BASTÓ con entornar los ojos y enfocar bien la mirada. Con eso fue suficiente para regodearse en un tapiz de Flandes, una de esas obras que reflejan la buena vida. Ayer se vio ese paisaje en la maraña de una melé donde se entremezclaron un buen número de nombres propios distinguidos del rugby que se congregaron en la sala BBK de la Gran Vía a primeras horas de la mañana, todo un preámbulo de esa procesión que desembocó en San Mamés para adoración del balón ovalado y un estilo de andar por la vida. Más allá de la práctica deportiva, en ese encuentro se descubrió cómo el rubgy esculpe a seres humanos mayúsculos como si su práctica imitara las manos del mismísimo Miguel Ángel, el legendario escultor romano.

Como antesala de las finales europeas de la Challenge Cup y la Champions Cup de San Mamés, el encuentro contó con el atractivo de una piedra imán. En ese encuentro de fuerzas se describieron las cuatro esquinas del campo de la vida: la disciplina, el respeto, la pasión y la solidaridad. De todo ello se habló en una sucesión de mesas y discursos moderadas por el periodista especializado en este deporte de acento británico, Fermín de la Calle, maestro de ceremonias de la cita. El foro empezó en torno a las 9.30 de la mañana con palabras y bienvenida del director general de la BBK, Gorka Martínez, el concejal Xabier Ochandiano; el vicepresidente de la Federación española de rugby, Juan José García Luna y la asesora de presidencia del Consejo Superior de Deportes, Eli Pinedo, exjugadora internacional de balonmano. Una vez concluidas las calurosas palabras, la conferencia inaugural, titulada Basque country, rugby country, corrió a cargo de Iñaki Laskurain, presidente de la Federación Vasca de Rugby. Visto lo sucedido en San Mamés a la tarde noche, el discurso estuvo cargado con la pólvora de la verdad, que tanto impacta.

Sobre la disciplina y sus estrictas leyes de colegio inglés en las rutinas diarias hablaron Jaime Nava, capitán de la selección española de rugby, la ya citada Eli Pinedo, y el director editorial de la Revista 22 y exjugador de La Moraleja, José Manuel Ibáñez. En esa melé de nombres propios donde se vio revuelta la buena vida también estuvieron presentes, para hablar con solemnidad del respeto, la mejor árbitro del mundo de rugby en 2016, Alhambra Nievas; Albert Malo, considerado el mejor jugador español de rugby de la historia y Miquel Martínez, presidente de la Unió Esportiva Santaboiana, el club de rugby más antiguo de España. Sobre la solidaridad brillaron las ideas Telmo Fernández Castro, director del Planetario de Madrid que en la década de los 80 formó parte del equipo nacional de rugby; Javier Urra, doctor en psicología y pedagogo terapeuta y miembro del Patrono del Comité Español de Unicef, y Mario Pérez Carretero, responsable de la Fundación Sanitas. Para hablar sobre la pasión y las fronteras del rugby, participaron en el encuentro Tom May, jugador internacional por Inglaterra en las modalidades de XV y 7, jugador en diferentes equipos como Newcastle, Northampton Saints, London Welsh y RC Toulon y embajador de la EPCR (European Professional Club Rugby); Sergi Loughney, director de la Fundación Abertis y viejo jugador internacional de rugby; Anne Fernández de Corres, vigente campeona de Europa de rugby XV con La Leonas, de las que es vicecapitana pese a tener solo 19 años y Joaquín Mollinedo. De todo ese encuentro tomaron nota Alberto Requena, Alfredo Fuldner, Belén Feduchi, Arturo Trueba, Fernando Martínez de las Heras, Alberto Iglesias, Juan Carlos Fernández, Aitor Menchaca, José Luis Agirre, Jon Ander Bilbao, Iñaki Irigoyen, Nacho Cordero, Ainhoa Zelaieta, Juan Carlos Igartua, Beñat Rodríguez, Ander Madariaga, Luis Hernández y una legión de seguidores de un deporte de nobles.