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El abrazo entre la veteranía y la juventud se cita en Leioa

Estudiantes de 13 años acuden al centro de día de Leioa para participar en encuentros intergeneracionales

El abrazo entre la veteranía y la juventud se cita en LeioaM. Hernández

Ángel Landa saca ¡75 años! a Alazne Fresno, Iraia Garcías, Malen Fernández, Paule García y Ane Vega. Están juntos en una mesa y charlan. “¿Cuál es la época de tu vida que más te ha gustado?”, siente curiosidad Paule. Este leioaztarra, de 88 primaveras, esboza una sonrisa: “Es una pregunta buenísima. Yo soy una persona que disfruto constantemente. No te puedo contestar en concreto, porque es toda mi vida”, responde. Este instante cómplice y tierno que salta y rompe todo tipo de tiempos verbales fue solo uno de los muchísimos que endulzaron ayer el centro de día Estartetxe. Hasta allí se desplazaron estudiantes de 13 años de Askartza para ser partícipes en estos encuentros intergeneracionales planeados por el Ayuntamiento de Leioa. En total, durante toda esta iniciativa, 40 personas mayores se reunirán con casi 400 alumnos y alumnas de primero de ESO de Irlandesas, Mercedarias y Betiko Ikastola, además del propio Askartza.

“Que gente joven esté pendiente de lo que diga un señor de 88 años es lo más”

Ángel Landa . Usuario del centro de día de Leioa

“¿Tu cuadrilla son tus amigos de siempre?” fue otra de las dudas a las que atendió Ángel. “Sí, de toda la vida, pero ya solo me queda uno de diez-doce que éramos”, confesó. “¿Les echas de menos?”. “Sin duda alguna. Me acuerdo de ellos todos los días”. Fue otro pedazo de conversación genial, otro trocito de experiencia que se llevaron para sí los escolares. Los mayores también conservarán estos momentos con cariño, sin duda. “Es un placer esta compañía y que gente joven esté pendiente de lo que diga un señor de 88 años es lo más”, se sinceró Ángel. Otro de los abuelos, Juanjo, ya ha quedado con esta veintena de chavales y chavalas de Askartza para ir a bailar un día. Miren les habló, en su querido euskera, de su baserri; Ane, la mujer de Ángel, les contó que se conocieron de niños... “Es muy dulce y cariñosa cuando estamos solos. Pero como vengan los hijos, empieza a meterse conmigo”, comentó el propio Ángel. “Eso también hace mi abuela. Y cuando estoy yo, le mete zascas a mi aitite. Y le digo: ¡Toma zasca!”, desveló Malen.

Los protagonistas de uno de los encuentros posan juntos.

Cómo fue su infancia, a qué se dedicaron, cómo era Leioa antes, cuáles son sus aficiones y otras cuestiones fruto de la maravillosa espontaneidad surgieron en estas quedadas que no miran al calendario. En grupos de cinco, más o menos, los alumnos fueron pasando por las distintas mesas en las que estaba una persona mayor, para así hablar y conocer a todos.

“Es un proyecto que enriquece: los jóvenes aprenden mucho y traen mucha energía aquí”

Itziar Contreras . Profesora de 1º de ESO en Askartza

Aprendizaje y diversión. Estas fueron dos de las palabras más repetidas por los estudiantes de esta clase al expresar sus sensaciones tras esta cita. Lecciones de vida. “Ellos no han tenido tantas oportunidades; nosotros podemos elegir; ellos no”. “Antes desayunaban leche y talo y luego comían siempre alubias. Antes no sabían lo que era una pizza. Y nosotros nos quejamos por comer dos días seguidos lo mismo”. “Antes los padres eran muy estrictos”. Ahí queda eso. Casi nada... “Es un proyecto que enriquece tanto a los niños como a los adultos. Ellos aprenden mucho de los mayores y los niños traen mucha energía aquí. Los alumnos también se dan cuenta de que hay que agradecer lo que tienen porque otras generaciones no lo han tenido”, señaló la profesora Itziar Contreras.

Enseñanzas hacia un lado y hacia otro también. “No me gusta mucho el agua, prefiero tomarme un Kas de naranja”, reconoció Ángel en su corrillo con Alazne, Iraia, Malen, Paule y Ane. “¡Pero si eso es todo azúcar!”. “Pero tomo con 0 azúcar y le pongo un poco de agua para rebajar el sabor”. “Yo te recomiendo unas botellas que hay en Amazon que vienen con unos pitorritos de diferentes sabores. Tú piensas que bebes otra cosa pero estás bebiendo agua”. “O sea, me engaño a mí mismo...”. Y las risas terminaron la conversación.