durango - Un año más, y ya van doce, los 550 alumnos del centro de enseñanza Maristak de Durango arrancaron el curso escolar con el propósito de superar un reto. Desde el centro educativo apostaron por trabajar los derechos de la infancia y los alumnos tuvieron que crear juguetes. “El reto de este año ha gustado porque da bastante juego”, explicó Dani Irazola director de Maristak, quien añadió que “buscamos algo que enganche al alumnado para que vayan adquiriendo la metodología que se aplica en el centro”.
Las creaciones no podían ser sexistas ni bélicas y tenían que ser participativas para el mayor número posible de usuarios. Como novedad, el objetivo del reto se explicó a través de un vídeo en el que unos niños pedían los juguetes a realizar.
En lo que a la jornada se refiere, de 8.00 a 10.00 horas los 550 alumnos tuvieron que dividirse en equipos de cuatro. Fue entonces cuando cada equipo creó un código de funcionamiento para llevar a cabo el proyecto. Una vez constituidos los grupos, los alumnos trabajaron en equipo para diseñar los juguetes.
Como viene siendo habitual, todos los grupos dispusieron de los mismos materiales: pajitas de material reciclado, dos platos de cartón, un metro de cuerda, diez palos depresores (abatelenguas que utiliza el médico), una cartulina, un papel de seda, dos cucharillas, cinta de carrocero, pinzas, gomas elásticas y tres tapones. “A partir de ahí han tenido que buscarse la vida y crear juguetes. El pasado miércoles el reto lo hicieron los profesores para ver si era posible generar muchas alternativas y la verdad que salió muy bien”, aseguró Irazola.
Del total de proyectos presentados -alrededor de 125 juguetes- fueron los propios estudiantes los encargados de elegir los 25 más interesantes. Así, cada aula estuvo representada por un proyecto que tuvieron que dar a conocer y explicar en el patio. “Sin duda alguna lo más difícil ha sido dar con la idea y decidir que juguete queríamos hacer”, subrayó Unai, alumno de Primero de Mecanizado.
Aunque para muchos esta era la primera experiencia, otros alumnos ya sabían lo que era enfrentarse al reto inicial de curso. “Este año ha sido más complicado que el pasado donde tuvimos que hacer un puente”, apuntó Iker, alumno de Segundo de Bachillerato mientras dejaba su creación en la mesa del patio.
Finalmente, cuatro grupos, uno por cada etapa (2º de Bachillerato Científico modelo D, 2º de FP Básica Eléctricos, 1º C del Grado Superior Diseño de Fabricación Mecánica y 1º C del Grado Medio de Instalaciones eléctricas y Automáticas) recibieron como premio vales para poder hacer compras de comercio justo.