El metro de Londres lo hizo famoso con su Mind the gap [cuidado con el hueco]; el gap, ese hueco que en muchas líneas ferroviarias es una brecha casi insalvable para personas que se desplazan en sillas de ruedas, familias que llevan carritos de bebé o cualquier colectivo que tenga algún problema de movilidad. O que, sencillamente, puede tener un accidente al colarse por el agujero. Metro Bilbao va a eliminar los huecos que existen en varias estaciones de sus líneas; de hecho, ya ha puesto en marcha un proyecto piloto junto a asociaciones como la ONCE en tres estaciones para testar dos sistemas que permiten salvar la distancia entre andén y unidad. La intención es contar con las conclusiones para el próximo otoño y, de cara al año que viene, empezar a presupuestar las obras.

Los huecos que existen en la red de Metro Bilbao, y cuya desaparición se ha venido exigiendo con insistencia desde las asociaciones que aglutinan a personas con movilidad reducida, se concentran sobre todo en estaciones que tienen el andén en curva aunque no es una ciencia exacta; la distancia no depende solo de la estación, ya que también cambia según la dirección del convoy y no hay dos iguales.

Los huecos son de dos tipos: vertical, cuando el andén y la unidad se sitúan a diferente altura -generalmente es el metro el que discurre más alto-, y horizontal, que se produce cuando están en el mismo plano pero a una distancia de varios centímetros.

Ya el año pasado, Metro Bilbao adoptó el compromiso de reducir estos huecos con la Federación de Personas con Discapacidad Física y/u orgánica de Bizkaia (Fekoor), para facilitar el transporte a las personas con diversidad funcional y movilidad reducida en el suburbano.

A principios de verano, se ha puesto en marcha un proyecto piloto en tres estaciones de toda la red -Casco Viejo, Portugalete y Astrabudua- para probar el funcionamiento de dos sistemas que permiten salvar prácticamente en su totalidad esa distancia.

En concreto, se han instalado plataformas para salvar la altura vertical en las estaciones de Portugalete y Astrabudua, en los andenes en dirección a Kabiezes y Plentzia, es decir, por lo que circulan los convoyes en sentido hacia el mar. 

También en esas paradas, además de en la del Casco Viejo, se han colocado unas pletinas blancas, a modo de suplemento del andén, que palia el hueco horizontal: en el andén en dirección al mar en el caso de Astrabudua y Casco Viejo, y en ambos en Portugalete. Los sistemas están situados únicamente en un tramo del andén, en el punto en el que se sitúa la primera o última puerta del convoy, que es donde viajan las personas con sillas de ruedas o carritos.

Metro Bilbao se ha puesto en contacto con asociaciones de personas que utilizan sillas de ruedas, así como con la ONCE, para que sean sus propios asociados los que prueben el nuevo sistema y permitan testar su uso. De esta forma, serán los propios beneficiarios los que comprobarán si son válidos o no.

Resultados tras el verano

La empresa ferroviaria espera contar con los resultados de estas pruebas piloto para la vuelta del verano, de tal forma que se pueda plantear su instalación definitiva en las estaciones que así lo precisen. La intención sería incluir esas obras, si el sistema es finalmente validado, en los presupuestos del próximo año.

La medida permitirá que las personas que se desplazan en sillas de rueda puedan acceder a las unidades de metro con mayor facilidad, pero beneficiará a todos los usuarios del suburbano, desde personas mayores que pueden tener dificultades para caminar, niños pequeños que pueden meter el pie, pasando por familias que empujan un carrito de bebé o cualquier persona que, en un descuido, puede sufrir un percance. Es un hecho que cualquier medida que se adopta para mejorar la accesibilidad redunda en beneficio de toda la población.