Cuando llegaba la Navidad las compañeras con hijos pequeños “querían semanas enteras de vacaciones para disfrutarlas y lo entendía”. Sin embargo, “nadie empatizaba con que yo viviera fuera y si trabajaba Nochebuena o Nochevieja por la mañana en Madrid no podía llegar a cenar a Zalla”. En aquella época era bastante joven, 27-28 años, ¿no merecía también disfrutar con mi familia?”, se pregunta Ana Lambarri. Fragmentos de experiencias autobiográficas como esta y otras de su entorno han construido Todo lo que no sé, la ópera prima que ha escrito y dirigido y acaba de presentar en el Zine Antzokia. Su municipio natal es fuente de inspiración para futuras historias de la directora de casting para cine y publicidad, que ha ganado numerosos premios con sus cortometrajes. Entre ellos, en Enkarzine.
Estrenada en el Festival de Cine de Málaga retrata a Laura, que a sus 35 años ha tirado la toalla de sus ambiciones después de un fracaso profesional y lleva una vida monótona trabajando en una tienda y ayudando a su padre enfermo. Cuando se encuentra por casualidad con un antiguo compañero del sector tecnológico, toma una serie de decisiones que generan un terremoto en su entorno “enfrentándose al precio a pagar por priorizarse a sí misma”.
Nos presenta a la protagonista en medio de un ataque de ansiedad y con una frase demoledora en la pantalla del ordenador mientras trata de arrancar su programa: fracaso esperado.
Lo hablaba con un amigo policía que me dijo que se había sentido reflejado en el tema de la ansiedad. La gente se está identificando. Al haber vivido la historia desde el principio me cuesta ubicar las emociones, pero hay gente que empieza a llorar desde el principio.
¿Cómo se gestó la idea?
“Quería abordar lo que ocurre cuando decides no formar una familia. ¿Qué legado dejas?”
Cuando empecé a mover una película ambientada en Enkarterri en 1997 me aconsejaron que esperara, porque era muy compleja. Me aconsejaron que escribiera algo más relacionado con mis cortometrajes anteriores. No quería seguir hablando de abusos o maltrato, entonces me fui hacia este lado. Cantidad de películas ahora tocan la maternidad y quería abordar esa otra parte en la que qué haces cuando has decidido no tener hijos y tampoco pareja. ¿Qué legado puedes llegar a dejar? Está relacionado con el trabajo, que desde fuera no se suele apreciar. A mí me pasa a veces que parece que tu tiempo vale menos y mucha gente se ha sentido aludida. La mayoría de mis amigas no han sido madres. Evidentemente, algunas partes nacen de la autobiografía, el resto son historias que me han contado.
¿Alguna que se pueda compartir?
En un punto la protagonista no cuenta a sus padres que va a intentar retomar su segmento de trabajo, y pensé que igual estaba desembocando en algo no muy verosímil. Hasta que, hablando con amigas, una de ellas había ocultado a su familia que estudió un máster porque quería hacerlo a su manera y otra omitió cambios de empleo. Su madre pensaba que estaba trabajando en dos empresas hacia atrás. No quería preocuparla.
Quizás generaciones anteriores han interiorizado un modo de vida de empezar y jubilarte en el mismo trabajo.
O pueden percibir el cambio como algo negativo, cuando en realidad se trata de ir a mejor. Todo el mundo me decía: la protagonista no cuenta a su familia que ha vuelto a trabajar de lo suyo por miedo al fracaso. No lo cuenta porque no quiere que le den su opinión. Eso, por ejemplo, los espectadores masculinos no lo han sentido como una presión en su vida. En cambio, las mujeres lo entendemos perfectamente.
En algunos pases de la película se han organizado coloquios. ¿Aprecia otras diferencias entre hombres y mujeres?
Cuando en un momento determinado ella deja el proyecto los hombres se preguntan por qué, si ya había conseguido que funcionara, mientras que las mujeres enseguida captan la idea de culpa. Ese concepto se lo he tenido de explicar a tres espectadores hombres; las mujeres asumen que abandona porque va a cuidar de su padre.
La protagonista, a la que da vida Susana Abaitua, a veces incluso cae mal...
“Entonces a veces parece que tu tiempo vale menos, mucha gente se ha sentido aludida en este aspecto”
En mis cortos los hombres siempre son personas complejas con traumas, problemas, como el villano de la historia. En la película me propuse construir un personaje masculino armado más desde la madurez, con la cabeza amueblada que toma decisiones correctamente. Laura no sirve para vivir en pareja. Quería trasladar que también está bien si no se consigue montar una familia. El personaje se comporta con ciertas actitudes que podríamos calificar de más masculinas. Por eso descuadra tanto. Lo apuntaban en los coloquios: si fuera un hombre no nos parecería tan mal. Te genera contradicciones, no te deja dormirte. Peleas: ¿qué hago con esta mujer, me importa lo que le pasa o no?
¿Cómo ha sido el proceso desde finalizar el guión hasta el rodaje?
Lo más difícil, reunir financiación el dinero, se están haciendo muchas películas, que es positivo, pero dificulta llegar a ello. Ahora se está apoyando que haya más mujeres dirigiendo y es genial porque ha costado abrir esa puerta. También he sido muy sensata con no hacer una película más grande de lo que podíamos.
Como experta en casting, ¿le costó encontrar al reparto?
Es tan largo el viaje desde que empiezas el guión hasta que consigues empezar que te da tiempo para pensar en quién te gustaría. Tengo bastante suerte porque empezamos a preguntar y enseguida nos respondieron que sí. No suelo escribir pensando en actores o actrices concretos, pero porque como te pueden decir que no por agenda no porque no les guste el proyecto, me parece arriesgado cambiar la visión del personaje. Ha sido fantástico trabajar con Susana Abaitua, Ane Gabarain, Andrés Lima, Natalia Huarte, que acaba de estrenar la serie Legado en Netflix, en la que está maravillosa, y todos los demás.
¿Qué tal la experiencia en el Festival de Cine de Málaga?
Cuando empezaron a nombrar las películas que habían entrado este año había un nivel muy alto. Te tratan genial, hay años de experiencia y se respira ambiente de cine. Se vuelcan. Nuestro pase se programó en un horario bastante tardío y, sin embargo, acudió mucha gente.
¿Supone un trampolín?
Sin duda, es una plataforma muy importante que da un sello. El estreno también ha sido muy bonito. Las salas están muy competitivas. En otoño se emitirá en TVE y Movistar + coincidiendo con la temporada de los Goya, ojalá una nominación a mejor dirección novel, es otro mundo, aunque si no sucede, no pasa nada.
Y, ¿cuáles son sus planes de futuro? Esa película situada en Enkarterri en la recámara...
Esa debería ser como una tercera película porque necesitaría bastante presupuesto. Me encantaría grabar en casa porque esto es precioso. Como llevo tanto tiempo fuera cuando vengo lo valoro muchísimo. Enseño fotos a mi equipo cuando subo al monte y ¡alucinan! Una amiga que rodaba en Gasteiz aprovechó para acercarse al Kolitza y al mercado medieval de Balmaseda. Quedó impresionada. Últimamente están viniendo numerosos rodajes a Enkarterri que representan empleos y dinero para la comarca. Estoy escribiendo otro guión que también transcurre aquí, en época actual.
¿Nos puede desvelar alguna pincelada del argumento?
Me atrae la idea de una amistad entre dos mujeres que se hubiese perdido y quieren recuperar. Ambas de 45 años, me interesa ese rango de edad porque la adolescencia y la treintena están muy cubiertos. Una de ellas, residente en una zona rural y otra en la ciudad. Me gustaría explorar el contraste entre el ruido, la velocidad a la que se vive, etc. l