ACER de lo cotidiano, lo extraordinario. De lo común, lo especial. Del instante efímero, el recuerdo perenne. Eso es lo que hace Gonzalo Aróstegui con sus visiones diarias de Las Arenas: las coge y las retrata con óleos: el aperitivo en una terraza junto al Puente Colgante, el paseo dominical por el muelle de Churruca, los primeros clientes del día en Zuricalday... “Son escenas muy costumbristas; no he querido hacer lo típico, lo de guía turístico”, explica el artista, residente en este barrio de Getxo desde hace 35 años. Estas pinceladas que plasman la vida en las calles son las protagonistas de la exposición Las Arenas desde mi punto de vista, que será inaugurada el próximo jueves en la Camisería Javier Jáuregui.

El artista Gonzalo Aróstegui, con una de sus obras detrás. Foto: Cata Aróstegui

“Con este concepto de exposición, no podía hacerlo en otro sitio que no fuera Las Arenas. Lo he tenido claro siempre, pero aquí no hay galerías de arte, ni sala de exposiciones, entonces se puso en contacto conmigo hace unos meses Javier Jáuregui, que tiene, a mi parecer, una de las sastrerías más importantes del País Vasco, con la idea de ofrecerme su tienda para exponer”, recuerda Aróstegui. Es por ello que cuadros y camisas van a formar un conjunto para la ocasión, que arte y comercio se van a dar la mano y seguro que lo harán más veces. “Después de la pandemia, viendo todo tan muerto, viendo tantas persianas bajadas, tantas lonjas en alquiler donde había negocios, me ha parecido una idea estupenda intentar revitalizar un comercio”, considera el pintor. “De hecho, tengo un sobrino que vive en Nueva York y me dijo: La idea es completamente neoyorquina aquí, los mejores restaurantes y boutiques se están fusionando con los artistas para hacer exposiciones”, añade.

El cuadro ‘La espuela’ va de bares, va de música, “de una sesión de los setenta...”. Foto de Gonzalo Aróstegui.

Así que desde el jueves, las obras de Aróstegui se mostrarán a los ojos curiosos, que verán lo que fluye en Las Arenas cualquier día, pero con la perspectiva de este artista. “Lo que yo hago es interpretar. Yo no soy hiperrealista, creo que el hiperrealismo estaba muy bien cuando no existía la fotografía. Yo me alejo de él y, además, siempre digo: Para terminar un cuadro, muchas veces hay que estropearlo un poco. O sea, alejarte de lo fotográfico haciendo ciertas imperfecciones”, valora Aróstegui. Una veintena de cuadros dan alma a esta muestra, aunque a él le quedan muchos más rincones que inmortalizar con sus pinceles, más momentos que congelar e interpretarlos. “Aún tengo en la cabeza más ideas para pintar en Las Arenas. Es inagotable el tema”, reflexiona. Y por su mente inquieta también pasa hacer llegar sus colores a otras partes de Getxo e, incluso, a Bilbao.

De momento, serán los trabajos de Las Arenas los que palpiten en esta exhibición. “Todos los cuadros son como hijos. Pero hay uno que está fuera de exposición, pero que se podrá ver y que me gusta mucho: es el de Harry y Luna, un hombre que vive en la calle con su perra. Los he tenido mucho tiempo en la esquina de mi casa, de tal forma que cuando iba al metro para ir a trabajar y al volver, siempre les veía. Ahora se han trasladado a otro lugar”, señala Aróstegui. Es un cuadro emotivo, como lo será toda la exposición, para él. “Se la dedico a mi padre. Murió cuando yo tenía 24 años. Ha sido un referente vital y una pena vital también. Además, la primera caja de óleos me la compró él y es la que tengo todavía. Es la que utilizo y la adoro”, asegura este artista que da fuerza, luz y color al día a día.