“Es muy improbable que un adolescente, modélico o no, cometa un crimen violento”. Lo aclara César San Juan, profesor de Psicología Criminal de la UPV/EHU, para tranquilidad de los espectadores de Adolescencia, la serie de Netflix que relata cómo un chaval de 13 años, criado en una familia aparentemente normal, asesina a una compañera de instituto.
La ficción, que ha puesto sobre la mesa de la sala el ciberacoso, la influencia de las redes sociales en los menores, la desconexión entre padres e hijos o la corriente de misoginia que se propaga por internet, ha sacudido a los adultos en sus sofás y suscitado un debate en el que participan, junto a este criminólogo, para arrojar algo de luz, la psicóloga sanitaria María Jesús Carmona y el pedagogo de Berriztu Luis Miguel Uruñuela.
Suicidios y autolesiones
Pese a lo impactantes que resultan los crímenes cometidos por menores, Uruñuela asegura que “el problema de los suicidios y las autolesiones de los adolescentes es muchísimo mayor”.
“Es muy improbable que un adolescente, modélico o no, cometa un crimen violento”
Si bien “no se producen en una cantidad alarmante”, reconoce que “es muy escandaloso que un adolescente mate a los progenitores, como en el caso de la katana, o los chavales de Otxarkoaga que asesinaron a los abuelos. De vez en cuando se puede producir y cada caso es terrible, pero nada indica que vaya a haber una avalancha y tengamos a adolescentes matando a diestro y siniestro”, asegura este pedagogo.
"El problema de los suicidios y las autolesiones de los adolescentes es muchísimo mayor"
La psicóloga María Jesús Carmona, por su parte, acostumbra a decirles a padres y adolescentes que “la realidad supera siempre la ficción”. De hecho, ella ve “mucho esa dualidad de chavales que en el instituto se comportan de una forma y en casa de otra. Cuando existe ese desequilibrio, algo pasa y hay que observar, vigilar y diagnosticar si es que se requiere, porque estos casos de violencia brutal, esas explosiones, no se dan de un día para otro”.