto, Albar y Paula caminan hacia la madurez que no solo marca el reloj sino el finalizar sus estudios. Él ya los ha terminado. Ella encara el último curso. Ambos, formados en Dantzerti (Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Euskadi). "Yo ya estoy trabajando en el nuevo elenco de la compañía joven de Pabellón 6 y estoy muy contento; estrenamos en marzo Migrantes, de Matei Visniec, dirigida por Beatriz Velilla", comenta Albar, vecino de Getxo. "Mi clase y yo estamos sumergidos en el montaje de una obra de Patxo Telleria que va a dirigir Mireia Gabilondo. Por otro lado, este año me toca a mí el TFG (Trabajo de Fin de Grado), y ya he conseguido bolos en junio en Ermua", desvela Paula, natural de esa localidad.

A la par, en su recorrido sobre el escenario, en su versión ficticia, ambos siguen esa misma línea temporal hacia el hacerse mayores. "Nosotros somos dos jóvenes y de lo que más sabemos ahora mismo es hablar de lo que es ser joven y de la profesión de actor y actriz y La gaviota toca todo ello, porque de los personajes principales, él quiere ser dramaturgo y ella, actriz", apunta Paula. "Nosotros recogemos el viaje de ellos dos: él se queda estanco y no consigue avanzar y ella sí, pero avanza con todos los problemas que ello supone, porque en esa época ser actriz era casi como ser prostituta. Nuestra obra también habla implícitamente del ser artista, pero sobre todo del crecer, del dejar atrás la juventud y adentrarse en el mundo adulto", interviene Albar. De eso va Todo en nosotros, el título de este trabajo ideado por ellos y que les colocará en solitario actuando frente al espectador. "Estamos los dos frente al público y el escenario se plantea como un espacio de Nunca Jamás en el que tiempo está parado y se es joven eternamente hasta que el personaje de ella ve una gaviota; ve cómo vuela y desaparece y le pregunta al personaje de él a ver dónde ha ido; este responde que no hay más sitio que en el que están y que no ha podido ir a ningún lado. Ella quiere salir a descubrir y es la metáfora del querer crecer y no estar eternamente joven", desgrana Albar. "Queremos que sea una cosa muy real, del aquí y ahora, y desde nosotros mismos y nuestra perspectiva. Buscamos crear una relación directa con el público y ser lo más cercanos posibles", añade.

De esta manera, estos versátiles intérpretes se van enfrentando al universo de los grandes. "En estos cuatro años de estudios en Dantzerti, nos hemos hecho adultos. Yo llegué a la carrera pensando en que me iba a ganar la vida como actriz a la primera, que esto iba a ser jauja. Pero estos cuatro años me han abierto mucho los ojos. Hay que salir de la isla de Nunca Jamás", reflexiona Paula. Han escogido un camino que no es sencillo pero pelean, no se quedan quietos, van con descaro, sin miedos, sin mirar atrás... Agarran, en definitiva, esas señas de identidad de la juventud. "Es importante moverte tú, porque al sofá de tu casa no te va a llegar nada", recalca Paula. "Que te llamen de un casting sucede una entre un millón de veces y si tú trabajas, vas creando contenido que puedes mover en teatros o quizás puedas dar charlas o cursos€ Y eso es lo que te va a abrir tu camino", insiste la ermuatarra. Albar comparte esa visión. "Dantzerti nos ha formado mucho en ese sentido, para ser actores creadores y no solo actores que van a hacer castings y que están esperando a que les llamen, sino a ser nosotros emprendedores, a crear nuestros propios proyectos y yo eso lo agradezco mucho", señala.

Por eso, Albar y Paula son Konstantin y Nina pero a su manera. Son los nombres de los jóvenes adultos. Verdaderos e interpretados. Por eso, han versionado el clásico La gaviota y por eso no son artistas estáticos. "Es un proceso que empezó hace dos años, con una adaptación de la obra de Chéjov: solo nos quedábamos con unos cuantos personajes que interpretábamos los dos, pero hace unos meses, antes del verano, le dimos una vuelta porque nos planteamos cómo traer al siglo XXI una obra teatral del siglo XIX, cómo contemporaneizarla y nos surgieron dudas. Tuvimos una crisis cuando ya teníamos el texto hecho y por eso decidimos hacer una adaptación más libre de la obra", reconoce Paula.

Así que ambos están sumergidos en el proceso de creación del nuevo texto. "La idea es estar los dos solos en el escenario y contar luego con música, que ya veremos si podrá ser en directo o no. Ahora ya estamos en el momento de la adaptación, creando el texto y la escena. Hemos enviado la propuesta a algunas convocatorias y queremos participar en una iniciativa que tiene Getxo para programar a artistas locales", indica Albar. Y de esta forma, los dos actores van entrando en el mundo de los adultos.

Albar Cirarda y Paula Prol están creando una pieza teatral sobre el paso de la juventud al mundo adulto y todos los conflictos implícitos

"Queremos que sea algo muy real, del aquí y ahora, y desde nosotros mismos. Buscamos crear una relación directa con el público", señala Albar