FUMAR es la primera causa de muerte evitable a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata al año a casi ocho millones de personas, de las cuales más de siete millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son fumadores pasivos. Dispuestos a reducir estas cifras, el Colegio de Farmacéuticos de Bizkaia se ha puesto manos a la obra con el objetivo de convertir a las farmacias en un lugar donde los fumadores puedan encontrar apoyo profesional y acaben con su adicción a la nicotina. Actualmente, un total de 34 farmacias están acreditadas para ofrecer un servicio personalizado para luchar contra el tabaquismo. Todas ellas ofrecen técnicas de deshabituación del tabaco basadas en la denominada intervención mínima o consejo breve. Leire Gaztelurrutia y Juan Uriarte son dos farmacéuticos formados específicamente para ayudar a las personas a dejar de fumar. Luchan contra el tabaquismo y ambos están de acuerdo en que “nunca es tarde para dejar de fumar”.

Gaztelurrutia y Uriarte llevan trabajando en esta iniciativa en sus respectivas farmacias desde hace unos años. Se han formado para ello y ayudan a las personas a dejar fumar acompañándoles hasta que lo consiguen. Saben que es un proceso difícil por eso les acompañan hasta el final y lo hacen de manera individualizada estudiando cada caso para que el resultado sea exitoso.

Primer paso Según explican los profesionales, en la primera consulta, una vez que la persona fumadora está decidida a abandonar el tabaco, se tiene en cuenta su historial y se le propone el tratamiento farmacológico más adecuado para cada individuo, siempre teniendo en cuenta también la opinión de los médicos. “Hacemos una primera consulta que dura cerca de una hora. Les cogemos los datos, les preguntamos cuánto fuman, desde cuándo... Porque pese a que una persona fume un paquete de tabaco al día la forma de hacerlo es distinta”, afirma Gaztelurrutia que además de farmacéutica también es la presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). Todas las entrevistas personales se llevan a cabo en las propias farmacias y tienen una duración de un año, dependiendo de cómo responda la persona fumadora al tratamiento. Por ello, se establecen una serie de visitas. “En mi caso suelo quedar con ellos unas seis veces al año. Al principio de manera más intensiva. Tres o siete días después de abandonar el tabaco, luego al cabo de un mes...”, comentó Uriarte. En las conversaciones también se tienen en cuenta la presión arterial y las patologías de la persona ya que hay que controlar la medicación que consume. “Tienen que cambiar su estilo de vida, sus costumbres... La nicotina produce una dependencia física y psicológica y hay que trabajar ambas cosas. Además, tenemos contacto con ellos también por teléfono porque nos preocupamos por ellos”, admite el farmacéutico.

La terapia no se da por concluida hasta que los pacientes dejan el tabaco por completo aunque durante el proceso pueden tener recaídas y los profesionales admiten que es “totalmente normal”. “Se estudia por qué ha pasado y se le anima a seguir adelante”, explica Gaztelurrutia. Todo ello puede deberse a múltiples factores, pero el proceso puede resultar largo y cambiar su actitud es lo más difícil. “Les cambia el humor, están más irritados, más nerviosos, también suben de peso... Pero tienen que saber que esto no durará siempre y qué les va a suceder mientras dejan de fumar.

A menudo les resulta complicado porque ven a su alrededor gente fumando y yo ya he escuchado algún caso, en que la adicción llega a tal extremo, que piden que “les echen el humo porque les gusta”, apostilló Uriarte. “Aunque también pueden llevarlo mal porque tienen que dejarlo por algún motivo, pero alegan que a ellos les gusta fumar. Cambiar eso es muy complicado”, comenta, por su parte, la farmacéutica.

beneficios Los profesionales admiten que desde el primer momento que se deja de fumar se notan beneficios. “Les baja la tensión arterial, la piel la tienen mucho mejor... Son todo ventajas. Además, da igual cuando se deje de fumar. Hay beneficios a los 90 y a los 40. Evidentemente, cuanto antes dejes de fumar menos años de vida se pierden y se gana en calidad de vida”, explicaron.

El perfil de persona fumadora que se anima a dejar el tabaco es diverso. Gaztelurrutia comenta que por su farmacia pasan más mujeres que hombres y, en el caso de Uriarte, comenta que trata con todo tipo de personas “jóvenes, mayores, hombres o mujeres”.

Además de las ventajas, también aprenden cosas nuevas. “Cuando llegan a la farmacia hacemos mucho hincapié en el humo de tercera mano. Se trata de ese humo que se queda impregnado en el sofá, en la fruta o en cualquier lugar cercano donde se haya fumado. Ahí se queda durante mucho tiempo y se ha demostrado que tiene efectos nocivos y afecta no solo a la persona fumadora si no a todas las personas del entorno”, dijo Gaztelurrutia.

No solo en sus farmacias se puede dejar de fumar. Todas aquellas personas que quieran hacerlo, pueden acercarse a los establecimientos adheridos a la campaña, identificados con el distintivo TBK, que se encuentran en Barakaldo, Bermeo, Bilbao, Derio, Leioa, Portugalete, Santurtzi, Trapagaran y Sopela.

Comprometidos con la prevención y la disminución de la incidencia del tabaquismo, son cada vez más los profesionales que se forman para ayudar a las personas a dejar de fumar. “Queda mucho por trabajar sobre todo con los jóvenes y las mujeres. A éstas les cuesta más dejarlo y los jóvenes serán los fumadores de mañana así que hay que luchar contra toda la industria tabacalera”, manifiesta Gaztelurrutia que al igual que hace su compañero de profesión Uriarte, anima a toda la población fumadora a abandonar la nicotina sin miedo ya que muchos farmacéuticos están dispuestos a acompañarles durante el proceso.