La mayoría de las personas que residen en los pisos de Viviendas Municipales viven solas o en pareja -en el 86% de los casos-, y son sobre todo jóvenes, menores de 35 años; el 57,14% de los arrendatarios de la entienda municipal aún no han cumplido esa edad.

Según los datos aportados este lunes por el presidente de la sociedad munical dependiente del Ayuntamiento, Jon Bilbao, los tipos de familias monomarentales priman en cuanto a las monoparentales, con una diferencia de 20 puntos entre ambas. Sin embargo los solteros prevalecen en la escala más alta: de este grupo un 40,33% son mujeres y otro 59,66% son hombres.

El perfil de los 9.779 solicitantes es similar: un 27% son menores de 35 años, la mayoría se corresponden a unidades convivenciales de uno o más miembros, y perciben entre 9.000 y 15.000 euros al año, aunque uno de cada cuatro no llega a los 9.000.

Los bilbainos que viven en estos pisos de alquiler social pagan una renta media de 259 euros al mes. De hecho, el 72,77% de estos alojamientos fueron arrendados por un importe igual o inferior a 300 euros.

Una de las razones de sus logros se encuentra precisamente en la elección del régimen del alquiler social para la adjudicación de las viviendas. De esta forma, el parque se adecúa mejor a las circunstancias cambiantes de las personas y de las familias beneficiarias, siempre con la atención puesta en los colectivos con mayores dificultades a la hora de acceder a un hogar.

Viviendas Municipales hunde sus raíces en la Junta de Viviendas, organismo creado en 1918 para construir alojamientos económicos con una administración por arriendo, todo esto a causa de la escasez de residencias accesibles. Con fondos del Ayuntamiento, subvenciones gubernamentales, préstamos de la Diputación de Bizkaia y de las Cajas de ahorro, setenta años después de su nacimiento, en 1988 la fundación realizó una renovación y nació Viviendas Municipales de Bilbao.