grupo de seis personas inauguró la semana pasada con una excursión al museo del Athleticdesde julio 181 personas con discapacidad intelectual y 72 voluntarios realizarán quince estancias de una semana y 54 salidas de día.

Tal y como explica Elena Hernando, responsable del Servicio de Tiempo Libre, este verano se han visto obligados a realizar programas diferentes a raíz del covid. "Antes de que hubiese pandemia las estancias eran dos semanas de vacaciones fuera de Euskadi, donde disfrutaban de otros paisajes como en el Mediterráneo y la costa cantábrica, pero ahora son solo de una semana de duración y en Bizkaia. Además, tenemos estos programas que son salidas urbanas que duran quince días. Hoy, por ejemplo, van al Museo del Athletic y después a comer a Kobetas hasta las seis de la tarde", comparte.

Preparando todo para salir desde uno de los centros de la asociación en Bilbao, Julián se arrepiente de no haber traído la camiseta de su equipo para la visita, del que siempre ha sido un aficionado. No se ha olvidado, eso sí, de traer la cámara de fotos, con la que inmortaliza sus momentos favoritos de la visita como su comparecencia en la auténtica sala de prensa y los cinco minutos en los que se convirtió en el capitán del club al sentarse debajo de la camiseta de Munain en los vestuarios.

Para facilitar la organización de la salida, se dividen en dos grupos de tres personas, que son acompañados por dos voluntarios cada uno. Una de ellas es Ermitas Guzmán, quien lleva ya dos veranos trabajando con Gorabide y lamenta no poder participar también en invierno porque al estudiar y trabajar no tiene tiempo para todo. "Estoy muy contenta con la asociación. Me apunté porque soy profesora y me estoy especializando en gente con discapacidades y pensé que no había una manera mejor para empezar", cuenta.

Voluntaria con experiencia

Según explica Guzmán, el año pasado también acompañó a un grupo a una estancia de siete días en Orduña, donde se lo pasó "de maravilla". Asegura que haría otra sin duda, pero admite es que es un poco lío porque debido al virus cada mañana les tenían que tomar la temperatura y estaban todo el rato con el gel. Reconoce también que incluso se le hizo corto: "El día que llegas y sales casi que lo has perdido, así que te quedas en cinco días. Al final para cuando ya os conocéis bien y estáis empezando a funcionar mejor como grupo tenéis que volver, pero al final es algo que tampoco podemos controlar, se hizo así porque con el coronavirus era la única manera de hacerlo".

Carmen, quien también acudió al museo, ya es una veterana del programa. "El otro año que fui, cuando no había coronavirus, pasamos quince días en Girona. El primer día conocimos el lugar, a los compañeros y a los monitores. Por otro lado, el segundo día ya empezamos a decidir nosotros mismos qué hacer: si unos querían ir a la playa y otros visitar un museo, nos dividíamos", relata. Aunque las siete horas de carretera se le hicieron duras, asegura que no tendrá ninguna duda en acudir a otra de estas vacaciones en cuanto mejore la situación sanitaria. Una de las actividades de las que tiene mejor recuerdo es su visita a Iruñea hace tres años también con Gorabide. "Fuimos justo después de San Fermín, así que aunque ya no había encierros todavía pudimos ver las barreras que ponen para los toros y todos los adornos que hacen para las fiestas, que seguían puestos", comparte.

Itziar también ha tenido la suerte de disfrutar de una de estas estancias, esta vez en Plentzia. "Fuimos justo antes de la pandemia, nos dieron a elegir entre cinco destinos y Plentzia es el que más nos gustó. Es verdad que está bastante cerca, pero la experiencia estuvo fenomenal porque pudimos disfrutar de la playa y el monte", concluye Itziar, quien se muestra esperanzada con que una vez se regrese a la normalidad pueda repetir una salida similar.

Además de las salidas urbanas, Gorabide cuenta también con estancias de siete días en destinos dentro de Euskadi