Las ciencias no eran algo que se manifestaran claramente en ella. “No es que tuviera esa idea desde pequeña… La biología celular sí me gustaba y el cáncer siempre me ha llamado la atención; además, cuando era muy jovencita perdí a un gran amigo de leucemia y eso me tocó mucho. Creo que pudo prender la chispa. Te sientes como en el compromiso de intentar hacer algo para que no le pase a nadie más”, afirma Yoana Arroyo Berdugo.

Así, esta portugaluja, de mente sobresaliente, emprendió un camino científico que la ha impulsado a investigar, hoy en día, sobre la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) en Londres. Antes, desde 2016, ya trabajó en la capital inglesa en proyectos relacionados con nuevas terapias en cáncer. Yoana estudió en el colegio Maestro Zubeldia y en el instituto Juan Antonio Zunzunegui, ambos en Portugalete. Después, cursó la carrera en la Universidad del País Vasco en Leioa: tres años de Biología y dos de especialidad de Bioquímica. Mientras tanto, estuvo como alumna interna en un laboratorio, con un grupo de melanoma. “Aprendí a aislar células tumorales de biopsias de melanoma, a hacer cultivos celulares, biopsias de tumores… Aprendí muchas cosas y me gustó”, rememora. Su siguiente paso fue el doctorado, animada por su jefa. “Me dijo: Vamos a pedir becas. Tuve suerte y me dieron varias, así que puede elegir y así empecé mi tesis en biomarcadores de diagnóstico y pronóstico en melanoma”, repasa. De este modo, Yoana se adentró más en ese terreno con el que sentía un compromiso. Y los resultados de sus investigaciones fueron espectaculares: descubrieron varios marcadores que se expresan de forma diferencial en nevus y melanoma, o sea, si un lunar es benigno o maligno. “A veces, al médico le es difícil saber si es un nevus o un melanoma para decidir si se debe aplicar cirugía. No sabe si habría que aplicar cirugía, si habría que quitarlo rápido, si se puede dejar…”, puntualiza. Los marcadores fueron patentados y los resultados presentados en congresos internacionales: París, Viena, Estocolmo...

La situación laboral aquí

Entonces, llegó una nueva etapa: la de enfrentarse al mundo laboral. “Me costó mucho encontrar trabajo. Estuve dos años buscando aquí y nada, nada, nada… Solicité becas para hacer un postdoctorado y tampoco nada…”, suspira Yoana. “Al final, me cogió una empresa del parque tecnológico de Zamudio, donde estuve trabajando un año. Pero la idea de ir al extranjero siempre había estado en mi cabeza”, reconoce. Se lanzó y la contrataron en la University of Roehampton, en Londres, donde permaneció cuatro años investigando en dos proyectos relacionados con la leucemia.

Surgió entonces la duda de si regresar a casa, sin embargo... “No miré mucho, pero el panorama era muy similar al de antes: pocas oportunidades, sueldos bajos… Ya estaba adaptada en Londres, así que busqué allí y no tuve problema. De hecho, me cogieron en varios trabajos y pude elegir el que más me gustaba”, admite.

Así que esta bioquímica, con toda su experiencia, conocimientos y valía, siguió en la city. “Ahora estoy en King’s College London, trabajando en Guy’s Hospital”, apunta. Y allí, a la vuelta de estas vacaciones navideñas, le esperan más de 800 muestras para analizar de unos 220 pacientes con ELA. “Estamos aplicando inmunoterapia para ver si modificando el sistema inmune podemos retrasar los síntomas de la enfermedad”, explica.

La trayectoria profesional de Yoana es ya mayúscula y todavía le quedan incontables capítulos. “Al final, creo que acerté al estudiar Bioquímica”, sonríe. Eso, por hacer caso a su madre. “Hubo un tiempo en el que quería ser como Indiana Jones y ella me dijo: Hija, eso no te va a dar de comer. Así que plan B: en vez de Arqueología, Ciencias”.