Bilbao - Después de tocar muchas puertas, solicitar numerosas reuniones y de pasar muchas noches en vela, un grupo de madres ha decidido unirse y poner en marcha la creación de una asociación, bajo el nombre de Lagundu NEE Enkarterri con el objetivo de atender e informar de los derechos educativos a todas las familias cuyos hijos tengan necesidades educativas especiales.

La lucha de Raquel García con su hija Irati no es única en Bizkaia. Saioa, Julene e Irene son ante todo niñas con las mismas ganas de jugar que cualquiera de sus compañeros de clase. Pero ellas lo tienen más difícil, porque también se les ha diagnosticado un trastorno en el desarrollo. Tienen autismo y eso complica, según explican sus madres, el día a día de sus hijas. Este grupo de madres y padres ha decidido dar el paso de crear una asociación porque aseguran haber descubierto que en los colegios de sus hijas -bien sean público o concertados-, no ofrecen las atenciones especiales necesarias. “En un principio confiábamos en los profesionales del centro porque en teoría son ellos los que te van a ayudar pero pasados los meses te das cuenta que no puedes confiar”, dice Miren, ama de Julene.

Y es que en una sociedad en la que se trabaja por la inclusión todavía se siguen dando casos que hacen tambalear los pilares de una apuesta que pretende ofrecer apoyo a colectivos con necesidades especiales. Se trata de una realidad que se convierte en aún más frustrante cuando afecta directamente a niños con inquietudes, con ganas de reír. En definitiva, con ganas de vivir.

Saioa tiene 4 años y vive en el barrio bilbaino de La Peña. Su historia la dio a conocer DEIA cuando se le dotó del primer perro de asistencia en Euskadi para acompañarle en su desarrollo. Hace dos años el centro en el que estudia advirtió a Inga, su madre, que fuera buscando otro colegio porque no podían ofrecer a la pequeña las herramientas necesarias para tratar el autismo que padece. “Se me cayó el mundo encima”, dice. “Es muy duro que te digan que tu hija no avanza, mucho más cuando sabes a ciencia cierta que no se le está dando ninguna oportunidad. Eso es muy doloroso, muy frustrante. ¿Qué haces? ¿Te llevas a tu hija a casa? No puedes. Mi hija debe estar escolarizada”, reflexiona.

“Era una necesidad” Por eso, gracias a la creación de Lagundu NEE Enkarterri todas las familias que se encuentren en la misma situación podrán acudir a la asociación, quien les guiará en el camino. “Era una necesidad”, cuenta Raquel. Aun así, explica que no la han creado “para acompañar a hacer papeles” aunque asegura que si alguien se encuentra “muy perdido” en el camino estarían dispuestas a ayudarles en lo que hiciera falta.

Entre otras cosas, han aunado fuerzas para crear la asociación porque, en palabras de Raquel, como persona física “hay informaciones que no se nos pueden otorgar”, en cambio, si se convierten en persona jurídica “tenemos acceso a mucha más información sobre esta situación”. - Laura Fernández