Orduña ha puesto en marcha el proyecto piloto 'Bosque Resiliente', una acción innovadora basada en soluciones naturales para reducir el riesgo de incendios y mejorar la fijación de carbono en el suelo.
Esta iniciativa, que cuenta con el respaldo del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco y la colaboración del Servicio de Montes de la Diputación de Bizkaia, está dando sus primeros pasos en una parcela de monte de utilidad pública, la 109, que llevaba 20 años sin presencia de ganado y donde la acumulación de vegetación representaba un riesgo considerable de incendios.
Metodología y desarrollo del proyecto
Esta primera intervención del proyecto de 'Bosque Resiliente' en Orduña se ha desarrollado de manera participativa, implicando a agentes locales como el sector ganadero y el Ayuntamiento de la ciudad, a través de su servicio de dinamización agroecológica Ekoizpen Urduña. También se ha contado con el apoyo técnico de Errotuz, entidad especializada en la investigación aplicada para la gestión sostenible del bosque y la conservación de la biodiversidad.
Para la regeneración del paisaje y la reducción del combustible forestal, se ha implementado un sistema de pastoreo combinado con desbroce mecánico manual, necesario en la fase inicial del proyecto.
Después, y gracias a la participación activa del sector ganadero, los animales han contribuido a la limpieza de la parcela, facilitando así la recuperación de zonas de praderas y generando un entorno más equilibrado para la biodiversidad y la actividad agroganadera.
Esta práctica permite mantener a raya el crecimiento descontrolado de la vegetación y fomentar la regeneración de pastos aprovechables por el ganado. De esta forma, se ha conseguido reducir la presencia de combustible natural y, de manera paralela, el riesgo de incendios, mejorar la calidad del paisaje y combinar de una manera adecuada zonas de bosque, de pastizales y de matorrales.
Extender a otras zonas
El proyecto piloto desarrollado en Orduña cuenta con un presupuesto aproximado de 40.000 euros para el periodo comprendido entre 2024-2025. El primer paso ya está dando, pero la intención es que no sea el último ya que la idea es que la iniciativa se extienda a otros montes de utilidad pública al considerar el Ayuntamiento que “tiene un gran potencial de impacto a nivel ambiental, social y económico”.
A medida que el proyecto avance, se espera que los aprendizajes obtenidos permitan replicar esta experiencia en otras áreas "consolidando un modelo de gestión forestal adaptado a los desafíos del cambio climático y garantizando un equilibrio entre conservación, economía local y prevención de riesgos ambientales".