Bilbao - A falta de muy pocos días para que comience el nuevo curso, las residencias de estudiantes y los colegios mayores -asociados a la Universidad del País Vasco y la Universidad de Deusto- ya han colgado el cartel de completo. Las 1.066 plazas que oferta el territorio vizcaino están dando la bienvenida esta semana a los nuevos alumnos.

Y es que son muchos los estudiantes que se desplazan hasta la capital vizcaina para cursar sus estudios. De hecho, tal y como asegura Xabier Murelaga, director del Colegio Mayor de Miguel de Unamuno, la mayoría de ellos provienen de Gipuzkoa. “Es simple el hecho, los de Bizkaia generalmente no suelen necesitar y los de Gasteiz tienen muy buenas conexiones con el autobús”, informa Murelaga. En la misma línea, según sus estimaciones, cada curso habrá “unos 2.000 o 3.000 alumnos” que necesitan alojamiento. Sin embargo, la mayoría de ellos, alrededor de un 70%, prefiere vivir en un piso alquilado “por la libertad que te puede dar vivir solo o con amigos”.

Por su parte, en relación al tipo de perfil de estudiantes que demandan las residencias, aparte de proceder de Gipuzkoa, son aquellos que cursan los grados “más complicados”, como las biomédicas, ingenierías o ciencias, tal y como asegura Murelaga. De hecho, en el colegio mayor que dirige hay 201 plazas -180 las guardan para alumnos de grado y las 21 restantes para los que estén cursando un posgrado o bien para investigadores-. “De todas las solicitudes que hemos tenido este año, unas 350, 70 eran estudiantes de medicina. Es un porcentaje muy alto teniendo en cuenta todas las carreras que se ofertan en el territorio”, asegura. “Los alumnos de primer curso prefieren las residencias para estar más centrados y evitar hacer las cosas que se tendrían que hacer en un piso”, relata. Sin embargo, también cree que algunos acuden a las residencias porque no tienen con quién compartir el piso. “Lo que hacen algunos es cursar el primer año en una residencia y cuando ya conocen a gente en la carrera o en la propia residencia, al segundo año se van a un piso”, dice. Precisamente, eso mismo le ocurrió a María Eiguren, que este año comenzará a cursar tercero de Educación Social en Deusto. “Soy de Donostia y quería cambiar de aires. Me vine sola y el primer año estuve en una residencia. Allí conocí a mucha gente y en la universidad también, así que en segundo de carrera nos fuimos a un piso y este año vamos a volver a repetir. La experiencia es muy buena y la verdad que nos apañamos muy bien entre todos”, asegura esta joven.

Pero no es solo eso. El cambio que supone pasar de bachiller a la universidad puede ser “un golpe fuerte” para algunos estudiantes. “En la residencia lo tienen todo cubierto y solamente se tienen que preocupar de estudiar. Se evitan cocinar, hacer las cosas de casa...”, asegura.

Bien es cierto que la estancia media de los estudiantes en las residencias suele ser de dos años. “Cuando se van salen todos llorando de pena”, dice Murelaga. “La razón es que funcionan todos como corderos, si sale uno salen todos”, relata entre risas. “Los de medicina, por ejemplo, están dos años en la residencia, en el tercer curso se van a probar a un piso y al cuarto ya vuelven a las unidades docentes de sus provincias”, explica. Algo similar sucede con los de ciencia: “Al tercer año se van a probar a un piso porque les da mayor libertad y, generalmente, en cuarto curso hacen Erasmus”. Y es que en contra de la independencia que ofrece un piso no se puede hacer nada: “Les gusta la libertad que se siente cuando se vive en un piso, cuando se independizan... pueden llevar a quien quieran a cenar o a dormir, por ejemplo, algo que en una residencia no está permitido”, admite, entendiendo al mismo tiempo que el alumnado prefiera irse a un piso, aún teniendo una buena oferta de las residencias.

De hecho, respecto al precio, Murelaga asegura que no suele aumentar de un año a otro. “El precio se mantiene estable, nosotros subimos cada dos o tres años unos cinco o seis euros”, informa. Precisamente, en el Colegio Mayor de Miguel de Unamuno el día son unos 30 euros. “Y está incluido todo; la limpieza de la habitación con pensión completa”.

Sea cual sea el caso, es el segundo año consecutivo que los alumnos agotan las plazas de las residencias del territorio vizcaino. “En los años anteriores no llenábamos todas las plazas pero desde el año pasado sí que lo estamos haciendo”, relata. ¿La razón?: “Este año estamos recibiendo a los alumnos que han nacido en el 2001 y hasta 2008 hubo un pico alto de natalidad. Estamos viendo que está aumentando la demanda de residencias porque también está aumentando el número de alumnos en las universidades”

Se prevé una bajada de afluencia Sin embargo, cuando este tipo de alojamiento comience a recibir a los alumnos que hayan nacido a partir de 2008 se estima que no se completen las plazas de las residencias de estudiante y de los colegios mayores, teniendo en cuenta que se está construyendo una nueva en Termibus en la que habrá aforo para más de 300 alumnos. “Es un tercio de lo que ya tenemos. Se supone que con eso se debería de cubrir muy bien la demanda que hay ahora porque estamos de en un pico de subida pero, realmente, en unos años vendrá la bajada”, concluye Murelaga, por eso cree que “seguramente” a partir del próximo curso no se llenen todas las plazas de las residencias de estudiantes.

Miguel de Unamuno201

Blas de Otero216

Colegio Mayor de Deusto270

Artagan50

Trinitarias40

María Inmaculada96

Nuestra señora del Rosario50

Atxuri12