Prueba de ello son las personas voluntarias de Janabide Basauriko Laguntza Elkartea, asociación basauritarra que reparte alimentos y productos de primera necesidad entre familias del municipio con dificultades. En 2017 comenzaron a darle forma al proyecto, y en 2018 ya empezaron con el reparto. En todos estos años, sin hacer ruido, trabajando en silencio y sin esperar nada a cambio, han ofrecido ayuda a muchos vecinos. Son unas 30 personas voluntarias, y tal y como explican, “estamos la mayoría jubilados y eso ayuda, porque tenemos tiempo”. Para quienes integran Janabide, “es un privilegio poder ayudar a los demás, poner un poco de nuestra parte para ayudar a quienes lo necesitan”. Sobre todo se encargan, en colaboración con el Banco de Alimentos y los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Basauri, de repartir productos básicos, pero “supone solo una ayuda, ya que con esto no pueden llenar la despensa para un mes”, cuentan. Su trabajo se lo toman muy en serio, y meten las horas que haga falta para llegar a todo. La pandemia pudo poner en peligro esa labor solidaria de Janabide, pero “nos pusimos manos a la obra, pensando cómo podíamos hacer el reparto evitando riegos de contagio, y conseguimos hacerlo”. Es más, aumentaron incluso las familias que necesitaron que les hicieran llegar alimentos básicos, llegando a repartir comida “entre unas 200 familias” de Basauri. Desde Janabide no se olvidan de sus comienzos. Entonces quienes comenzaron pusieron un dinero para poder empezar, “pero no podemos olvidarnos de todas las personas y entidades que nos ayudaron”, como el Ayuntamiento de Basauri, clubes y asociaciones que “hicieron eventos para sacar dinero y ayudar a Janabide”, etc. Y ahora “también hay mucha gente que nos ayuda, como Udapa que nos dona patatas para repartirlas, o Construcciones Zabalandi que nos dejan un camión con chófer para recoger los alimentos del Banco de Alimentos y personas que donan dinero”, con los que pagan el transporte, etc.

Y en un momento especialmente crítico para la economía familiar que está salpicando con dureza al sector empresarial de la comarca en general y de Laudio en particular, la escritora y periodista laudioarra Txani Rodríguez se ha alzado con el Premio Euskadi de Literatura en castellano con su novela Los últimos románticos. Escrita antes de la pandemia, y con fecha inicial de publicación el 31 de marzo de 2020, su argumento bien podría haberse inspirado en conflictos más cercanos y actuales ya que su protagonista, Irune, es una trabajadora de una fábrica de papel de un pueblo industrial, que acaba viéndose involucrada en un conflicto laboral. El jurado del certámen calificó esta obra literaria de Txani Rodríguez como “una emocionante representación de los últimos estertores de nuestro tejido industrial, y la apuesta por el sindicalismo como símbolo de la lucha colectiva” y sobre su autora destacó que “cuenta con una voz fresca, original y propia, que es el rasgo que ha llamado la atención del tribunal”. Este reconocimiento viene, además, acompañado por la reciente buena noticia de que la novela Los últimos románticos va a ser adaptada al cine por el director David Pérez Sañudo, uno de los talentos españoles más demandados del momento, después de ganar tres Premios Goya con su ópera prima Ane. Sin duda, está siendo un 2021 de grandes éxitos para la escritora laudioarra cuya larga trayectoria quiere ser también reconocida con un premio Hemendik.

Otro galardón se llevará Andoni Cintado. Tras proclamarse subcampeón de Europa en pesos olímpicos en diciembre de 2020 en Sarajevo, el pasado mes de mayo logró revalidar, por tercer año consecutivo, el campeonato de España absoluto de taekwondo en la categoría de -80 kg, título que sumó a un ya amplio palmarés. El joven de 22 años, natural de Zeberio pero que se trasladó hace cuatro años a Valencia para cursar estudios de Diseño Industrial en la Universidad Politécnica, tomó este verano una importante decisión: dejar el club Deportivo Olimpo Sedaví, donde ha crecido y mejorado como deportista tanto a nivel técnico como psicológico, y trasladarse a Madrid después de ser aceptado en el Centro de Alto Rendimiento del Consejo Superior de Deportes. “Era el momento de asumir nuevos retos y objetivos y apostar, esta temporada, al 100% por el taekwondo. Reflexioné sobre mi situación y considero que he llegado al nivel de ser el mejor del estado en mi categoría y peso, pero no ocurre lo mismo en competiciones internacionales. La Federación Valenciana solo podía asumir un par de viajes por temporada y así no es posible sumar puntos y subir en el ranking internacional del G1”, explica. Y en solo dos meses en el CAR de Madrid, ese inconveniente ya empieza a revertirse. “Desde septiembre, ya he competido en Varsovia, Estambul, Montenegro y Países Bajos, he obtenido tres medallas y he sumado puntos”, destaca. Los sacrificios son muchos, los entrenamientos más intensos en número y en calidad, pero Cintado lo tiene claro: “estoy renunciando a muchas cosas por el deporte, pero si quiero llegar lejos, estoy donde tengo que estar. De otra manera, sería imposible”.

Y aunque su principal actividad también es deportiva, Amurrio Trail Taldea recibió el pasado 13 de marzo el galardón Guk de Oro de la villa por el espíritu solidario demostrado durante los momentos más críticos de la pandemia. Y es que el club fue impulsor y promotor de la creación de una red de voluntarios que, durante el periodo de duro confinamiento, atendió a la población más vulnerable en la compra y reparto a domicilio de alimentos básicos o medicinas. “Somos un equipo de montaña, pero también uno más del pueblo. Cuando empezó todo, tuvimos claro desde el principio que debíamos echar una mano. Dimos el paso y, gracias a la ayuda y apoyo obtenido, todo fue rodado”, recordó recientemente Imanol Llano, presidente de Amurrio Trail Taldea. A esa iniciativa acabó sumándose un centenar de personas, de diferentes colectivos o a título individual y de todo lo vivido durante aquellos duros meses queda, sobre todo, la sensación de que “hicimos pueblo”.

En el ámbito deportivo, el club lleva más de 8 años organizando la Amurrio Trail Lasterketa y su espíritu solidario tiene también un largo recorrido ya que la agrupación empezó hace cuatro años ha organizar la subida al Babio y, desde hace dos, la Babio Non Stop donde lo recaudado se destina a una causa benéfica u asociación sin ánimo de lucro. Además, junto con Montes Solidarios, el club ayuda a llegar a menores con problemas de movilidad y a personas mayores hasta el monte Babio para poder ver y encontrarse con el entrañable Olentzero.

Aunque han sido meses muy duros para la sociedad en general, las personas mayores son algunas de las que peor lo han pasado. El miedo al contagio, el virus, el aislamiento... En Basauri ya han podido retomar las actividades de envejeciemiento activo aunque los hogares de jubiladas y jubilados aún permanecen cerrados. “Esperamos poder abrirlos pronto”, coinciden José González, de la junta del hogar de Basozelai; Maite González, de la de Pozokoetxe; Julio Pérez de El Kalero y Agueda Poveda, del hogar de Arizgoiti. La labor de los hogares de jubilados en Basauri es muy importante, “aquí vienen los socios, se juntan, pasan la tarde, se toman un café acompañados, etc.”, ponen en valor. Y es que además de todas las actividades que organizan, como viajes, comidas de hermandad, sorteos, campeonatos de cartas y un largo etcétera, “a veces lo más importante es que el hogar se convierte en un lugar de referencia, un espacio donde disfrutar y estar acompañados”, destacan. En total, los cuatro hogares de personas jubiladas de Basauri cuentan con más de 2.000 socios”. Un trabajo que merece sin duda un reconocimiento.

Representar a los asociados en cuestiones de interés común para el barrio y defender los intereses del millar de residentes en las calles Pedro Muro, Salud e Higiene, Lepanto y la propia Lanbarketa. Son los objetivos que persigue, desde su fundación oficial en 2003, la asociación de vecinos Lanbarketa, de Arrigorriaga. Uno de los máximos logros obtenidos es los últimos años ha sido precisamente el local de ocio y reunión para jubilados y pensionistas que fue inaugurado en abril de 2016 tras una petición realizada al Ayuntamiento por la dificultad que tenían personas mayores del barrio para desplazarse hasta el hogar del jubilado del casco. “Ha tenido que estar cerrado por la pandemia, pero ya está funcionando de nuevo y se puede acudir a charlar, jugar a cartas, leer, ver la televisión...”, explica Javi Lazkano, de la asociación.

Una fecha importante es el 13 de junio, día de San Antonio. Desde la creación de la asociación -menos las dos últimas ediciones afectadas por la pandemia- acuden con devoción a la misa a su ermita “para realizar una ofrenda de flores y participar en el lunch” mientras que el programa de actos festivos ya en el barrio tiene lugar el fin de semana anterior a ese 13 de junio con propuestas como pasacalles, actividades infantiles o verbenas. En cuanto a las necesidades actuales del barrio de Lanbarketa, Javi Lazkano hace especial referencia a la accesibilidad y estado de las aceras “muy poco adecuadas para la gente de avanzada edad, que son muchas aquí, o de movilidad reducida”, aunque su mayor preocupación en estos últimos meses es la posibilidad del cambio de nombre de dos de sus calles -Pedro Muro y Lepanto- que ha suscitado un gran rechazo vecinal hasta el punto de organizar una recogida de firmas y hasta una concentración.

Luis Iruarrizaga

Uno de las tradiciones culturales más arraigadas de Euskadi, la música coral, tiene en como uno de sus máximos exponentes en el valle de Arratia a la a agrupación Luis Iruarrizaga Abesbatza, que tomó este nombre en honor y homenaje al prolífico músico y compositor arratiarra: el padre Luis Iruarrizaga, fallecido en 1928 con poco más de treinta años de edad, pero que dejó un importante legado de temas sacros. Su puesta presentación pública fue un 31 de mayo de 1981, en la iglesia de Andra Mari, de Igorre, con un elenco de intérpretes de 45 personas, 20 mujeres y 25 hombres. Han pasado ya cuatro décadas desde aquella puesta de largo y su actividad, hasta antes del obligado paréntesis motivado por la pandemia, seguía siendo intensa con una media de 8 a 10 actuaciones a lo largo del año, “con participaciones y colaboraciones por el Día del Euskera en Igorre, la fiesta de Santa Cecilia, conciertos de Navidad en Dima y en Igorre, Semana Coral de Begoña, Certámenes Musicales, Conciertos de Primavera de la Bizkaiko Abesbatzen Elkartea, fiestas de San Antonio de Igorre, Día Coral de Bizkaia, otros conciertos organizados por la propia coral o bien como invitados por otros coros con los que mantenemos contacto”, enumeran .

Este 2021 debía ser especial, pero la crisis sanitaria impidió la celebración de un deseado concierto conmemorativo por su 40 cumpleaños. Aún así, la coral Luis Iruarrizaga Abesbatza, que bajo la batuta de de Miren Zubieta Egia hoy en día con 29 coralistas -18 mujeres y 11 hombres-, ha podido retomar, poco a poco, su dinámica de ensayos parciales y generales.