BILBAO - Trabaja desde hace años en una policía comunitaria, ¿considera, en base a los resultados, que es eficaz?

-Llevamos diez años con este tipo de policía y hemos ido cambiando el modelo con el paso de los años. Ahora, trabajamos solamente con la comunidad y la conocemos muy bien. No podemos ir a otros ámbitos o esferas. Esto hace que hayamos generado una confianza, lo que nos permite actuar así. Por ejemplo, en Hong Kong la policía ha perdido la confianza de la comunidad. Si eso ocurriera en Londres, no podríamos pararlo. Por eso, es muy importante para nosotros generar esa confianza con la población que nos legitima.

Da usted mucha importancia al papel de los voluntarios. ¿La policía está satisfecha con esta colaboración o en realidad lo consideran un sustituto frente a la necesidad de más recursos?

-Nos encantan nuestro voluntarios. Sobre todo los jóvenes que hacen un trabajo fantástico y son capaces de entender la movilidad en red de la gente de su edad. Yo entré como cadete de la policía en 1989 y he ido evolucionando. Siempre ha habido esa relación y es muy importante. Tener voluntarios te hace funcionar de una forma distinta. La comunidad está más y mejor representada y, además, los voluntarios aportan otras habilidades. Los policías valoran esa contribución.

Sostiene que uno de los retos de la policía de Londres es la entrada en las redes sociales, un mundo en el que se mueven los jóvenes. Sorprende que no lo hayan hecho ya.

-Hay que tener mucho cuidado. Si das a todos los oficiales acceso es difícil conocer qué es lo que estás emitiendo en las redes sociales. Tiene que haber algo de gobernanza, porque cualquier mensaje erróneo puede hacer mucho daño. Por eso, estamos buscando una plataforma que permita que el mensaje salga por distintas plataformas, pero el mensaje que ellos quieren. Además, se verificará qué saca cada oficial y para ello han sido formados.

Uno de los grande problemas actuales son los delitos sexuales. ¿Qué podemos aprender de Londres para combatir esta lacra?

-Como organización nos están criticando porque nosotros en principio creemos a cualquier víctima. Lo tratamos de una manera muy seria porque es uno de los delitos más graves. Tenemos oficiales especialmente formados para tratar este tema, pero no hay un departamento concreto. Están preparados para hacer las entrevistas de una forma distinta. Pero no hay programa como tal.

¿Cuál es para ustedes el problema mayor en estos momentos?

-Los asaltos con navajazos. El uso de armas blancas es un riesgo en las calles.

En Londres, ¿la presencia de la Policía en las calles se ve como algo amable?

-La idea es que la gente es la policía y la policía es gente. Si yo no me fío de ti, no podemos mantener el orden. Por eso hay que confiar en la policía.

¿Cuál es el porcentaje de mujeres en la policía londinense?

-No llegamos a los ratios de Bilbao. Queremos llegar al 50% para representar realmente a la comunidad femenina, pero es un tema que quizás no llama la atención a las mujeres. Yo he tenido mi profesión como policía, he tenido niños y he articulado todo en torno a eso, pero no todo el mundo lo ve así.

¿Qué es lo que le gustaría copiar de la seguridad de Bilbao?

-No conozco aún demasiado, pero puedo decir que hay una cosa que se llama el síndrome de las ventanas rotas que en Bilbao no existe. La gente no se siente segura si se acumulan basuras en la calle, edificios poco cuidados, desorden, suciedad? Cuando caminas por Bilbao está ordenado, limpio y eso te hace sentirte muy seguro. Es realmente importante. Eso se hace muy bien en Bilbao.

¿Qué es lo más interesante que podemos aprender de ustedes?

-Nosotros tenemos ya bien implantado el modelo de policía de comunidad y es un momento muy interesante para que Bilbao avance por este camino. No solo se trata de ser próximo, sino de escuchar a la comunidad para adelantarte a los posibles problemas que puedan surgir.