El ascensor no será la única inversión que se ejecutará a corto plazo en Zaldibar. El teniente de alcalde, Juan Mari Uriarte, repasa la actualidad del municipio como la futura eliminación del paso a nivel o la construcción de vivienda para alquiler social.¿Qué supondrá la instalación del primer ascensor urbano?

—Una mejora y avance importantes en la accesibilidad al centro urbano donde están todos los servicios de los vecinos de la avenida San Andrés, Aranguren y la plaza Zaldua que suponen aproximadamente unas 250 viviendas. Y por otra parte se facilita también el acceso a la parroquia y la estación de tren de los residentes en la parte inferior del pueblo. Todos los pueblos de alrededor con diferencias de cotas urbanas disponen de estos ascensores urbanos. ¿Por qué no Zaldibar?

Se trata de una demanda vecinal que viene de lejos.

—En el Plan de Accesibilidad de Zaldibar del año 2009 se proponía la instalación de este ascensor. En 2016 el anterior gobierno municipal la eliminó, sin ninguna alternativa. En 2019 nos propusimos como un objetivo importante recuperar el proyecto pensando en la movilidad de muchos zaldibartarras. Hemos tenido dificultades en su desarrollo, más en sentido político que otra cosa, que han llevado a polemizar algo que es de obligado cumplimiento: mejorar el tránsito urbano de los vecinos.

¿Cuándo esperan que esté operativo el nuevo elevador?

—Salvo imprevistos, estará en funcionamiento en verano.

Otra de las actuaciones esperadas se está dando con las mejoras en la N-634 a su paso por el municipio. ¿En qué consiste el proyecto?

—Por una parte, se instalarán semáforos en el cruce de Euskalerria con Arantzamendi. Otro semáforo y paso peatonal en el cruce de Abeletxe con Gortázar y se resituarán el semáforo y el paso de cebra de la estación de tren. La mejora más importante se producirá a todo lo largo de la avenida de San Andrés con una amplia rotonda junto a Muelles Zaldúa que mejorará el acceso a Aranguren y todo su entorno, resituando también las paradas de autobús en esta zona. Y a partir de aquí hasta el final de la avenida de San Andrés, se desplazarán los carriles de circulación al oeste y se eliminará sustancialmente la curva en el tramo final, retirando más de 30.000 toneladas de tierras y rocas. Todo ello con una inversión de 3,25 millones de euros que será soportada íntegramente por la Diputación.

¿Cómo se ha fraguado este esperado proyecto?

—Negociar y negociar. Quisimos más y mejor, pero es mejor esto que nada y estamos satisfechos y agradecidos al Departamento de Infraestructuras de la Diputación. En el año 2015 se pretendió hacer una parte de lo actual, pero el equipo de gobierno fracasó. Lo hemos trabajado a conciencia y hemos sido diligentes y coherentes en los planteamientos y las posibilidades reales de mejora, tanto el Ayuntamiento de Zaldibar como la Diputación. Solo así se llega a los objetivos.

¿Cuándo estará mejorada la seguridad en la N-634?

—Todavía pasará un tiempo. Aprobación definitiva del proyecto, expropiación de suelos, licitación y adjudicación. Paciencia, que se hará.

Del resto de inversiones para este año, ¿cuáles mencionaría?

—Tenemos comprometido con Eusko Trenbide Sarea un proyecto de 1,9 millones de euros que consistirá en eliminar el paso sin barreras existente junto a la estación de tren. En el pleno de marzo se procedió a la aprobación inicial del proyecto de ejecución. Otro proyecto muy importante es la ejecución de 19 viviendas en alquiler social por parte del Gobierno vasco en la parcela Kurutzezar. Mencionar también a las mejoras propuestas por el Consistorio y que asumirá la Diputación para dotar de mayor seguridad a la acera que discurre en el tramo de la BI-3344 desde la rotonda Sallabente hasta Olarreaga, el límite de Eibar.

Echando la vista atrás, ¿qué puede decir de estos dos años de pandemia?

—En nuestro caso, además, con otros dos años desde el derrumbamiento del vertedero. Como a todos, supongo que nos ha cogido sin preparación. Cada día es distinto, medidas sanitarias cambiantes, confinamiento, escuelas que se abren y se cierran. Y el vertedero con todos sus problemas. Presión mediática, estrés y preocupación. Ha sido muy duro; a veces doloroso en todos los sentidos.

Ha comentado el drama del vertedero. ¿Cómo está la situación actualmente?

—La podríamos dividir en dos campos: el vertedero en sí y el jurídico. El vertedero ha sido estabilizado y los residuos desplazados reubicados definitivamente. El perímetro está vallado y aunque ahora mismo está revejetado falta su sellado definitivo y clausura. Jurídicamente están sustanciados tres procedimientos: penal, civil y administrativo. Nosotros estamos personados en los dos últimos. Estamos reclamando un millón de euros entre daños y tasas a la empresa gestora.

¿Qué ha aprendido de todos estos meses tan duros?

—A sufrir. Reunir ánimos y fuerzas de donde no hay y seguir trabajando. A no hacer caso de descalificativos de quien solo sabe hacer eso. A luchar día a día sin descanso y a aprender de todo y hacer de todo. Aprender a relacionarse con otras instituciones, escuchar y buscar apoyos. Uno aprende a no rendirse cuando sabe que lo está haciendo bien.

De momento, ¿qué valoración hace de la legislatura?

—Más que positiva. Teniendo en cuenta las adversidades a las que nos ha tocado hacer frente hemos conseguido compromisos de inversión de otras instituciones por 8,5 millones de euros. Y del millón de euros de inversiones municipales invertidos más de la mitad (532.000 euros) lo están siendo con subvenciones. En el colegio, nueva cocina y comedor, casi 200 placas solares y aislamiento térmico, agua potable a caseríos, aterpe de Olarreaga, iluminación campo de fútbol, tejado del frontón... Pero nos queda mucho por hacer.

“Tenemos comprometido con Eusko Trenbide Sarea 1,9 millones de euros para eliminar el paso sin barreras existente junto a la estación”