Suena a un prodigio de la magia celta, una de esas leyendas que se cuentan entre las brumas, allá en el norte. Acérquense al fuego y escuchen la historia. Allá por los años 50, Bretaña era una región sin salida al mar y remota. Las carreteras estaban en mal estado, las redes de comunicación eran rudimentarias y el sector agrícola –la savia de la región...– estaba dirigido por un círculo de intermediarios en París. La población bretona se sintió excluida y para los agricultores la situación se complicó cuando en 1958, tras una abundante cosecha, los precios cayeron y se produjo la conocida como crisis de la alcachofa.

Bridget Walsh, Gabriel Erwann; el cónsul general de Irlanda, Rocco Coira, y Pedro Lafuente.

¿Cómo se solucionó? Alexis Gourvennec, criador de cerdos bretón, se negaba a aceptar lo que se imponía a la región y, sobre todo, lo que afectaba a su producción. Fue el instigador de la protesta. Era una lucha para liberar a una región de la pobreza y el aislamiento. Sus compañeros y las cooperativas regionales se unieron a él. Salieron a las calles de Morlaix, en Bretaña, para manifestarse, y Alexis acabó en la cárcel, desde donde siguió con la lucha. Esta determinación inquebrantable le ha valido el apodo de Bulldozer. El objetivo era nada menos que un cambio radical en las infraestructuras, la educación y, sobre todo, el transporte, incluido el desarrollo de un puerto de aguas profundas en Roscoff y un barco. Ahí nació Brittany Ferries, con Alexis como su socio fundador.

El concejal Xabier Ochandiano; la alcaldesa de Santurtzi, Aintzane Urkijo, y el director del Itsasmuseum, Ion Ruigómez.

De todo ello se hablaba a bordo del buque Salamanca durante la celebración del 50º aniversario de Brittany Ferries en el Puerto de Bilbao, donde Ricardo Barkala, en calidad de presidente, ejerció de anfitrión, dicho sea con el permiso de Christophe Bergeroux, el capitán del navío, que estas cosas son muy delicadas.

Ricardo Campuzano, director del Puente Colgante Boutique Hotel, Cristina Múgica y el director de Basquetour, Daniel Solana.

Una nutrida representación de la comunidad portuaria de Bilbao, junto a representantes institucionales, turísticos y culturales de Euskadi, Reino Unido e Irlanda, soplaron velas, dicho sea a la metáfora.

Claudia Arnold, Ninette Escobar y Lorenzo Domínguez, en el cóctel celebrado a bordo del ‘Salamanca’

En su intervención, el presidente de la Autoridad Portuaria comentó que la comunidad portuaria de Bilbao “trabaja con Brittany Ferries para que las relaciones comerciales con Reino Unido e Irlanda crezcan, porque todavía hay mucha mercancía que va por la carretera y es susceptible de ir en barco”. Asimismo, remarcó la colaboración entre la Autoridad Portuaria y la naviera bretona para el desarrollo del turismo y los viajes en ferry desde y hacia Bilbao, “una opción cómoda, atractiva, sostenible y diferente. El atractivo de Irlanda, la ruta que hace el Salamanca, es indudable, y nuestro atractivo también, por no hablar de nuestros caracteres. Somos dos pueblos, dos culturas, que se entienden y se admiran mutuamente y que tenemos que seguir estrechando relaciones comerciales y personales”, subrayó.

A la cita acudieron Paula Molloy, emisaria de la embajada irlandesa; Christophe Mathieu, director general de Brittany Ferries; Susan Bolger, Market Manager en España de Descubre Irlanda; el subdelegado del gobierno, Vicente Reyes, quien elogió que la compañía mantenga el son de la cooperativa y aprovechó para desearle buena derrota; Paula Fernández; el concejal de Bilbao Xabier Ochandiano; la alcaldesa de Santurtzi, Aintzane Urkijo; el director del Itsasmuseum, Ion Ruigómez; diversas autoridades de Ertzaintza, Guardia Civil y Policía Nacional; Ricardo Campuzano, director del Puente Colgante Boutique Hotel; Cristina Múgica; el director de Basquetour, Daniel Solana, Bridget Walsh, Gabriel Erwann; el cónsul general de Irlanda, Rocco Coira, Pedro Lafuente, Claudia Arnold, Ninette Escobar, Lorenzo Domínguez , Clara Donahue, Cristina Giménez, Laura Díaz, Javier Peñaredonda, Unai Tejedor, Manuel Martínez, Amaia Sarasola, Begoña Arkotxa y una legión de nombres propios que celebraron las bodas de plata. l