ELI Bilbao puede presumir de que “el año pasado no me compré ni un tomate en la frutería”. Se abasteció de su propia huerta, que está en el balcón de su casa, en pleno Casco Viejo. Desde hace años cultiva hortalizas y frutales en la terraza de su ático con un notable éxito. Y además de hacerlo “porque me apasiona”, es una forma de predicar con el ejemplo, ya que se dedica profesionalmente a impartir cursos de huertos rurales y urbanos, estos últimos muy demandados en Bilbao y en los municipios de Bizkaia. Eli anima a todo el mundo a montar su propio huerto en el balcón aunque no tenga espacio “porque también se pueden plantar tomates en una jardinera”, asegura.

Eli confiesa que se “recicló de adulta”. Antes de formarse como técnico agrícola de agricultura intensiva en la Escuela Agraria de Derio trabajó en la hostelería, llegando a tener su propio bar, pero un buen día decidió que lo suyo era trabajar la tierra. “Tras estudiar en Derio estuve trabajando en el campo, pero la salud no me lo permitía; la espalda empezó a sufrir bastante, así que me reinventé”, recuerda orgullosa. Dice que se dio cuenta de que había mucha gente que quería aprender temas de agricultura sin que fuese su profesión, como un hobby”. Así que comenzó a dar clases, a la vez que sacó el título de formadora de personas adultas “para poder impartir cursos oficiales en Lanbide y porque no solo hay que saber de lo que uno es especialista, sino que hay que saber transmitir”. En un primer momento enfocó sus clases “hacia los aitites que tenían huerta y querían saber un poco más, pero me di cuenta de que también había gente joven que estaba interesada y de que había un boom con el cambio de la agricultura convencional hacia la ecológica”. Aquí es donde hace una pausa en el relato para afirmar que lo ecológico es lo que le apasiona. “Ahora doy todos mis cursos desde el punto de vista de la sostenibilidad, la ecología y la reutilización del producto”, dice.

La mayor parte de los cursos que están relacionados con los huertos urbanos los imparte en locales de asociaciones o ayuntamientos, “y de manera puntual en el campo”. El curso más demandado en Bilbao, por ejemplo, es el de “huerto en balcón y árboles frutales”. “¿Y a qué se debe ese boom de las huertas urbanas que comentaba antes?, le preguntamos. “A que hoy en día hay una gran inquietud por lo que comemos”, contesta, “aunque también hay mucha gente que lo hace por entretenimiento y otros porque tienen críos y quieren enseñarles de dónde vienen las cosas”.

Sencillo A la hora de entrar en detalles sobre los huertos urbanos que plantea a sus alumnos en los cursos que imparte, Eli dice que “es muy sencillo” montarlo en el balcón o en una maceta. “Si no te quieres gastar dinero se pueden utilizar las cajas de frutería, y si no, en una jardinera”, dice. Una vez decidida la superficie sobre la que se quiere montar el huerto, “es cuestión de ponerle una tierra que sea una mezcla de sustratos”, comenta Eli, “y como cuando una persona tiene un terreno en el campo no puede hacer un buen abono, en el caso de los huertos urbanos se puede comprar una tierra excelente en cualquier tienda”. El resto es tan sencillo como plantar y que salga el fruto. “Yo planto diferentes tipos de tomate, pero también tengo lombarda, pepino, cebolla... se puede plantar lo que se quiera”, dice. Aunque mucha gente piense que la huerta es para el verano, Eli aclara que en los meses del frío también se pueden plantar coles, coliflor, acelgas o puerros, entre otras exquisiteces de la horticultura. A pesar de ello, el rey de la huerta es el tomate.