SESENTA y siete personas fueron identificadas a lo largo de la mañana del martes por agentes de la Ertzaintza tras celebrar una fiesta ilegal en la hospedería San José de Artebakarra, en Derio, antiguo convento de las Clarisas. La policía autonómica recibió un aviso por ruidos sobre las 22.00 horas del lunes, pero la falta de una orden judicial impidió a los agentes entrar en el interior del edificio y desalojar a sus festivos inquilinos. Pese a tener el permiso de la persona que actualmente regenta el local, las fuerzas de orden público tuvieron que esperar a que las personas que se encontraban en la fiesta abandonaran por su propio pie el lugar. Los exteriores de la hospedería ya daban cuenta del ambiente del interior del inmueble: vasos rotos, una treintena de coches aparcados y un contenedor volcado. En un intento de acabar con la juerga, los agentes procedieron a cortar el suministro eléctrico del edificio, algo que no impidió a los asistentes continuar con la fiesta hasta el amanecer. Mientras la policía esperaba fuera, las personas del interior grababan vídeos que difundieron en las redes sociales en los que mostraban su intención de continuar con la fiesta. Alumbrados por los focos de los coches patrulla, lejos de dar su brazo a torcer, profirieron gritos de "libertad, libertad".

Fue sobre las 7.00 horas cuando salió el primero de los 67 identificados, en lo que fue un goteo que se prolongó hasta las 13.00 horas. Una vez tomados los datos de los participantes del evento, en el que no se cumplió la normativa sanitaria -uso de mascarillas, mantenimiento de la distancia de seguridad- , la Ertzaintza realizó pruebas de alcoholemia e interpuso las pertinentes denuncias por reunirse más de las personas permitidas y por no respetar el toque de queda, entre otras faltas. Los asistentes procedían de múltiples lugares, alguno de los cuales tuvo que recorrer treinta kilómetros para sumarse al sarao. Lo que quedó claro es que ninguno reside en Derio. En lo que a edades se refiere, había perfiles de todo tipo, desde adolescentes que rozaban la mayoría de edad hasta treintañeros.

La residencia, inhabitada desde hace meses, está situada en el barrio de San Isidro y cumple las funciones de hospedería. Tras la fiesta del martes, el interior de la misma se encuentra devastado, según informaron fuentes policiales. Según las declaraciones que la persona que hoy en día regenta y gestiona este convento ofreció a la Cadena SER, habrían sido siete las personas que alquilaron dicho espacio y, posteriormente, habrían convocado al resto de participantes de la reunión sin ningún tipo de aviso: "Nosotros solo teníamos constancia de las siete personas que se identificaron y realizaron el pago para alquilar el establecimiento. Éramos totalmente ajenos a todas las personas que había en el interior". Al parecer, la fiesta fue convocada por medio de las redes sociales. La Ertzaintza busca ahora a quienes la organizaron.

Lejos de arrepentirse

En su mayoría, los inquilinos de la hospedería no quisieron hacer declaraciones a su salida, exceptuando un individuo que, lejos de mostrarse arrepentido, hizo pública su intención de participar en una reunión similar el próximo fin de semana: "Estábamos bailando todos sin mascarilla y nos han jodido desde primera hora. El fin de semana que viene hacemos otra. Si quieres, te invito", comentó un joven que "solo" pudo disfrutar de la fiesta los primeros "veinte minutos".

Antes, en plena celebración, otro inquilino mostraba su malestar por la llegada nocturna de la Ertzaintza en un vídeo. Comentaba que la fiesta era "clandestina" y que por tanto, creía que al serlo podía acudir todo el que quisiera, ya que, en su opinión, "no entra la legalidad". "Que nos dejen en paz", pedía. Todos los identificados fueron denunciados por incumplimiento de las normas sanitarias, saltarse el toque de queda y el confinamiento perimetral de los municipios. Los organizadores pueden enfrentarse a sanciones de hasta 30.000 euros.