Las estafas están a la orden del día. Normalmente, van dirigidas hacia uno de los colectivos más vulnerables: las personas mayores. La gran mayoría de ellas no sabe cómo actuar ante este tipo de incidencias. Ni tan siquiera conoce sus derechos en temas relacionados con el consumo. ¿Qué debo hacer si me dicen que soy ganadora de un premio? ¿Cómo puedo cambiar la tarifa de la luz? He comprado algo defectuoso, ¿me devolverán el dinero? Todas estas preguntas serán respondidas en las charlas informativas gratuitas organizadas por el Ayuntamiento de Bilbao. Educarse en Consumo También es Salud es el nuevo programa puesto en marcha por el Área de Salud y Consumo con el objetivo de dar a conocer los derechos de los consumidores.

El primer encuentro tuvo lugar ayer en el Centro Municipal de Castaños y en los próximos días se celebrarán en los siete distritos de la villa. Concretamente hoy la charla será en Deusto con el fin de mantener informada a toda la ciudadanía. “Os pedimos disculpas por tener que organizar la charla en dos turnos”, dijo la concejala de Salud y Consumo, Yolanda Díez. Y es que la buena acogida del programa reunió a más de cien personas en una pequeña sala que solo podía acoger a 72. “El de las personas mayores es un colectivo especialmente sensible al que debemos atender con todo nuestro esfuerzo con acciones específicas como esta iniciativa. Son muchos los servicios que ya les ofrecemos desde el Área de Salud y Consumo, pero nuestros mayores van a seguir siendo nuestra prioridad para atender a todas sus demandas y necesidades”, prosiguió la edil que acudió acompañada de Agurtzane García, abogada y presidenta de la asociación de consumidores Konpondu. Ella fue la encargada explicar todos y cada uno de los derechos que tiene cualquier cliente. “El primero es el derecho a la salud y a la seguridad. Es decir, que lo que nos vende y el servicio que nos prestan sea seguro. ¿Qué ocurre una vez que compramos un producto y viene defectuoso? En primer lugar hay que ir al establecimiento y si este no nos soluciona nada, tenemos que pedir la hoja de reclamaciones”, comenzó su discurso García.

Pedir siempre el tique Otro de los derechos mencionados en la charla fue la protección de los intereses económicos y sociales. Según comentó la abogada, en el caso de querer, por ejemplo, hacer una obra en casa, hay que pedir presupuesto. “Si no hay factura, luego no se puede exigir una reclamación. Además, todo producto, desde un artículo del todo a 100 hasta un vehículo, tiene una garantía de dos años”. Para reclamar el dinero o que el artículo sea cambiado, recalcó la importancia de guardar siempre el tique.

Una de las preguntas más solicitadas por parte de los clientes es el de conocer si todos los establecimientos tienen la obligación de devolverles el dinero a la hora de cambiarles un producto. “El 60% de los comercios cambia el producto, pero no tienen la obligación de devolver el dinero, a no ser que el artículo sea defectuoso. Estamos acostumbrados a que las grandes cadenas lo devuelvan y te acabas creyendo que tenemos ese derecho y no es así. En muchos casos te dan un vale”, informó.

El derecho a la información y lingüístico, el de educarnos e informarnos en el consumo fueron otros de los puntos en los que la experta hizo hincapié. El Consistorio bilbaino cuenta con dos oficinas de atención ciudadana de consumo, una de ellas situada en el número 22 de la calle Esperanza y la otra en Ugalde, 7. “No siempre hay que ir a la oficina de consumo a reclamar. También podéis venir a hacer cualquier consulta y se puede hacer en dos idiomas, en euskera o en castellano, como vosotros queráis”, explicó García.

Por último, uno de los problemas a los que deben de hacer frente los mayores son a las estafas telefónicas. Ante este problema, que está en auge, García les aconsejó que siempre digan que no. “Los comerciales saben engañar y al final nos hacen el lío. Os aconsejo que siempre que contratéis algo, lo hagáis en una tienda física y os den factura. Todo bien detallado. Ahora hay empresas que incluso se dedican a tocar puertas haciendo creer a las personas consumidoras que es su obligación cambiar las bombillas por unas led porque ha cambiado la normativa. Nadie obliga a cambiarlas, así que hay que tener mucho cuidado”, concluyó Agurtzane García.