- El Tercer Sector es imprescindible en Bizkaia. ¿Cómo lo definiría?

Es imprescindible en Bizkaia y en muchos más sitios. Llega a cubrir necesidades que la administración pública no cubre y presta servicios de asistencia y ayuda. Además, el Tercer Sector también ejerce un control para tratar de generar cambios legislativos que hacen falta.

- ¿En qué bases se sustenta el Tercer Sector?

Hay un apoyo fundamental de la población civil. En Bizkaia hay 2.246 organizaciones del Tercer Sector, que cuentan con más de 26.000 trabajadores y casi 100.000 voluntarios. Para poder lograr que todo funciones nos financiamos a través de tres vías: subvenciones, nuestros socios y las alianzas que tenemos con las empresas.

- ¿Bizkaia responde ante momentos complicados?

El País Vasco en general es una sociedad solidaria. No solo con las emergencias puntuales como puede ser la guerra de Ucrania sino que somos punteros en la donación de órganos, de sangre€ Es una sociedad sensibilizada y solidaria. Además, responde rápido. Ahora tenemos que estar pendientes porque por los problemas que hay con el cereal viene una hambruna tremenda en países del cuerno de África, Sahel, Afganistán€ y esperemos que la sociedad reaccione.

- ¿Se están notando los efectos de la pandemia? ¿Cómo es la situación actual?

La pandemia ha amplificado los problemas que tenían las familias con hijos. A la precariedad en el empleo, se ha sumado el agravamiento en el acceso a la alimentación de calidad. Solo el 40% de los menores en Euskadi tiene acceso a una comida proteínica y con frutas y verduras. Además, también se ha visto perjudicado el acceso al ocio, la brecha digital se ha notado de manera palpable cuando había familias que ni tan siquiera sabían cómo descargar una aplicación€ Y también se ha visto perjudicada la salud mental de los menores. Han aumentado los casos de ansiedad, depresión, trastornos alimenticios€ Y, por último, se ha incrementado el tiempo ante las pantallas. Esto supone que los menores duermen 37 minutos menos al día, lo que supone 225 horas de sueño menos al año. Esta situación repercute en que dedican menos tiempo al ocio y al deporte.

- ¿Cuáles son las principales necesidades de los menores?

Los menores de edad son menores en años pero no en derechos. Los niños tienen derecho a ser escuchados, a participar en las decisiones que les afectan, a estar protegidos, a poder desarrollarse€ Y hay que garantizarles que sus derechos se cumplan. Y está claro que la educación es la única herramienta para salir del círculo de pobreza.

- El martes publicaron un estudio en relación al coste que supone tener un hijo. ¿Son imprescindibles políticas públicas para apoyar a las familias?

Está muy relacionado con el covid y la inflación afecta más a las familias pobres que a las ricas. En Euskadi hay casi 30.000 hogares que aunque dediquen el 100% de sus ingresos no pueden asumir el coste de un hijo que se sitúa en 769 euros al mes. Se han puesto medidas de ayudas a las familias en riesgo de pobreza. Pero eso está lejos de solucionar el problema porque el coste de crianza aumenta con la edad y luego hay ayudas que son por deducción fiscal y las familias pobres no pueden beneficiarse.

- ¿Qué habría que hacer?

Hay que invertir más en infancia. Euskadi está invirtiendo un tercio de lo que invierten los país del entorno. Está en el 1,3% de PIB y en Europa se sitúa en el 2,3% del PIB. Hay que poner en valor la crianza. Por ejemplo, que el IVA de los pañales y las compresas, que aunque no depende de Euskadi, baje del 21%. O que se aumenten las ayudas hasta que los hijos cumplan 18 años.

- ¿Qué perfil de usuario es el que atienden en Save The Children?

En un 90% son familias derivadas de los Servicios Sociales. La mitad perciben la RGI y en Euskadi atendemos a menores de entre 6 y 13 años. La mayoría de las familias son monomarentales y de origen migrante, que son las que más complicado lo tienen para salir adelante.

-¿Con qué problemas se encuentran?

Estas familias tienen un mal acceso a la vivienda, empleos precarios y de baja cualificación. Por ello se trabaja con ellas con la crianza, con competencias digitales, sexualidad€ Con los menores se apuesta por ayudar con el euskera pero no como un refuerzo educativo únicamente sino para que desarrollen todo su potencial. Además, hay que protegerles de la violencia y ofrecerles un ocio enriquecedor.

- ¿Cuáles son los principales proyectos?

En Euskadi atendemos a 500 niños, de los que 350 están en Bizkaia. Sobre todo realizamos intervención socio-educativa y de ocio y tiempo libre. A través de ellos, podemos sacar estudios e informes para poder hacer incidencia política. Por otro lado, estamos poniendo en marcha un proyecto de protección a la infancia de la violencia sexual con el Gobierno casco. Los niños que sufren violencia sexual tienen que pasar por la policía, hospital€ y hacer entre 4 y 8 declaraciones, pudiéndose alargar el proceso hasta los 3 años. Por ello, a finales de año comenzará en Vitoria el proyecto Barnahaus, que ya funciona en Tarragona. Consiste en una casa del niño que posibilita que ya no sea el menor el que se traslada a diferentes dependencias sino que policía, juez, forense, etc. se mueven a esta casa del niño. Allí, el menor está acompañado por psicólogos y los servicios sociales. De esta manera se evita la revictimización. En Europa ya está funcionando y se han multiplicado por tres las denuncias y también las condenas.