UN gesto tan sencillo como el de depositar los plásticos en su contenedor correspondiente puede salvar muchas vidas, sobre todo, la de los peces que desgraciadamente fallecen o se deforman por culpa de este material. Cada año, acaban en el océano unos ocho millones de toneladas de plástico, un material que puede tardar siglos, o más, en desaparecer. Son muchas las acciones que actualmente se están llevando a cabo para reducir estos desechos. Si hace apenas dos meses el modelo bilbaino Jon Kortajarena reunió a sus seguidores de redes sociales para limpiar el arenal de Ereaga, ayer la Asociación de Centros de Idiomas de Euskadi (ACIE) impulsó una retirada de plásticos en la playa de Arrigunaga, donde se concentraron cerca de 600 personas entre las cuales 40 fueron usuarios de Gorabide y miembros de la asociación Goazenup!, impulsada por el surfista Aketza Sánchez. “Cuando me lo propusieron me pareció una idea muy bonita ya que yo siempre me dedico a hacer un ejercicio de salud medioambiental. Además, he surfeado mucho por estas playas y siempre he visto la marea llena de porquería, neumáticos y muchísimos residuos”, comentó Sánchez, que en 2012 sufrió una lesión medular aguda mientras surfeaba. A ese mismo mar que le vio nacer de nuevo, le ayudó, acompañado de su equipo sobre las tablas, a quitarle lo que no es suyo.

Se organizaron un total de ocho grupos y se dividieron en diferentes zonas del arenal. Al mismo tiempo, esta misma quedada medioambiental estaba teniendo lugar en Galicia, Oviedo y Cantabria. “En noviembre me junté con una chica y pensamos que teníamos que hacer algo porque hay mucha formación pero poca práctica. Salió con el tema del lenguaje del mar por eso esta iniciativa se llama Languaje of the sea. Hay que escuchar al mar porque nos está hablando y tiene que estar limpio”, explicó Scott Markham, presidente de ACIE.

A las 11.00 horas, con las bolsas ecológicas en la mano y tras saber a qué franja debían dirigirse, los voluntarios comenzaron a limpiar el arenal. “Las playas tienen que estar limpias porque dentro de poco llega el verano y no nos gusta encontrarnos cosas desagradables”, dijeron María Olga Zabala y Evelio Gutiérrez, usuarios de Gorabide durante la recogida de residuos. La participación de esta asociación en esta acción, que también cuenta con la colaboración del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Getxo, se enmarca en su compromiso con la sociedad.

Zapatillas, tampones, plásticos, neumáticos y hasta un televisor llegaron a las manos de las personas que con muchas ganas y empeño escarbaron hasta en lo más hondo de la arena para encontrar objetos que jamás se pensarían que la marea pudiese arrastrar. “Esta basura no ha llegado aquí al azar. Alguna se ha podido tirar en la calle y el aire lo ha traído hasta aquí o incluso lo traen los ríos. Si todo fuese a donde tenía que ir tendríamos unas playas muy limpias. Cuidar nuestro planeta está en nuestras manos”, manifestó Arantxa Zabala de ACIE.

El sol hizo acto de presencia así que conforme pasaba el tiempo cada vez se sumó más gente a la iniciativa. “Las playas dan verdadero asco y hay que hacer algo. Al final será verdad eso de que en 2050 habrá más plásticos que peces. Tenemos que reducir su uso y ser más cuidadosos con el medio ambiente porque nos lo vamos a cargar si seguimos así”, apuntaron Haizea, Irati, Marta y Eider que se enteraron de la campaña a través de redes sociales y no dudaron en unirse a la causa. Entre la multitud se encontraba también el expreparador físico del Athletic Manolo Delgado, que acudió al arenal junto a su mujer. “Nos tenemos que ir concienciando de cómo están los mares ahora mismo. Cada vez hay más reportajes donde se muestra la situación de los peces en nuestros océanos, cómo se enredan con los plásticos... Hay que hacer algo para hacer un mundo mejor”, expuso Delgado.

2,7 toneladas Una vez llenadas las bolsas de plásticos y otros residuos llegó la hora de saber cuántos kilos de desechos habían recolectado los voluntarios durante alrededor de dos horas y media. Fueron un total de 2,7 toneladas: 850 kilos de plástico y 1.900 de otros desperdicios. El trabajo mereció la pena y desde ACIE esperan que este hecho sirva para concienciar a las personas de la importancia de cuidar el mar. “Estamos encantados con la acogida que hemos tenido. No esperábamos a tanta gente pero tenemos que seguir haciendo cosas para que esto no suceda”, dijo Markham.

Una colilla puede tardar entre 500 y 1.000 años en degradarse y el arenal estuvo plagado de filtros que se lograron eliminar. “No cuesta nada recopilarlos cuando vas a la playa y después, cuando se encuentre una papelera, tirarlos. Son muy perjudiciales y muchas veces no sabemos el daño que podemos hacerle al mar porque pensamos que solamente las estamos enterrando bajo la arena. Estos hábitos hay que cambiarlos”, concluyó Zabala.