Sensaciones, toque y distancias con juicio
PERMÍTANME recitarles esos versos casi cavernícolas y medio chabacanos que merodean por los greens de Internet sin autoría reconocida. “Ni con tee,/ni sin tee,/tienen tus golpes remedio./Con tee porque te salen altas./Y sin tee porque le das al suelo”. Redondeada la chanza ese espacio anónimo que atribuye las rimas a Gustavo Adolfo Bunker y todo suena ya a chirigota. No llega a tanto la historia que hoy vengo a contarles pero el XV torneo de golf Riozuri sí lleva consigo algo de ese alma: la cita se convoca entre numerosos empresarios y profesionales liberales con una vocación primera, conceder a los participantes una mañana de relax y respiros.
Esa es la intención que llevan consigo los hermanos Rafael, Luis Ángel y Gonzalo del Río que llaman, año tras año, a las tribus del golf para el encuentro sobre un césped donde cualquier prodigio está cerca, a golpe de putt o tras el vuelo de un swing. Se diría que la cita en ese deporte de sensaciones, toque con manos de seda y buen juicio en las distancias, no es competición sino encuentro entre amigos. Algo de eso hay, pero quienes salen al campo de juego, cada cual con su hándicap, arrastran consigo algo más que la buena voluntad y el desahogo. Llevan la ambición al límite cada vez que apuntan a la bandera. Sueñan con alcanzarla con el primer balazo, como dice que ocurrió, en no recuerdo ya qué guerra, con la bandera de Nápoles. Agarrados a esa fuerza de voluntad compitieron numerosa parejas con hándicaps aceptables. Es más, se diría que la reciente competicion de la Ryder Cup, donde ayer se escribieron paginas memorables -en la tarde de París Europa ganó 4-0 a Estados Unidos en los foursome, algo jamás nunca visto...-, alimentaba la ambición de los amateurs. Y entre ellos sobresalió la pareja formada por Patricio Valiño y Joseba Diego, que a la postre fue acreedora del laurel del torneo. Vamos, que fueron los ganadores en nombre de Kate Zaharra, un restaurante de altura.
Del segundo puesto hacia atrás se repite ese mantra tan habitual en cualquier competición: lo importante es participar. Sí, claro que sí. La victoria apenas cuenta, ¿verdad? Se vio claro cuando los participantes enfilaban las duchas de los vestuarios con sudadas de aupa. Aliviaron el peso de la derrota los refrigerios que llevaron hasta la casa de campo la gente de Basterra, con Enrique González al frente, las bodegas de cava Partxet (Itziar Corcuera al aparato...) y de vino de Murillo-Viteri, donde Kike Arroyabe y Mikel Rosón daban de berber al sediento, y los jamones de Pedroche que Anibal Falcón deshuesó con la habilidad de D’Artagnan y que daban de comer al hambriento.
A lo largo del mediodía, concluida la competición, por allí pasaron, además de los citados, Luis Saitua, Pablo de la Iglesia, los hermanos Toribio y Ángel Martín, Francisco Malvar, Eduardo Martínez, Óscar Sánchez, Ainhoa Llaguno, directora comercial de Lexus Bilbao; Pedro Ricote y Juan José Díaz, embajadores de Boomerang TV, productora de La Voz o la serie Presunto Culpable entre otros éxitos; Xabier Eskurza, Jon Mendizabal, Jesús Esmoris, Iñigo Gondra, Juan Ignacio Bengoetxea, Alberto Romero, Ismael Romero, Enrique Plaza, Antonio Camuñas, Josu Goitia, Ángel Seco, José Antonio Rodríguez, José Agustín García, Ramón Alkorta, Eduardo Cifrián, José Agustín García, Juan Francisco González, Iñaki Abarrategi, Leopoldo Sánchez, Nikolas Atxalandabaso, Boni Maestro, Adolfo Goikoertxea, Alberto Urionabarrenetxea, Juan Ramón Benavent, Javier Urgoiti, Alberto Ruiz, Fernando Mesa del Olmo, Felipe Barrenetxea; Jon Txaber Mendizabal y Daniel Castro, en nombre de Oki; Ramón Arroyo, Victor Ramiro Díez, Siro Allende, Juan Ignacio Bustamante y así todo un largo etcétera de jugadores que fueron felices por participar. Por supuesto.