SON diez mujeres que no miran al pasado sino al futuro. La edad o una discapacidad física no es impedimento para seguir aportando grandes cosas a la sociedad. Y es que, todas ellas se trasladan desde hace dos semanas al centro de Formación Profesional de Salesianos, donde estudian un curso de Electricidad y Electrónica impartido por Lantegi Batuak. La actividad está enmarcada dentro del proyecto Lan Eskola, nacido hace cuatro años con el objetivo de mejorar la empleabilidad de personas con discapacidad y, sobre todo, de mujeres que rompen estereotipos.

"Cuando era pequeña mi abuela siempre me decía que el tema de la electricidad era de hombres, que nosotras teníamos que estar en la cocina", recuerda Pilar García mientras sostiene un alicate en la mano. La palabra no no está en su diccionario así que esa frase que tanto le repetían en su niñez no le impide alcanzar su sueño. "Ahora en mi casa, si se necesita algo, puedo hacerlo yo porque para eso hago el curso", comenta.

Aunque ella era la única que tenía claro apuntarse al curso cuando le llamaron de Lantegi Batuak, el resto de participantes le pone las mismas ganas e ilusión. "Yo dije que sí sin pensarlo. Tampoco pensé que era un oficio de hombres porque cualquiera que tenga conocimientos puede realizar este trabajo", prosigue Yolanda del Valle, que se sienta detrás de García.

Javier Zubieta se encarga de que cada día estas mujeres aprendan algo nuevo y de que el mundo de la electrónica les resulte un oficio apasionante. "Aunque los manuales son lo peor", añaden Macarena Luke y Arantza Gamayo quienes han forjado en clase una amistad especial.

El apoyo es imprescindible y de eso se encarga también Jugatz Menika, coordinadora de Lan Eskola. "Al hecho de ser mujer se añade también que tienen más de 45 años y tienen una discapacidad, así que el esfuerzo que tienen que hacer es el doble", apunta al mismo tiempo que comprende su situación y las anima a romper barreras.

"Tengo 60 años y pensaba que ya no podía hacer nada más, pero aquí estoy, haciendo algo que nunca pensé que haría. Además, tengo claro que quiero dedicarme a esto", asegura Allende Badiola. El mismo deseo tienen también el resto de sus compañeras de mesa: Tamara Motos y Ana Fernández de Pinedo. "Seguimos llamando a las herramientas cacharros", dicen ambas entre risas.

Empleo El curso -que se compone de 310 horas de formación técnica, cien de prácticas y cincuenta de formación transversal- finalizará en junio con el objetivo de que todas las participantes encuentren una oportunidad laboral en empresas de Lantegi Batuak. "Hemos conseguido unos índices de empleabilidad bastante importantes. Entre el 40 y el 47% de contratación. Es un resultado muy bueno", desvela Menika.

Todos los cursos impartidos por la entidad incluyen la perspectiva de género, porque uno de sus cometidos es que haya un mínimo de representación femenina en lo que hasta ahora han sido considerados oficios masculinizados. "Aquí les quitamos los miedos y les explicamos el sector porque todas ellas pueden hacer lo que se propongan", finaliza la coordinadora de Lantegi Batuak.

El curso, que cuenta con formación técnica, práctica y transversal, finalizará en junio. Después mostrarán su valía en diferentes empresas