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Raúl Portillo, el doble arcoíris de Karrantza

Raúl Portillo ganó dos medallas de oro en el mundial de ciclismo UCI gran fondo de Italia Mañana recibirá un homenaje de sus vecinos durante las fiestas patronales de El Suceso

Raúl Portillo, el doble arcoíris de KarrantzaR. Portillo

Karrantza - Sean Kelly y Lucho Herrera, “tan diferentes entre sí, me encantaban”. Raúl Portillo creció en Karrantza con las retransmisiones de las grandes vueltas en la década de los ochenta, cuando la vocación por el ciclismo no había despertado en él. Lo hizo tarde, pero con la potencia del mejor esprinter: acaba de subira lo más alto del pódium no una, sino dos veces en el campeonato del mundo UCI gran fondo en la ciudad italiana de Varese. Se emocionó al recibir sus medallas, como seguramente le ocurrirá mañana en el homenaje que le han preparado a las 18.00 horas, tras la carrera ciclista de las fiestas de El Suceso.

Tres veces campeón de España, cuatro de Euskadi, poseedor de otros dos contra el crono, también ha ganador las Vueltas a Bizkaia, Madrid, Castilla y León, Cantabria, Murcia, Aragón y Orense e innumerables carreras de un día. Corre con la ilusión de un debutante “haciendo malabares con mi trabajo en Bizkaibus y con la ayuda de mis compañeros de trabajo para poder cambiar turnos y días”.

En su juventud “no quería ser ciclista”. “De chaval es complicado dedicarte a un deporte con esta exigencia. Ahora he encontrado una forma de vivir que me aporta muchísimo para ser feliz en la categoría gran fondo” comparte. Estas pruebas no se reservan únicamente a los deportistas veteranos, sino que “puede inscribirse cualquiera a partir de los 19 años y el calendario se compone de “22 carreras clasificatorias para el mundial”.

Raúl se declara disciplinado para acatar las indicaciones de su preparadora, Iosune Murillo, y cuida su alimentación a través de una “dieta más que estricta supervisada por mi dietista, Ion Garraus: peso la comida y como determinadas cantidades en función de los entrenamientos” . Con vistas al mundial de agosto en Varese, se sometió a un exigente programa que incluyó “una concentración a 2.100 metros de altura a lo largo de 33 días en Pas de la Casa, Andorra”. Cuando aterrizó en Italia, “sabía que estaba en el mejor estado físico de mi vida”. No obstante, “el ciclismo es imprevisible” y otros factores entran en juego durante la competición.

En este caso, su intuición se reveló acertada. No hubo rival que doblegara a Raúl Portillo sobre un trazado de 22 kilómetros contra el crono. Se colgó la medalla de oro con el mejor tiempo de su categoría, correspondiente a ciclistas de entre 45 y 49 años, y del resto de los participantes. Para redondear la gesta, alzó los brazos en señal de felicidad al entrar en la primera posición tras pedalear por un circuito de 135 kilómetros en premio a su combatividad. “Me escapé en el primero de los cinco puertos del trazado, me atraparon en el segundo y probé otra de nuevo en el cuarto. Así entré un grupo de diez personas cuando solo faltaban 15 kilómetros para la meta”, narra. Se sentía con fuerzas para luchar por el triunfo en “un final que era bueno para mí, ya que acababa en una subida de dos kilómetros y 500 metros de trayecto por terreno llano”. No dudó en saltar una última vez. “Cuando pasé la pancarta del último kilómetro” supo que nadie podría arrebatarle la victoria: “el camino desde allí a meta no se me olvidará jamás”, evoca.

A Raúl Portillo le embargó la emoción en el podium al recoger dos dos reconocimientos “acordándome de mi aita” y en presencia de su madre y su mujer, que le arroparon en Italia. Al revivir “todo lo que había sacrificado por llegar al mundial en ese estado de forma... ¡Se me vuelve a poner la piel de gallina!”, confiesa, deseando rodar por las carreteras, “cualquiera, y mejor si pasan por Karrantza” y dejarse llevar por la adrenalina de la competición.