El día 7 de octubre será el Día de los Montes Bocineros y se celebrará con una ascensión popular al monte Kolitza, una de las cinco cumbres con esta categoría de Bizkaia. Tal y como narra la historia, el uso de este instrumento advertía a la población de las reuniones de las Juntas Generales. Andoni Sainz, vecino de Karrantza, es el artesano más joven del Territorio Histórico capaz de transformar un cuerno en una herramienta para comunicarse.

¿Era realmente posible avisar así a la población?

—No deja de ser una leyenda, pero en teoría se dice que solía subir un bocinero a la punta del Gorbeia y luego le respondían de los otros cuatro montes bocineros de Bizkaia: el Kolitza, Ganekogorta, Sollube y Oiz. De este modo, la población sabía que el próximo cambio de luna era la reunión. Lo que sí que está comprobado es el uso de este instrumento en el pasado para comunicarse.

¿Qué plan tiene para el Día de los Montes Bocineros?

—Es una festividad impulsada por las Juntas Generales de Bizkaia. El año pasado se hizo una subida popular donde más de 100 cuernos se tocaron en el Gorbea. Este año subiremos al Kolitza. Además, me hace especial ilusión porque lo tengo cerca de casa.

¿Dónde lo suele tocar?

—Los cuernos bocineros los hago yo, pero también los toco. He estado tocando en San Mamés, en la Casa de Juntas de Gernika, en actos solidarios, en inicios de carreras...

¿Cómo empezó en esto?

—Empecé haciendo artesanía de madera y un vecino me retó a hacer sonar el cuerno. Me puse con ello, aunque tardé cerca de dos semanas en aprender a tocarlo.

¿Y cuánto tiempo lleva?

—Empecé un poco antes de la pandemia a indagar con el tema y llevaré cuatro años como mucho. Hoy en día tengo una exposición de más de 150 cuernos y hay que sumar los cuernos que he vendido y donado.

¿Ha vendido muchos?

—Habré vendido alrededor de otros 150 cuernos, pero los hago porque me gusta el proceso. De todas maneras, sigue siendo un hobby. Lleva mucho tiempo hacer cada uno y no está pagado.

¿Y se puede saber q quién ha donado algún ejemplar?

—A la asociación de cáncer de mama de Bilbao (ACAMBI), a retos solidarios y luego a deportistas como Andoni Goikoetxea, Iñaki Perurena y grupos de rock como Los de Marras, Ska-p o El Drogas.

¿Podría desvelarme cómo es el proceso de fabricación?

—Primero hay que quitarle el núcleo óseo al cuerno. Para ello, se hierve en agua caliente y después se retira con un golpe. Posteriormente hay que desinfectarlo durante un día en lejía y entonces hago el agujero. Por último, se vuelve a desinfectar y se decora.

¿Cuánto suele tardar?

—Depende del tamaño. Uno simple tardo tres días para desinfectarlo.

¿Siempre ha tenido cerca la naturaleza?

—Sí. Me gusta mucho el mundo rural y estar rodeado de la naturaleza. De hecho mi trabajo es en El Karpín [en Karrantza] cuidando animales.

¿Utiliza un mismo tipo de asta?

—No. Tengo muchos tipos: de carnero, de cabra, de antílope, de búfalo...

Tendrá que hacer uno de búfalo a Villalibre...

—Tengo que contactar con él, pero le iba a hacer un órdago. Si es capaz de tocar el cuerno como la trompeta y sacar siete tonos se lo regalo personalizado.

¿Qué distancia cubre el sonido?

—Cada cuerno es un mundo. Los pequeños suenan más fuerte. En cambio los largos [de hasta 90 centímetros] suenan como la bocina de un barco. En llano llega a dos kilómetros a la redonda y en una cima más.

¿Hay más fabricantes en Bizkaia?

—Hay dos hombres mas mayores. La gente se sorprende cuando escuchan que alguien joven se ha aficionado a este tipo de artesanía. En mi caso es una tarea que me sigue haciendo muchísima ilusión.

¿Hay constancia de esta práctica en otras culturas?

—Sí, aunque aquí lo hemos cogido como una tradición propia. También se utilizaban en los pueblos cuando se iba a realizar una reunión o cuando llegaba el mensajero. Es casi más antiguo que las campanas...

¿Y cómo obtiene los cuernos?

—La ley no me deja sacarlos de mataderos. Suelo hacer trueques con ganaderos. Les dedico alguno a cambio de que me manden material. Conseguir cuernos es lo más complicado de todo el proceso.

¿Qué ilusión le queda por realizar?

—Me parece que pocas cosas hay más grandes que tocar en San Mamés, pero el cantante de Benito Kamelas me ha invitado a tocarlo en un concierto y he quedado con Marea para entregarles el suyo en su paso por el BEC en noviembre. También esta semana pasará el alpinista Alex Txikon a recoger el suyo.

¿Lo tocará Alex en el Everest?

—Ja, ja, ja. No hace falta (risas).

¿Qué le gustaría que significasen sus obras de artesanía?

—Lo primero que sirvan para tocarlos, dar un bocinazo, y que les ayude a desahogarse cuando sea necesario. Por eso todos los dedico con la frase Que el sonido de este cuerno os acompañe en todas las batallas de la vida. Siempre libres.

El artesano de albokas Iñaki Sainz Oskar Gonzalez