MÁS de 1.600 kilómetros median entre Balmaseda y San Severino Marche, pero los lazos afectivos acortan distancias. De la primera visita a la villa hace casi veinte años brotaron amistades que perduran. Las vacaciones se programan para visitarse mutuamente y se tienden la mano en los malos momentos, como cuando un terremoto asoló la provincia de Macerata hace dos años. Un inmejorable espejo en el que se fija Sopuerta ahora que se dispone a construir vínculos similares con Fluminimaggiore, en la isla de Cerdeña, del que la separan 1.500 kilómetros. Las afinidades culturales e históricas sustentan estos hermanamientos de Enkarterri con Italia que se revelan como una asociación de éxito.
La historiadora Julia Gómez Prieto sugirió un hermanamiento dentro de los actos para conmemorar el 800 aniversario de la concesión a Balmaseda de la carta puebla que le elevaba a la categoría de villa. Se descartó Oberammergau, en Alemania, que representa la Pasión Viviente una vez cada diez años, en favor del nexo compartido por el nombre del patrón, porque parece ser que se trata de dos santos diferentes. Las autoridades de San Severino Marche -de 13.000 habitantes también con un casco histórico monumental y apegado a sus tradiciones, como la festividad del Palio de los Castillos- respondieron con entusiasmo y así el 24 de enero de 1999 firmaban el hermanamiento con toda solemnidad. Aquel día se encontraba en el salón de plenos del ayuntamiento de Balmaseda Laura Martini, hija del concejal Cesare Martini que después accedió a la Alcaldía. Por su dominio del castellano ejerció de intérprete en una visita que no ha olvidado. A la comitiva italiana le asombraron “la participación de los vecinos en la vida social, la belleza de la plaza con esa iglesia imponente, el Puente Viejo, Santa Clara?” y la “simpatía, amabilidad y generosidad de los balmasedanos”. “Nos sentimos muy bien acogidos y si seguimos volviendo cuando podemos, es por su afecto”, agradece.
Los viajes se sucedieron “intentando enseñar los aspectos culturales, históricos, gastronómicos, artesanos y productivos de cada actividad y territorio cercano para intentar desarrollar futuras experiencias de relación”. Representantes de las corporaciones de Balmaseda en 1999 y 2001, de la Asociación del Vía Crucis Viviente o la Escuela Taller de Balmaseda estrecharon su amistad con sus hermanos en San Severino Marche. Pasearon por su piazza del Popolo, del siglo XIV, y admiraron La Madonna della Pace pintada por Pinturicchio, la joya de la pinacoteca local. A su vez, los settempedani llevaron su recreación histórica del Palio de los Castillos a las primeras ediciones del mercado medieval encartado “hasta que cambiaron la fecha de marzo a mayo y ya no pudimos ir porque quedaba demasiado cerca de nuestras fiestas patronales, que se celebran el 8 de junio”, cuenta Laura Martini.
No perder contacto Tras el entusiasmo inicial los cambios de portavoces municipales y el paso del tiempo han puesto a prueba esta relación: “Seguramente, si no se encuentra un hilo conductor que permita la continuidad, esto se acaba”. ¿Cómo evitarlo? “Creo que es importante que se impliquen las asociaciones y los jóvenes con elementos que compartimos, como el deporte y la cultura. Seguramente, también se podrían unir las escuelas, pero para organizarlo todo se necesita dinero y gente con ganas de trabajar sin conocer los resultados efectivos de antemano”. “Llegó a hablarse de suscribir un convenio con Fabio Murga para enviar granalla que cortara el mármol de su cantera”, apostilla Eugenio de Francisco, concejal de la CLI, que participó en la visita institucional de 2001.
Sí se ha abierto una vía al turismo. Hay balmasedanos que se desvían de los circuitos para hacer un alto en San Severino Marche; sus hermanos italianos “han conocido vuestras fiestas con las putxeras y han asistido a la Pasión Viviente, que nos han descrito como conmovedora e inolvidable”, según Laura Martini. Ese afecto mutuo mueve los hermanamientos. Balmaseda lo sabe por otra experiencia previa: la unión con la ciudad chilena de Balmaceda en 1993. En octubre un grupo de vecinos que asistieron allí al acto en el que se rubricó repetirá viaje para enmarcar el 25 aniversario.
Sopuerta mira más cerca. La Comisión de Hermanamiento constituida por asociaciones y vecinos de la localidad reeditará el contacto encartado con Italia, con la localidad de Fluminimaggiore, en Cerdeña. De unos 3.000 habitantes, también disfrutó de una época de prosperidad gracias a la minería. “Hemos oficializado el acuerdo en pleno y a partir de septiembre pensaremos en una visita, no sabemos si nuestra allí o viceversa dentro de un programa de subvenciones de la Unión Europea. El objetivo es generar actividad cultural, económica y por qué no también turística”, relata Fabio Cavaliere, un italiano en Enkarterri al frente de la Comisión de Hermanamiento. Afincado en Sopuerta desde hace diez años, ostenta la concejalía de Bienestar Social por la Agrupación Electoral Independiente. El vínculo con Fluminimaggiore nace con buenos augurios dada “la ilusión” con la que se recibió la propuesta en Cerdeña. Aprovecharán la tecnología que Balmaseda no pudo utilizar al principio para cultivar la relación. Y es que el primer contacto entre ambos alcaldes se realizará vía Skype.