SOPUERTA. Luna, Saki y sus compañeros no han llevado una vida fácil y por eso enseguida desatan su cariño hacia las personas que cruzan la puerta de su nueva casa. Detrás de esta iniciativa, que pretende ser más que un espacio de acogida en Sopuerta hasta que los animales sean adoptados, está la protectora APA SOS. Su presidenta, Sonia Brena, reside en la localidad encartada y pertenece al colectivo prácticamente desde su creación en 2003. Especialista en adiestramiento, participa en un equipo de canicross formado desde el mismo colectivo para reforzar el vínculo con los perros que han llegado hasta ellos y generar confianza. Con el pitbull Pit, Sonia subió al podio en una de las categorías de la prueba puntuable para la liga vasca recientemente celebrada en Galdames.

Los trofeos que ella y los demás corredores han obtenido están depositados en una estantería en el interior del edificio de una planta que se ha convertido en el gran proyecto de APA SOS. Cuenta con capacidad para 25 canes, “y ahora tenemos trece de diferentes razas que han traído incluso de fuera de Euskadi”.

Contrariamente a lo que se cree, no se abandona más a un perfil en concreto, sino que todos, más grandes o pequeños, pueden verse rechazados por sus dueños. Lo vienen comprobando desde que hace quince años la asociación echó a andar “colaborando con la perrera de Bilbao y poco a poco extendió su radio de acción por todo Bizkaia. Además de promover la adopción “con el objetivo de evitar los sacrificios” luchan contra el maltrato animal, una lacra que “en una comarca ganadera como Enkarterri no es baladí”. Con la apertura de un centro para gatos en Zorro-tza en 2012, APA SOS dio un salto cualitativo, pero les faltaba una base para los perros que rescatan, “hasta la fecha repartidos en hoteles caninos u hogares particulares”. La asociación se decantó por una parcela en la tranquila carretera de la Sota, en plena naturaleza y al mismo tiempo a un paso del centro de Sopuerta. “Aunque existe la percepción de que Enkarterri queda lejos, estamos al lado de Muskiz y desde Bilbao se viene enseguida”, explica la presidenta.

La distribución del inmueble está cuidadosamente planificada. Dispone de un recibidor, un office para la decena de voluntarios que se acercan en el día a día y “para que los adoptantes puedan tener un primer contacto con los perros”, los espacios independientes donde duermen los canes, otra área destinada a los cachorros y una consulta en la que un equipo veterinario de la zona examina a los animales. La parte más amplia del salón principal está reservada a las actividades. “Damos charlas, nos visitan colectivos como Apnabi, que trabaja con personas diagnosticadas de autismo y síndrome de Asperger y hace poco empezamos con voluntariado”, detalla Sonia.

Supervisión Desde la asociación son escrupulosos con las adopciones. Los candidatos completan un formulario previo a una entrevista telefónica y encuentro en persona. APA SOS puede realizar un seguimiento de la adaptación de los perros a sus nuevos entornos “no encajan, regresan con nosotros”. Además, respetan otra regla de oro: “no entregamos a los perros para que vivan en la calle guardando la casa, tienen que convivir con las familias”.

Los voluntarios de APA SOS colman de atenciones a los canes dentro de las instalaciones y en los recorridos por los alrededores que les sirven para preparar las competiciones de canicross. “Somos once personas, un grupo abierto a quienes quieran correr con nuestros perros”, invita la presidenta. Más adelante, no descartan incorporar una zona para gatos en el refugio y les gustaría hacerse cargo del servicio de recogida de animales de algún municipio próximo”.