"Es nuestra obligación", responde cuando se le pregunta por qué se prestó voluntario para desinfectar las residencias de mayores. Bombero en el parque de Urioste desde 2010, Borja Badiola ha participado en la limpieza de seis centros, a los que acude cada tres días.

¿Cómo comenzó esta labor?

-Nos pidieron apuntarnos para hacer las desinfecciones, al principio fuera de las guardias, aunque ahora lo hacemos también en ellas.

¿Por qué dijo que sí?

-Es nuestra obligación, parte de nuestro trabajo. Voluntario es una forma de llamarlo; es lo que tenemos que hacer, no porque nos lo impongan, sino porque nos sale hacerlo. Si estamos en condiciones porque tenemos el material y los conocimientos, se hace y punto.

No lo dudó.

-Con nuestro calendario acumulamos unos cuantos días libres; cinco por cada guardia de 24 horas. Vamos a desinfectar un día de cada tres. Tenemos tiempo de sobra para estar con los nuestros.

¿Cómo se lo tomó su familia? ¿No temen que se contagie?

-Lo único que me han dicho es que tenga cuidado, en ningún momento me han puesto ninguna pega. Solo tienen la preocupación lógica por que tenga cuidado.

¿Cuántas residencias ha recorrido?

-Seis, empezamos el viernes de la semana pasada. La próxima, el domingo. Estando de guardia, vamos siempre, y estando librando, a turnos: descansamos dos días, vamos a desinfectar, y descansamos otros dos.

El trabajo es muy diferente al que están habituados.

-Sí, sobre todo, porque vas a un escenario conocido, ya sabes lo que te vas a encontrar. En ese sentido, vas más tranquilo.

¿Cuesta adaptarse al material?

-No. De hecho, las mascarillas, los guantes o los trajes son material nuestro de trabajo, para situaciones de riesgo biológico, por ejemplo. Salvo por los atomizadores, hacemos prácticas a menudo con ello. Estamos habituados.