A sus 25 años, la durangarra Paule Mallagarai Urzainki última los ensayos para el estreno de su segundo musical en Madrid. Tras el éxito de Mamma Mía, basado en las canciones míticas de ABBA, llega la comedia Una rubia muy legal, el musical. Tras su exitosa gira por Italia, desembarca en el Estado esta divertida producción para todos los públicos, que transportará al espectador a un mundo extravagante, a veces surrealista, pero está claro que nunca aburrido.

La vizcaina interpreta a Brooke, una de las protagonistas y define así a su personaje: “Soy una mujer muy famosa del mundo del fitness en Estados Unidos a la que acusan de matar a su marido. Soy inocente, pero no puedo dar mi coartada porque tengo un gran secreto que no puedo desvelar ya que destruiría mi carrera; y hasta aquí puedo leer”, avanzó entre risas ilusionada con el proyecto que llegará en breve al Teatro La Latina.

La primera de las funciones previas tendrá lugar el día 29. Las sesiones se sucederán hasta el estreno oficial que será el próximo 9 de octubre. Una rubia muy legal, el musical, podrá verse hasta el mes de mayo los miércoles, jueves, viernes y domingo, en función única, mientras que los sábados se ofrecerán dos pases. “El mundo de los musicales es apasionante, emocionante y exigente. Cada vez que te subes al escenario eres consciente de que el público ha pagado un montón de dinero para verte esa única vez. Vivimos cada actuación como si fuera la primera. Esto significa saber llevar el subidón de adrenalina que sentimos y la responsabilidad que todo ello supone porque después de los aplausos de 900 personas llegas a casa sola con la necesidad de gestionar la vivido: bajar, descansar, pies en tierra porque mañana hay otra función”, reconoce con madurez.

Paule adelanta algunas de las pinceladas de la súper producción, que contará con cerca de una treintena de artistas en escena, que podrá verse pronto en el teatro madrileño. “Abre el segundo acto un número musical mío muy loco que son seis minutos cantando y saltando a la comba”, avanza con ganas de subirse al escenario.

Para llegar a la meca de los musicales, la durangarra estudió arte dramático en la modalidad de interpretación textual en la ciudad de Sevilla y después fue a Madrid donde completó un máster de interpretación ante la cámara para cine y televisión. “La verdad que llevo bailando desde que era súper pequeña todo tipo de estilos: ballet, jazz contemporáneo y danzas más urbanas. A la vez, en el conservatorio Bartolome Ertzilla de Durango aprendía lenguaje musical, violonchelo, piano y canto. Ya con 18 años me fui a estudiar interpretación para ya dedicarme al teatro musical y tenerlo ya todo cubierto: la danza, la interpretación y el canto”, desgrana sobre su completa formación.

Estreno a lo grande

Su debut en un trabajo profesional con Mamma Mía tuvo lugar el 28 de septiembre del año pasado. El teatro Rialto en la Gran Vía de Madrid ofreció hasta el pasado 23 de julio más de 400 pases del exitoso musical. Exigencia y dedicación dentro y fuera del teatro que le han permitido sacar su talento en el escenario y disfrutar de su profesión. “La experiencia ha sido verdaderamente increíble. Tuve la suerte de interpretar a muchos personajes; dependiendo de la función estaba de bailarina, de protagonista mimetizándome con Sophie o en el papel de dos personajes secundarios. El hecho de ofrecer el musical desde tantas perspectivas te permite adquirir tablas y mucha confianza en tu labor”, reconoce la artista muy satisfecha con lo vivido hasta la fecha en los escenarios.

La experiencia ganada en el primer musical le está sirviendo a Paule para disfrutar en mayor medida del proceso de ensayos. Algo que no hizo en su primer musical. En este sentido, recuerda cómo “con Mamma Mía quise correr mucho, deseaba que todo estuviera terminado cuanto antes para la llegada de las funciones”. Ahora en cambio, exprime cada día antes de que llegue el siempre deseado estreno. A la hora de repasar su rutina asume con sinceridad que “es un trabajo superbonito, pero también hay que decir que muy duro. Ya no solo lo que hacemos en el escenario, sino todo lo que implica fuera de él, para poder compartir lo que contiene dentro: clases de danza y de canto, no podemos ir a restaurantes con música alta, no podemos salir de fiesta, fumar o beber, tenemos que acudir al gimnasio para poder soportar el escenario y luego vamos en contra de todo mundo porque cuando la gente está descansando y desconectando, nosotros trabajamos”, enumera con sinceridad sobre lo que le supone su profesión.

Futura nutricionista

Estudiante de segundo de la carrera de Nutrición por las mañanas, Paule siempre supo que quería formarse en algo relacionado con la salud. Muestra de ello, cursó primero de Odontología, pero lo dejó porque se dio cuenta de que no le terminaba de llenar. Fue entonces cuando pensó que era el momento perfecto y necesario para desencantarse por el arte y se alegra de la decisión tomada. “Soy muy feliz, pero es un trabajo que desgasta exagerado. Tengo muy claro que dentro de diez años no estaré dedicándome a esto. Quedan muchas cosas por cumplir. Quiero ser amatxo, quiero vivir en Euskadi y me veo de nutricionista porque me encanta, ya llegará. Ahora quiero seguir disfrutando en los escenarios”, promete.