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Bomberos voluntarios se forman en Karrantza para combatir incendios forestales

La asociación estatal reúne en una jornada a alrededor de cuarenta personas

En imágenes: Bomberos voluntarios se forman en Karrantza

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El aviso vecinal hablaba de que se divisaban “operarios, gente”. Los causantes del último fuego forestal en la localidad, a principios de este mismo mes en Armañon. Comenzó “con cuatro focos y desembocó en doce que conformaron un anillo circular con cabeza, cola y flancos, uno de los cuales podía complicarse propagándose a una zona de arbolado”, describió Rubén Freire, jefe de SOS Karrantza, la dotación de bomberos y bomberas voluntarios. Más de cuarenta personas se emplearon a fondo en una extinción que llevaron a cabo quienes más cerca se hallaban. El valle encartado, “tradicionalmente el sitio más afectado en Bizkaia por este tipo de incendios”, según Aitor Omar, jefe de Extinción de Incendios del Servicio de Montes de la Diputación Foral de Bizkaia, acogió ayer una jornada formativa de la Asociación Nacional de Bomberos Voluntarios, a la que se sumaron efectivos portugueses del Cuerpo de Bombeiros de Tabua.

El objetivo, compartir conocimientos que optimicen la respuesta ante estas catástrofes, con un comportamiento cada vez más impredecible, como evidenció en Balmaseda en octubre de 2022 el episodio más grave de las últimas décadas en Bizkaia. Además, se puso en valor el trabajo desinteresado de quienes luchan contra ellas “en su tiempo libre, lo que entraña doble mérito”, ensalzó el alcalde, Raúl Palacio al dar la bienvenida a la kultur etxea las alrededor de cuarenta personas asistentes a una serie de ponencias y un entrenamiento sobre el terreno.

La kultur etxea acogió distintas charlas ayer por la mañana.

Reconocer el escenario

Generalmente, la alerta inicial proviene “del servicio de bomberos, tenemos un convenio con la Diputación a través de los ayuntamientos de Karrantza y Lanestosa”, la ciudadanía avisa a menudo “aportando fotografías que nos resultan de gran valor”. En función de imágenes y descripciones “tardamos más o menos”. “¿Por qué? Prima la calma, ya que hemos de pensar la estrategia, entrar en un área en la cual desconocemos la evolución puede resultar peligroso para los intervinientes”. En la misma línea Aitor Omar hizo hincapié en la importancia de la preparación para evaluar el escenario en el menor tiempo posible: “reconocer topografía, si sopla el viento y en qué dirección, desde dónde prende, accesos, bienes amenazados, posibles puntos críticos que nos aconsejen apagar o contener...”.

Bizkaia incide en políticas de gestión y prevención que, sumadas a las eficaces intervenciones, nuevos medios técnicos y concienciación de agentes implicados, como ganaderos, han logrado reducir los incendios forestales. A nivel de Karrantza se traduce en que “de los 50 anuales que llegamos a contabilizar han bajado a una media de diez”. En la década que Rubén Freire lleva formando parte de la dotación recuerda algunos “de varios días de duración desesperados” porque la orografía no ayuda a la extinción. En 2023 “tan solo en febrero vivimos 21 entre conatos y fuegos en sí”. Febrero y marzo, junto con septiembre y octubre, representan el mayor riesgo “en contraste con otros lugares donde el impacto crece en verano por las altas temperaturas, en ese sentido vamos un poco a la contra”.

Retirada de ramas de la calzada

Con una superficie que ronda las 14.000 hectáreas, 5.500 de ellas de arbolado, 2.300 de matorrales y diez montes de utilidad pública, en la mayoría de los casos en el municipio más extenso del territorio vizcaino, que abarca 137 kilómetros cuadrados, los fuegos los provocan “negligencias por intereses, diversión o lo que sea”. Aunque la afección pueda parecer de alcance limitado “para nosotros no deja de ser elevada y nos esforzamos por reducirla”.

Con cinco décadas cumplidas, actualmente conforman la dotación de Karrantza “19 hombres y mujeres con una media de edad de 25 años”. “Una familia con perfiles como opositores a bomberos, bomberos o agentes forestales” que se turna de lunes a jueves en guardias telefónicas y las cubre presenciales el fin de semana con al menos tres personas. Cuando se activan “salimos con un margen de actuación máximo de quince minutos” para prestar la respuesta más inmediata hasta que se incorpora el equipo del parque de bomberos de Zalla, “a una media hora de aquí, con los que existe una excelente sintonía”. “Trabajamos y estudiamos, así que cuesta compaginar nuestras vidas” con las tareas de Protección Civil, pero merece la pena seguir movilizándose cuando la ocasión lo requiera. “Cuidado, que se acumula el bote”, bromeó Aitor Omar sobre la relativa calma en los bosques.