Bilbao - Los vecinos de la comunidad del portal número 12 de la calle Artasamina están de mala leche. Y no es que convivan mal entre ellos. La razón de su enfado es el gran anuncio publicitario de leche Ram que desde hace más de 20 años luce en el gran lateral de su edificio sin recibir un euro a cambio.

Hartos de esta situación los vecinos de esta comunidad de más de 30 propietarios han propuesto al Ayuntamiento la opción de que utilice su lienzo de ladrillo caravista para pintar un mural que destaque en tan privilegiada ubicación urbana de Bilbao. El Consistorio está analizando la propuesta aunque todavía no ha tomado decisión alguna.

Todo el conflicto se generó a finales de la década de los 90 del siglo pasado, tan solo tres años después de la instalación del cartel por parte de la firma La Lactaria Española (de hecho su nombre firma todavía el gran panel) cuando esta sociedad alimenticia quebró. Ambas partes habían llegado a un acuerdo por el que la firma láctea abonaría un canon anual por utilizar su edificio como soporte publicitario. Un compromiso que cumplió hasta que dejó de existir. Durante un tiempo la tradicional marca de leche quedó cortada en el tiempo hasta que la multinacional Puleva retomó Ram como enseña de sus productos lácteos. Pero solo se quedó con la marca no con el compromiso adquirido por la anterior firma con los vecinos de Artasamina. De esta manera la comunidad se quedó sin los ingresos convenidos aunque se mantuvo el gran cartel porque nadie asumió su retirada de la medianera. Es decir, dos décadas de reclamo gratuito para la marca. Al publicista que se le ocurrió la opción de colocar en esa medianera la invitación a consumir la leche con el lema “Ram la calidad y el sabor de siempre” no erró el tiro.

La ubicación del panel es espectacular. En orientación hacia el museo Guggenheim su mensaje es visto cada día por miles de personas que transitan por el puente de La Salve, tanto peatones que suben desde el centro de Bilbao hacia Ciudad Jardín o Begoña, como vehículos que circulan por la autovía en la misma dirección o hacia el túnel de Artxanda para acceder al valle del Txorierri. Además, es el primer mensaje que vislumbran nada más salir de la galería muchos turistas que acceden a la villa en taxi o Bizkaibus desde el aeropuerto.

Este valor estratégico y el gran tamaño estilizado del particular lienzo, aproximadamente 40 metros de alto por 20 de ancho, son lo que llevó a la anterior presidenta de la comunidad, que dejó el cargo hace un mes, a dirigirse al Ayuntamiento. Con un grupo de convecinos plantearon al Consistorio la oportunidad de que liderara una propuesta para utilizar este gran espacio vertical de forma beneficiosa para la ciudad y a la vez que se retirara la publicidad láctea.

Desde el Área de Obras y Urbanismo su responsable Asier Abaunza confirma a DEIA el ofrecimiento realizado por los vecinos de Artasamina 12. Asegura que “hicieron el planteamiento de hacer en esa fachada un mural artístico o promocional al estilo de otros que hemos elaborado en barrios como Uribarri, Olabeaga o Bilbao la Vieja. Nuestro compromiso es valorarlo”. Porque no es un proyecto sencillo y tiene varias derivadas. Abaunza analiza la singular pared y sus especiales características. “Es una fachada altísima con lo que el presupuesto de acometer la realización del mural va a ser costoso económicamente no tanto por la superficie a pintar como por el andamio que hay que colocar para elaborar el mural”.

Y es que son casi cuarenta metros de alto que suman las 15 plantas del edificio más una entreplanta sita por encima de la zona de lonjas en un pared que a la vez es muy estrecha. Ante la opción de que se pueda ejecutar la obra mediante especialistas colgados de la fachada, como se ejecutó el valorado mural de Olabeaga titulado Soñar, el edil jeltzale reconoce que no sabe “si será posible con trabajos verticales. En Olabeaga, por su sencillez, fue viable pero el resto de paredes que se han convertido en arte se han ejecutado colocando los tradicionales andamios”.

Mantenimiento Luego está la cuestión del mantenimiento posterior y las incidencias que se puedan generar con una pintura tan extensa. Asegura que “es un edificio privado y eso implica limitaciones desde una intervención pública”. Especifica que “si nos vamos a una cesión de esta fachada ciega por parte de la comunidad y, por ejemplo, surgen humedades ¿de quién es la responsabilidad de su reparación?”, se pregunta. Reconoce que se puede ir también a una fórmula de subvención municipal de la obra manteniendo la propiedad los vecinos. “Hay que poner muchas cosas en la balanza a la hora de tomar una decisión en un sentido o en otro”, concreta Abaunza. Eso sí, tiene claro que “es una fachada que tiene mucha visibilidad, es una pared enorme, tiene mucho potencial desde el punto de vista del muralismo”.

Los vecinos esperan que se llegue a un acuerdo satisfactorio para ambas partes aunque siempre está la alternativa de ofrecer el panel a una empresa privada para que coloque de nuevo publicidad. Serían unos ingresos que no vendrían nada mal al portal ahora que tiene por delante la inspección técnica de edificios y es más que probable que se tengan que efectuar obras en las otras dos fachadas.