Bilbao - Las primeras excavadoras y maquinaria ya han empezado a atacar la segunda fase de la Supersur, la Variante Sur Metropolitana (VSM) que extenderá su recorrido cuatro kilómetros más entre la actual salida en Larraskitu hasta su conexión con la autopista A-68 en Arrigorriaga.

El diputado general, Unai Rementeria, acompañado del diputado de Desarrollo Económico y Territorial, Imanol Pradales, dieron con su presencia el pistoletazo de salida a un proyecto especial por la etiqueta ecológica que va a tener en su desarrollo y por innovaciones tecnológicas que hasta ahora no se han implementado en ninguna proyecto público en el territorio de Bizkaia.

Rementeria aseguró a pie de obra que “esta segunda fase de la Supersur va a dotar de todo su potencial a esta vía, que cada vez tiene más usuarios”. Y fue más allá al especificar que “cuando termine las obras, tendremos conectados la A-8 y el puerto con la AP-68. Y junto con el túnel bajo la ría tendremos operativa la gran variante de Bizkaia”.

Esta segunda fase se divide a su vez en tres subtramos: los dos túneles en paralelo bajo el monte Arnotegi, que suman casi dos kilómetros de longitud cada uno, entre El Peñascal y la zona de Bolintxu; la construcción de un viaducto que, sin apoyos, sobrevolará esta zona de especial interés medioambiental, y un tercer tajo que incluye los túneles de Seberetxe y la conexión con la AP-68 a la altura de Arrigorriaga. Todo ello por un montante que roza los 179 millones de euros.

Las obras iniciadas ayer son las del primer subtramo, las que marcarán la finalización de todo el proyecto en 38 meses y cuyo coste asciende a casi 86 millones. Son 2.180 metros de tramo, de los cuales más de 1.900 irán en sendas galerías paralelas, una para cada sentido del tráfico, las cuales estarán conectadas por pasos intermedios, seis para personas y dos para vehículos pesados, a utilizar en caso de una emergencia. Todo el proceso de excavación se efectuará mediante voladuras.

La preservación de la zona natural del Bolintxu marcará el proceso constructivo. Por ejemplo, los dos túneles se construirán solo en una dirección, desde el Peñascal hacia Bolintxu, cuando lo normal es que estas galerías tan largas sean horadadas desde los extremos y se junten en medio. Ello supondrá más tiempo de trabajo, como estaba previsto en el concurso foral licitado.

Preservación Con ello se quiere afectar lo mínimo posible al entorno y solo se creará en Bolintxu una entrada o emboquille -la otra se efectuará desde el interior de la montaña- que supondrá excavar unos 20.000 metros cúbicos.

Una cantidad ínfima si tenemos en cuenta el montante total que está previsto extraer tanto con la roca y tierra que se generen al horadar las dos galerías como con los terraplenes a construir. En total, 527.800 metros cúbicos de sobrantes que serán utilizados para otra iniciativa ecológica, la regeneración de la vieja cantera del Peñascal, ubicada justo por encima de donde se encuentra el peaje de la Supersur.

La idea, según explicó ayer el jefe foral de la obra, Miguel Gil, es rellenar el gran hueco de 300 metros de largo por 100 de ancho, aproximadamente, generado con la cantera y elevar la cota actual hasta cubrir la mitad de las paredes verticales de la cantera que ahora se ven.

Al finalizar el colmatado del espacio se acondicionará toda la superficie nueva generada y se plantarán más de 12.500 árboles y casi 8.500 arbustos, todo para crear un parque que luego gestionará el Ayuntamiento de Bilbao.

Un dato que avala la etiqueta verde del proyecto es que casi un 4% de los 86 millones presupuestados es para temas medioambientales.

Otra novedad del proyecto será el uso de las escorias generadas en factorías cercanas como Nervacero, la ACB o Acenor para elaborar la capa de asfalto externa por la que rodarán los vehículos. Es un árido siderúrgico reciclado que sustituirá al árido extraído en canteras de La Rioja y que, además de tener la misma calidad y mejor adherencia, “fomenta la economía circular en nuestro entorno”, apostilló el jefe de obra.

También es novedad el uso del BIM por primera vez en una obra pública de Bizkaia. Tal y como adelantó DEIA, esta metodología BIM, acrónimo en inglés de Building Information Modeling, permite trabajar en todo el proceso dirigido a mejorar su gestión con un entorno digital común a todos los agentes implicados en el proyecto y construir en digital y en 3D lo que posteriormente se construirá realmente. “Es un nuevo concepto en el que nos hemos adelantado”, explicó Rementeria ya que cuando se sacó a concurso este proyecto hace un año ya se incluyó en el pliego de condiciones, anticipándose a la obligatoriedad que será efectiva por ley a partir de julio próximo en todos los proyectos constructivos que se acometan en el Estado.