Pese a que están preocupados por la situación económica, el empleo y la sanidad, los vizcainos son optimistas respecto al futuro del territorio. Así se desprende del último estudio sociológico elaborado por la Diputación, para analizar los efectos de la pandemia del covid-19 en Bizkaia, que también refleja que más de la mitad de los ciudadanos temen que los efectos de la crisis puedan afectarles directamente.

La institución foral ha elaborado un estudio específico para conocer la repercusión en diferentes ámbitos de la pandemia y la crisis generada por el coronavirus, a través de 1.100 encuestas telefónicas realizadas entre el 8 y el 22 de junio. Esta segunda entrega -los primeros resultados fueron presentados el pasado julio- refleja cómo la actividad económica y el empleo se han convertido en la principal preocupación para tres de cada cuatro vizcainos. La inquietud por la crisis generada a nivel mundial por el coronavirus es ligeramente mayor entre los hombres que entre las mujeres, y angustia sobre todo a los ciudadanos de mayor edad. Es el mayor quebradero de cabeza para el 90% de las personas de entre 45 y 54 años, mientras que a apenas el 41% de los jóvenes de 18 a 24 años les quita el sueño. Es más, la mitad de los vizcainos teme que la economía y los problemas relacionados con el empleo puedan repercutirles directamente, y uno de cada tres se siente afectado por las consecuencias derivadas de la pandemia.

Entre las preocupaciones, a las relacionadas con el ámbito económico y del empleo les siguen la sanidad, que desvela al 43% de la población, y ya a mucha más distancia la delincuencia y la inseguridad ciudadana (12%) que, curiosamente, se sitúa al mismo nivel que el propio covid-19 (12%). La educación (10%), la política (8%) y la vivienda y los desahucios (7%) completan los primeros puestos de esta relación.

Y no es para menos. A casi la mitad de los vizcainos la crisis sanitaria le ha afectado, en mayor o menor medida, en su situación económica, pese a que la mayor repercusión, como es lógico, se ha producido en cuestiones como las relaciones familiares y el estado de ánimo. Más de una cuarta parte de la ciudadanía se ha visto afectada por un expediente (ERTE) de regulación temporal de empleo abierto por la empresa en la que trabaja, más a mujeres que a hombres, y con un especial impacto entre la población con edades comprendidas entre los 25 y los 54 años. Pese a todo, más de la mitad confía en volver a su puesto de trabajo una vez finalice el periodo de ERTE, aunque un 28% lo considera poco o nada probable.

Optimismo de cara al futuro

Pese al tremendo impacto que la pandemia del coronavirus ha tenido en la coyuntura económica a nivel mundial, los vizcainos miran con confianza al futuro del territorio. Más de la mitad cree que la situación mejorará en los próximos tiempos, mostrándose muy (un 11%) o bastante optimista (un 46%), y solo uno de cada diez expresa su desánimo con lo que pueda suceder. Todas las franjas de edad confían en ese futuro, salvo las personas de entre 35 y 44 años, entre las que son minoría las que miran con optimismo a los próximos años y donde el porcentaje de pesimistas es mayor (hasta el 16%), precisamente la generación que se tuvo que enfrentar a la anterior crisis económica cuando comenzaban su andadura en el mercado laboral y apenas han levantado cabeza desde entonces.

Eso sí, es una opinión generalizada (hasta el 73% de los encuestados lo considera así) que la crisis sanitaria afectará, en un futuro inmediato, a la calidad de vida en Bizkaia, territorio en el que la inmensa mayoría de ciudadanos considera que se vive muy o bastante bien.

A nivel sanitario, la posibilidad de que se produzcan más rebrotes preocupa a la mayoría de los vizcainos (un 70%), lo que provoca que se planteen modificar sus costumbres. Solo un tercio de los ciudadanos afirma sin dudarlo que seguirá utilizando el transporte público -los que no lo harán aducen miedo a las aglomeraciones-, apenas el 29% continuará acudiendo a espectáculos y actividades de ocio como solía hacerlo hasta ahora, y solo el 22% mantendrá grandes decisiones de compra, como inversiones en vivienda, vehículo privado o reformas en el hogar, esta última cuestión más ligada a la incertidumbre económica.