Susto en la Pasión Viviente de Arkotxa: se cae el Cristo de la cruz
Un centenar de vecinos y voluntarios han dado vida este Viernes Santo en el barrio de Zaratamo a los hechos históricos en torno a la crucifixión y muerte de Cristo
Vivir la Semana Santa para que la vivan los demás. Es lo que han hecho en el barrio de Arkotxa de Zaratamo el centenar de personas implicadas en la representación de su arraigada Pasión Viviente de Cristo.
Un año más, desde que se inició la tradición en 1965, el interior de la iglesia acogió el Jueves Santo una recogida, pero muy realista, representación de la Última Cena. "Fue todo muy emotivo. Jesucristo y los apóstoles hicieron un gran papel y salió todo muy bien", ha explicado Gurutze Zubikarai, presidenta de Gaztek-Abi, la asociación que se encarga de la organización de un evento que este año ha alcanzado su 57 edición.
Un centenar de participantes
Fue el aperitivo del Vía Crucis que se ha empezado a representar a las 11.00 horas de este Viernes Santo y que, durante toda la mañana, ha convertido las calles del barrio en en un gran espacio escénico al aire libre. Y el público, centenares de vecinos del municipio y otros tantos procedentes de localidades cercanas, se han sentido, de nuevo, partícipes de una recreación histórica que ha relatado, a través de doce actos, los principales episodios evangélicos en torno a la crucifixión y muerte de Jesucristo. "El tiempo ha acompañado y la acogida ha vuelto a ser excelente. Hemos visto, más o menos, la misma cantidad de gente que otros años y lo han vivido de manera muy sentida", ha asegurado Zubikarai.
Para hacerlo posible, a largo de casi tres horas, la sociedad cultural Gaztek-abi junto a colaboradores del evento han dado vida a personajes como Caifás, Anán, guardianes, romanos, centuriones, escribas, Poncio Pilato, Herodes, Dimas o Barrabás, además de a las figuras históricas más importantes: María Magdalena, la Virgen María y Jesucristo. Y con todos ellos, han vuelto a participar activamente integrantes de la Hermandad de los Cruzados Euscarísticos de Bilbao y de la centuria de la Cohors Carietum et Veniaesum, también de la capital vizcaina.
Doce realistas escenas
La representación ha comenzado, en frente de la Iglesia, con las escenas de la oración en el Huerto de los Olivos, el juicio de Cristo ante los sumos sacerdotes Anás y Caifás y el sanedrín, el prendimiento de Jesús tras ser señalado con el beso de Judas, las negaciones de Pedro y el arrepentimiento de Judas.
La recreación ha continuado, después, en la plaza que está tras el templo religioso con la recreación del juicio de Pilato, Herodes y la flagelación y, a partir de ahí, ha llegado la secuencia de acontecimientos conocida como La Pasión.
Durante el Vía Crucis por toda la barriada de La Dinamita, con el personaje de Cristo portando con sufrimiento una cruz de 80 kilos de peso, se han escenificado las tres caídas y pasajes protagonizados por la Virgen, mujeres de Jerusalén, María Magdalena e Ireneo.
"Escuchar suspiros o lamentos del público en escenas como los azotes de los sayones es muy emocionante"
Especialmente realistas y sobrecogedoras han vuelto a ser las escenas en las que los sayones azotan a Cristo tras las caídas, momentos en los que se han podido escuchar "los golpes, los suspiros o exclamaciones de angustia entre el público, gente pidiendo que pararan... Esas sensaciones tan espontáneas que nos transmiten es lo más bonito de esta representación porque quieren decir que lo estamos haciendo creíble", ha afirmado Gurutze.
Accidentado final
Y ya en la barriada Upo Mendi ha llegado el conmovedor pasaje de la crucifixión en El Calvario que da por concluido el evento. Pero... cuando parecía que todo había terminado satisfactoriamente, ha llegado el susto final.
"Al poner la escalera para bajar a Cristo, la Cruz se ha movido y nuestro Jesús se ha desequilibrado, pero como buen portero que es en la vida real ha sabido caer bien", ha explicado la presidenta de Gaztek-abi. "Ha sido un susto sin mayores consecuencias" y, como no podía ser de otra manera, "la gente se ha preocupado mucho y se ha acercado a ver cómo se encontraba".
Por suerte, todo ha quedado en una anécdota "y lo que más hemos recibido son palabras de enhorabuena y de ánimo" por lo que Arkotxa ya está pensando en la edición de 2026 de su Pasión Viviente.