Después de dos años castigados por la pandemia, con aforos limitados e incluso cierres totales, el sector turístico ve la luz al final del túnel, más iluminado, además, por el sol que está acompañando la temporada de vacaciones. La eliminación de las restricciones ha permitido volver a la normalidad y eso lo han notado de manera notable dos referentes turísticos de la comarca de Uribe Kosta como son el Camping Sopelana y el Camping Arrien de Gorliz. Ambos espacios han conseguido rozar el aforo completo en lo que va de verano y los pronósticos son optimistas para lo que resta de campaña estival, sobre todo, si continúa haciendo buen tiempo.

“Ahora estamos muy bien, completos al 100%”, expresa Gorka Amezaga, gerente de las instalaciones sopeloztarras. Los dos años condicionados por el coronavirus se le han hecho “cuesta arriba” pero ahora por fin respira aliviado. “Estamos trabajando muy bien y las previsiones son muy buenas”, resume. De cara al verano están “al cien por cien”, refleja Amezaga. En concreto, el camping de Sopela cuenta con un aforo máximo de 600 personas y ya desde antes de la época veraniega están notando una clara mejoría. “La pretemporada de primavera ha sido exigente y positiva. Hemos tenido bastante demanda, el tiempo nos ha acompañado y eso se ha notado. Luego hubo un pequeño parón, hacia las fechas de San Juan, con peor tiempo, pero ahora hemos vuelto a trabajar bien”, relata.

En este sentido, Amezaga sostiene que el turismo de camping tiene la gran ventaja de contar con espacios al descubierto como mejor aliado dado los tiempos que corren. “Ofrece unas grandes condiciones, con alojamiento y servicios al aire libre, parcelas delimitadas, lo que de cara al virus da mucha seguridad”, indica.

En cuanto al perfil de los usuarios, Amezaga destaca el regreso de los turistas internacionales. “Este año han vuelto, como en épocas anteriores, y hemos notado un gran pico de afluencia de clientes procedentes de Francia y Holanda”, apunta. Estos se sitúan por encima de ingleses y alemanes. A la par, también reconoce la importancia del turista procedente de diversos puntos del Estado. “Tenemos también muchos clientes de Madrid y Barcelona”, prosigue.

Sin duda, la meteorología juega un papel fundamental a la hora de animar a los clientes a disfrutar de las instalaciones del camping y, precisamente, la ola de calor de esta semana les ha permitido posicionarse como un gran reclamo. “Hemos tenido unos clientes que tenían pensado viajar con la autocaravana a Málaga, pero debido a las temperaturas extremas han decidido prolongar su estancia aquí, con unas temperaturas más suaves”, afirma. De hecho, no es la primera vez que ocurre y se está viendo este verano un incremento de la estancia media respecto al año pasado. “La media en Euskadi se situaba en dos noches y ahora estamos en cuatro o cinco”, reconoce.

RESTAURACIÓN

El camping de Sopela, además de alojamiento en un área privilegiada junto a las playas de la localidad, también busca convertirse en referente a nivel hostelero. “Hemos apostado por ofrecer a nuestros clientes otros servicios, como el de restauración. Durante la pandemia aprovechamos el cierre para ejecutar significativas mejoras en la recepción, zona de terraza, servicios, zona exterior, sunset point para disfrutar de los atardeceres y relajarse, etc.”, repasa Amezaga.

Las impresiones que traslada el responsable de las instalaciones sopeloztarras son muy similares a las del gerente del Camping Arrien Gorliz, que pone el énfasis en dos aspectos: el buen clima y la situación de conflicto bélico en Ucrania. “Este año está yendo muy bien, el tiempo está acompañando muchísimo, no solo por lo que estamos viviendo esta semana, sino ya desde antes. Estamos en el 90% de ocupación todos los días y hay muchísimo turismo extranjero, muchísimo”, recalca Javier Fernández. Las tarifas del camping se mantienen respecto a ejercicios anteriores.

El sol en el cielo, por lo tanto, está despejando el camino turístico para el camping. “La estancia media la marca mucho el tiempo. Si es bueno, en una zona como Gorliz, con un entorno tan privilegiado, anima a la gente a quedarse una semana o más. Normalmente, la estancia media son tres noches: una visita a Bilbao y actividades por aquí”, apunta el gerente de este alojamiento con cerca de 200 parcelas. Esta misma semana, un gran grupo de franceses ha estado disfrutando en Gorliz. También había alemanes y personas procedentes de Países Bajos. Los extranjeros, en efecto, están elevando el ritmo. “Se está viviendo una guerra en el norte de Europa y muchísimos clientes que, normalmente, se van a los países bálticos se están yendo al sur. Estamos viviendo cosas excepcionales porque la guerra quita el turismo de los alemanes que subían para arriba. Muchos a los que pregunto se van de aquí para Galicia y Portugal”, desvela el gerente del espacio ubicado en Urezarantza. A este hecho, se suma el esperado: el coronavirus no está entrando en juego en la organización del día a día de las personas. “Es un año distinto por muchas cosas, no solo porque no hay restricciones, sino porque hay muchísimas ganas de salir”, agrega Fernández, que percibe una nota negativa en el contexto actual: “Las molestias que los paros en Metro Bilbao están ocasionando a los visitantes”.