Arratia acudirá de rogativa a Urkiola el próximo sábado
En esta edición de la arraigada tradición, la organización recae en la parroquia de Areatza
Desde tiempo inmemorial, las parroquias del valle de Arratia cumplen la tradición de acudir en rogativa hasta el santuario de Urkiola, el sábado siguiente a la celebración de San Antonio de Padua. La costumbre era que cada municipio de la comarca llevara a cabo su propio peregrinaje y plegaria, pero hace ya algunos años que la cita se lleva a cabo de manera conjunta y, en esta edición, la organización corre a cargo de la parroquia de Areatza.
La romería de este año será el próximo sábado, día 15, y “una buena opción es realizar el trayecto andando a través de alguna de las numerosas rutas de peregrinación que parten de los municipios del valle”. En concreto, la jornada de la rogativa se organizan tres salidas guiadas que partirán a las 06.00 horas desde la ermita de San Antonio de Igorre, a la misma hora desde la plaza de Dima y a las 07.30 horas desde la ermita de San Antonio txikerra de Zeanuri. Además de cumplir con la tradición religiosa, es también una forma de dar a conocer el PR-BI 1 entre Zeanuri y Urkiola, que hace varios años señalizó la asociación Joko Alai, en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad.
El itinerario parte del casco urbano y pasa por Soloeta y Makaztui para dirigirse a Zumeltza. Desde este punto, los 5,5 kilómetros que restan hasta el santuario se realizan siguiendo el GR-12 (senda de Euskal Herria), un recorrido que “se puede realizar en tres horas y quince minutos, caminando a una marcha normal”. Y, al igual que en otras ocasiones, las parroquias de Arratia han dispuesto servicio de autobús para llevar a aquellos peregrinos que no se puedan desplazar a Urkiola en su propio coche o andando.
Una vez allí, los peregrinos de los municipios arratiarras y de localidades cercanas asistirán a la misa de las 11.00 horas presidida por los curas del valle de Arratia. Fe y devoción serán la tónica general de una jornada de hermanamiento y de encuentro que, tal y como suele ser habitual, se cerrará con una foto de familia y el regreso a casa con el recuerdo y el orgullo de mantener viva una costumbre muy arraigada.