Barakaldo - En la vida hay cosas que ocurren casi por vocación, pero hay otras que aparecen en nuestro tránsito vital para darle aún más sentido a nuestra existencia. Joseba Mirena Milla, Yoseba, nació hace 46 años en Barakaldo y, desde muy pequeño, estuvo ligado al mundo de la hostelería. “Empecé muy joven en esto, mi padre tenía un bar y siempre me recuerdo ayudando, echando un cable”, rememora. También muy joven, a los 15 años, tuvo su primer contacto con una moto, concretamente, con una motocicleta y, sin saberlo, sentiría un flechazo, descubriría un mundo apasionante del que ha hecho su hobby, su pasión. “No imagino mi vida sin motos”, reconoce mientras trabaja al otro lado de la barra del bar Las Quinielas de Bagatza.

Y es que Yoseba ha encontrado la fórmula de juntar la hostelería y las motos, las dos disciplinas que le apasionan. Así, Las Quinielas es la sede de Moto Racer Barakaldo, un colectivo nacido en 2001 y del que es presidente. “Se me ocurrió a mi la idea de crear el club y, finalmente, se decidió que fuese yo el presidente”, indica Yoseba. Han pasado 17 años desde que se crease el club, pero no se ha diluido ni un ápice la ilusión de este hostelero, su pasión por el motociclismo. “Ahora, en mi taller estoy restaurando un sidecar de la II Guerra Mundial”, explica.

En Las Quinielas, tirando cañas, sirviendo vinos y sellando apuestas de loterías, lleva media vida. Sí. Justamente media vida. “Hace 23 años decidí tener mi negocio propio y opté por abrir este local”, recuerda este hombre que ha visto el crecimiento del barrio en todo su esplendor. “En este tiempo no ha cambiado el tipo de clientela, la gente más o menos sigue siendo igual, lo que sí se ha notado es que entra más clientela a este local porque, principalmente, este barrio ha crecido mucho”, apunta. Conoce a sus parroquianos y sus parroquianos le conocen a él y eso se nota al entrar al local. “Este es un trabajo que me gusta pero como todo en la vida, a veces cansa”, indica Yoseba.

Cuando acaba su turno en Las Quinielas, comienza su gran pasión; las motos. Las conoce al dedillo porque con el paso de los años ha contemplado este mundo desde diferentes puntos de vista. Ha sido piloto de competición, es monitor de cursillos a aficionados y hasta tiene en su casa un pequeño taller en el que prepara y repara motos. “El que es motero lo lleva dentro. Las motos me dan libertad, me quitan estrés y me han hecho hacer muchos amigos”, apunta. Algunos de esos amigos se pasan tanto por el bar como por su casa y es con ellos con quienes vive muchas de las experiencias que ha ido experimentando a lomos de una moto.

“Hemos hecho viajes a África, a la Isla de Man, Jerez, a Motorland...”, enumera. En todas y cada una de las experiencias vividas, las dos ruedas tienen un papel protagonista. En los años 2011 y 2012 hizo sus pinitos como motorista de competición y, ciertamente, no le fue nada mal, ya que fue campeón de Bizkaia y de Euskadi y segundo de la Zona Norte en la categoría 1000 series. Todo ello le llevó a disputar hace seis años una carrera del Campeonato de España de Velocidad. “Empecé a probar y vi que no era demasiado lento, por eso empecé en el motociclismo de competición”, señala Yoseba, quien sostiene que “andaré en moto mientras que el cuerpo me lo permita, hasta que no pueda más”.

A la hora de destacar un circuito, el barakaldarra no tiene dudas y pone por encima del resto al de Portimao. “Es un lugar en el que voy a piñazo cada cuatro años, pero me encanta porque es un circuito que es una auténtica montaña rusa. Es imprevisible y eso me gusta por el tipo de piloto que soy”, apunta este hostelero que abre gas a fondo, mientras muestra dos señales de sus experiencias en 2012 y 2016 en dicho circuito.