El escritor de Balmaseda Sergio Pérez reviste de misterio el estigma agote en ‘La raza maldita’
Visibiliza la discapacidad a través del protagonista de su cuarta novela
“Lo más difícil es la sinopsis” por si se escapa algún spoiler. Sergio Pérez se lanzó a describir ante el público que abarrotó el Klaret Antzokia midiendo las palabras de cómo un incendio mata a Tomás Agote en el hospital de Laredo y Héctor, su compañero de habitación, la última persona en hablar con él, se enfrasca en una investigación con la ayuda del expolicía Juan.
La cuarta novela del escritor de Balmaseda da carpetazo definitivamente a los queridos Asier y Lucía para presentar a un protagonista inspirado en una persona real que le acompañó en el acto. Desde que se conocieron en una feria, Sergio y el también escritor de Guriezo Héctor Flórez mantienen una amistad que el encartado ha querido reflejar en las páginas de La raza maldita plasmando la realidad de su discapacidad intelectual y dando su nombre al personaje principal.
“Quería poner zancadillas” a quien lleva el peso de la trama, así que “escribí a Héctor para preguntar si podía volverle un poco loco y él empezó a enviarme vídeos de sus rutinas”. En paralelo, el discurso que escuchó en una boda en el verano de 2023 “sobre la infancia de dos hermanos” le proporcionó la idea para comenzar a armar su novela: “sabía que había colocado el primer pilar”. “Siempre escribo dos líneas temporales”, pero al boceto inicial “le faltaba algo que lo complementara”. Lo encontró al compartir sus dudas en una clase de crossfit en Zalla, cuando el monitor, Ander Agote, “se acercó y me regaló dos libros” relacionados con su apellido, narró a otro Ander, Rivero, que moderó la presentación.
Documentación
Los agotes vivieron bajo el estigma: “no les permitían ni arar y se ganaban la vida principalmente con la artesanía”, apuntó Sergio, quien para este libro ha desarrollado la labor de documentación “más ardua” de su trayectoria literaria. Fan confeso de Dan Brown, “esta es mi novela que más se asemeja a su estilo” en la composición que ha dibujado sobre una raza o etnia radicada principalmente en el Baztan a quien “se ha vinculado con los godos, cátaros, sarracenos, se les ha achacado el transmitir enfermedades, se ha dicho que estaban endemoniados, que carecían de lóbulos en las orejas…”.
Siempre que se reencuentra con los lectores para dar a conocer un proyecto nuevo “me cargo de cierta responsabilidad” por las expectativas creadas. “Escribes el primer libro por hobby o como reto personal y el nivel de exigencia se va incrementando”; esta vez, “como la trilogía de Los hijos de la fe gustó tanto arrancar desde cero supone todo un reto para mí”. Esta vez retoma las riendas decantándose por la autopublicación. De momento, el libro se puede encontrar en librerías de Balmaseda y plataformas digitales: “Amazon es un gigante que amplifica la voz de los pequeños autores y vino para quedarse”, profetizó.
Durante un proceso creativo en el que “dejo las cosas fluir” testa los avances dando a leer el primer borrador “a un grupo de lectores cero” a los que ruega encarecidamente “que sean lo más crueles posible”, bromeó. Sobre el desarrollo de la trama, “me gustan las novelas con ritmo, que acabes un capítulo deseando continuar” y el toque de novela negra presente “intentando construir unos asesinatos un poco crudos”. Preguntado desde el público por si aventuraría en el género fantástico al que se enganchó como lector “a los 15 años”, admite sus sentimientos encontrados. No sabe cómo recibirían sus “fieles” lectores y lectoras ese cambio, por lo que “me arriesgo a cierto desencanto”. Pero que no se preocupen, porque le sobran ideas “como para dos o tres libros más”, desconoce si también tras la pista de Héctor, El real vería con buenos ojos repetir.