HARO (LA RIOJA). Los padres de la víctima han ofrecido hoy una conferencia de prensa en Haro (La Rioja), donde ahora residen, en respuesta al comunicado y la comparecencia pública el pasado jueves de los responsables del colegio.
Los dirigentes del colegio insistieron en la inocencia de este ex profesor, nacido en Logroño y condenado a once años de prisión, quien ha quedado en libertad provisional hasta que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre la causa.
"Las sentencias en un Estado de Derecho las dictan los jueces y, a la vista de lo expuesto, los portavoces del colegio Gaztelueta ni acatan, ni respetan, ni tampoco reconocen autoridad alguna", ha explicado el padre de la víctima, Juan Cuatrecasas.
Ha acusado al centro de generar "alarma social", ha reclamado que el Opus Dei, prelatura a la que pertenece el colegio, explique si avala las opiniones del centro y ha reprochado al obispo de Bilbao, Mario Iceta, que, "en el mejor de los casos, ha estado ausente" en este caso.
Cuatrecasas ha recalcado que, además de su petición al fiscal, la familia se reserva el derecho a emprender acciones judiciales contra el colegio, aunque cree que la comparecencia de sus dirigentes "da para que intervenga la Fiscalía, para empezar, por una humillación a la víctima".
Ha explicado que sus abogados estudian acciones legales porque creen que "en lo que se dijo desde el colegio hay varios tipos de delitos, el primero atacar a la víctima".
Si emprenden esas medidas, no se plantean obtener un beneficio económico de esta causa. "Nunca lo hemos reclamado, una indemnización no nos sirve" y "hubiéramos pagado mucho más porque esto no ocurriera", ha recalcado.
Cuatrecasas, que ha comparecido junto a su esposa, ha aludido a "ofensas graves" contra su hijo por los dirigentes del colegio, algo que sienta "un precedente de consecuencias incalculables" porque las víctimas "en vez de ser atacadas con crueldad, deberían ser protegidas, ayudadas y acompañadas".
La comparecencia de los dirigentes de Gaztelueta fue, a su juicio, "un triste y patético espectáculo", y se ha preguntado si "hablaban con la autorización del Opus Dei, entidad de la que el condenado es numerario".
Ha incidido en que "esta no es una causa contra esa entidad", pero "si en los próximos días no dicen lo contrario, entendemos que avalan la postura del colegio".
Cuatrecasas ha acusado al obispo de Bilbao de "poner palos en la rueda" de la causa "con cobardía, nocturnidad y alevosía" y de tener "una actitud deleznable" ante sus denuncias.
"Nuestro hijo, ha quedado demostrado, ni miente ni tiene un problema, como de un modo vil y execrable sugirió Imanol Goyarrola", director de Gaztelueta, ha asegurado.
Cree que ni esa persona ni el resto de los dirigentes del colegio "están capacitados para seguir al frente de ninguna institución que afecte a la integridad y al desarrollo de la personalidad de niños y adolescentes".
Por eso, también ha pedido al Gobierno vasco que "tome cartas en el asunto" y pida el cese de la dirección de Gaztelueta, aunque ha reconocido que las autoridades no tienen autoridad en un centro, que no es público, "pero quizá haya que exigir a todos los que reciben subvenciones que acaten la misma normativa".
"Gaztelueta -ha incidido- ha traspasado la frontera, ya no solo atacando a la víctima, sino defendiendo a un pederasta", a quien, según sus datos, le destinaron en un primer momento a un colegio de Australia y luego regresó a España.
Pero tras la sentencia de la Audiencia, "lo que está claro es que no han conseguido nada, como dicen, porque el condenado solo está en libertad a la espera del fallo del Supremo", del que no espera que revoque la sentencia, "aunque, quizá, baje la pena", ha dicho.
"Pero la sentencia de los magistrados de la Audiencia es dura y contundente y el recurso no afecta a los hechos probados", ha aclarado, "y a nosotros lo que nos importaba es que hubiera condena".
A nivel personal, ha admitido que él, tras la comparecencia del colegio, sintió "rabia e ira incontenible" por "conocer una visión tan absurda".
Tras una década, su hijo, quien tenía doce y trece años cuando ocurrieron los hechos, ahora estudia en la universidad, pero "sigue con los síntomas propios de un shock por estrés postraumático" y "el juicio fue para él una recaída", aunque, "en realidad, lo que está es cansado de todo esto, como yo".
Ha considerado que "ni mi hijo, ni cualquier otra víctima, con sus denuncias, jamás dañan a ningún centro, orden, asociación o institución", mientras que "quienes perjudican son quienes esconden, manipulan y faltan a la verdad y a la justicia".