LOS usuarios del centro de día de Leioa-Estartetxe, personas mayores de entre 70 y 90 años, volvieron ayer a la infancia de la mano de la mano de los alumnos de 4º de Primaria de la escuela pública Txomin Aresti de Leioa. Escolares y usuarios dejaron a un lado su diferencia de edad para poner en marcha un programa de intercambio generacional que llevó a los jóvenes a visitar el centro de día, perteneciente a la red de infraestructuras sociales de la Diputación Foral de Bizkaia y gestionado por IMQ Igurco. El objetivo era desarrollar una actividad conjunta, centrada en la importancia del juego, abordando tanto los juegos tradicionales vascos como los actuales, ligados a las nuevas tecnologías. De este modo, a través de la interacción y la cooperación se buscaba sensibilizar a la sociedad sobre la importancia del intercambio de conocimientos y valores entre mayores y jóvenes.

“Hoy vamos a jugar”, indicó una de las responsables del centro. Acto seguido, sacó unas canicas. Algunos de los escolares las miraron con timidez. Sin embargo, ahí estaban los mayores para enseñarles su manejo. “Cuando éramos pequeños no había tantos juegos como tenéis ahora. Jugábamos a las canicas y lo pasábamos bomba. Había que meterlas, por ejemplo, en un agujero en el suelo. El que lo consiguiese se llevaba una”, le explicó Jesús Gómez, de 91 años a un atento Antony, de 10 años.

Quien también se lo pasó en grande regresando a la infancia fue Rosa María Arambarri, gernikarra afincada en Romo, que guardó con celo su edad. “Tengo muchos años”, comentó entre risas. “De pequeña me gustaba jugar al dominó y también a las canicas, me encantaban”, explicó mientras recortaba la foto de los jugadores del Athletic para crear unos iturris. Precisamente, este era el juego favorito de Asunción Fernández. A sus 81 años, esta burgalesa se mostró encantada con la visita de los jóvenes escolares. “Me llama mucho la atención verles entretenidos con estos juegos”, apuntó.

Esta actividad se enmarca dentro de un programa elaborado de manera conjunta por los profesionales sociosanitarios del centro de día y por los profesores del centro educativo. “Está diseñado para el beneficio mutuo de ambos colectivos, mediante un trabajo conjunto y estructurado”, detalló Susana Vidaurrazaga, psicóloga de IMQ Igurco. Así, este proyecto intergeneracional pretende “sentar las bases de una futura sociedad más inclusiva y respetuosa”. “Son muchos los objetivos que buscamos en los niños participantes, como el aumento de la confianza en sí mismos, de su responsabilidad social, la mejora de la convivencia con sus compañeros y familiares, el apoyo en las decisiones que tendrán que tomar en el futuro sobre su trayectoria académica, desarrollar sus habilidades prácticas con personas mayores y, sobre todo, propiciar en todo el colectivo escolar un cambio de valores con respecto a los mayores”, concluyó Jaione Elguezabal, profesora del colegio Txomin Aresti.